Cádiz CF
El fútbol nos lo debe
Muy injusto y extremadamente cruel ha sido el fútbol con el Cádiz CF en el último tramo de la temporada
Este deporte es tan imprevisible y caprichoso que tal vez nos tenga reservada una alegría final
Doloroso domingo para el cadismo, jornada de marcados claroscuros para la ciudad. Una ola de alegría, con su descomunal marea de esperanza en amarillo y azul, recorría la ciudad durante el día y una nube de negras incertidumbres la cubría de melancolía por la noche. Afligida, cabizbaja, circunspecta, con mirada perdida y palpitar ausente, la afición cadista abandonaba el viejo Carranza ahogada en un pozo de tristeza, convencida de su trágico destino, inmersa en la maraña de una tragedia de cuyas redes pareciera no poder escapar.
De la ilusión al desengaño, de la alegría al estupor, el encuentro frente al Real Madrid constituyó un cúmulo de fuertes emociones encontradas, un vertiginoso vaivén de acritudes y alegrías, solo apto para corazones endurecidos.
Muy injusto y extremadamente cruel ha sido el fútbol con el Cádiz CF en el último tramo de temporada, pero el reciente y casi decisivo duelo del pasado domingo puede adqurir ya el rango del auténtico colmo, de funesta saturación de los infortunios. No se recuerda un duelo en el que tanto exista en juego y en el que se hierren tal cantidad de clarísimas ocasiones de gol, en el que no faltó su momento superlativo con el fallo del penalti a escasos minutos del final, que tanto hubiera cambiado la situación de haberse transformado.
Pero ese halo de aflicción que todo lo inundaba, ese desasosegante pesimismo que ennegrecía todo tipo de presagios se ha ido tornando, a lo largo del transcurrir de la semana, en una creciente dosis de de sereno optimismo. Cierto es que nuestra salvación pende del fino e incontrolable hilo que ha de marcar el dictamen de otros resultados, pero el fútbol es tan imprevisible y caprichoso que tal vez nos tenga reservada una alegría final, esa que compense de tantas penalidades, desventuras y atropellos arbitrales recibidos.
Ya las horas avanzan raudas, los minutos liman con frenética celeridad el tiempo que resta para la hora marcada. Si dos horas después el Cádiz CF ha sido capaz de ganar en Vitoria, estaremos salvados. Seguro. El fútbol nos lo debe.
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