Cádiz CF
¿Qué pasa con el Cádiz CF?
El club gaditano ha resultado excluido, con ignominia, alevosía y reiteración, del uso resolutivo que otorgan las nuevas tecnologías
Una vez superado más de un cuarto de competición, podemos concluir con absoluta seguridad que el Cádiz CF, equipo novato en la categoría, ha resultado excluido, con ignominia, alevosía y reiteración, del uso resolutivo que otorgan las nuevas tecnologías.
El VAR es instrumento de consulta que sirve para aclarar jugadas dudosas, conflictivas o esperpénticas, salvo que éstas afecten al cuadro amarillo, en cuyo caso todo se supedita a la exclusiva interpretación del árbitro que, comohemos comprobado, con tanta alegría, desparpajo e inverosimilitud adopta decisiones incomprensibles y contrarias a los gaditanos.
No repuestos aún de los varapalos ante Sevilla y Granada, el pasado sábado sufrimos una doble ración de esta dolosa actitud arbitral, con un penalti claro a Jens Jonsson del que se desdijo el colegiado y otro clamoroso por mano que, hasta el momento, no se han encontrado motivos que expliquen su no señalización.
Penaltis como éste se pitan varios cada jornada, de manera natural y cotidiana, pues se han convertido en jugadas que han adquirido recientemente el preclaro carácter de punibles. Paradigma de lo obvio, que funciona con todos menos con nosotros.
¿Qué pasa con el Cádiz CF? A estas alturas de LaLiga, de transformar las penas máximas birladas por los trencillas, contaríamos con cinco puntos más de los quince que figuran en la tabla clasificatoria. Y cinco puntos son muchos, considerable cantidad que nos darían la vida, que hasta nos podrían otorgar la salvación en las taquicárdicas jornadas postreras.
El caso es que entre la consabida contumacia arbitral y el espeso juego ofensivo ofrecido ante un rival con diez, perdimos una pintiparada ocasión de obtener una victoria en Elche. Extremo éste al que poco contribuyó el sorprendente doble cambio por el que abandonaron el terreno Álex Fernández y Salvi. El primero porque, a pesar de contar con tarjeta, era el hombre indicado para transitar con fluidez el esférico, y el segundo, porque ganaba la línea de fondo y metía centros peligrosos para el posible remate de los dos delanteros.
Pero mantenemos en alto el ánimo...y la esperanza de ser medido por el mismo rasero.
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