Cádiz CF: Aquella soleada tarde

Pepe Reyes

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10/06/2021 a las 09:46h.

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Impreciso por la nebulosa que el tiempo crea, deformado por la dentellada de la nostalgia, el recuerdo de aquel 5 de junio de 1977 percute en nuestros corazones cadistas como el nítido latido de una temprana ilusión, como el culmen emotivo de un anhelo de la infancia.

La eclosión de júbilo de aquella tarde, la alegría desbordada con que los goles consecutivos de Villalba y Ortega inundaron Carranza, el estallido de felicidad cuando terminaba el partido ante el Tarrasa y se comprobaba que era verdad, que era cierto, que no se trataba de ningún sueño, que el Cádiz CF de nuestros amores acababa de ascender, por primera vez en su historia, a Primera División.

Ya no habría que esperar a las estivales fechas del Trofeo para contemplar a las estrellas de la élite, a los grandes conjuntos de la Liga, ahora lo harían en partido oficial y frente al emergente cuadro amarillo. Superlativo logro con el que el destino compensaba anteriores decepciones sufridas. Pues ese equipo del ascenso había cimentado su base tres temporadas atrás, cuando el Cádiz CF deslumbró a la España balompédica con un fútbol primoroso, de tiralíneas, que bajo la prestigiosa batuta del veterano Don Domingo Balmanya despertaría el soplo decidido de una esperanza soñada.

Corría el año 1974 y en pocos meses conocimos la extrema crueldad que este deporte podría encerrar: la selección española se quedaba sin Mundial al perder ante Yugoslavia en partido de desempate, al Atlético se le esfumaba la Copa de Europa en otro desempate con el Bayern, entretanto Peret hacía el ridículo en Eurovisión y, para cerrar el círculo de las desgracias, tras ostentar toda la campaña puestos de ascenso, al Cádiz CF se le escurría de las manos, para tristeza de la afición e incrédula estupefacción de aquellos niños que éramos.

Tras dos años de nuevos intentos fallidos, por fin se alcanzó la gloria en esta fecha que ahora se conmemora. Aquella soleada tarde de un día imperial de primavera, ambigua en el recuerdo, atravesada de nostalgia, quedará siempre como una de las más felices de nuestras vidas.