CÁDIZ - BETIS
La pizarra del Cádiz 1-2 Betis
El conjunto amarillo mostró su gran gen competitivo y fue capaz de anular durante buena parte del encuentro a los jugadores ofensivos verdiblancos
Si hay que perder, que sea así
El Cádiz volvió a demostrar por qué es sumamente complicado que pierda un encuentro. El planteamiento defensivo, y la exigencia que este requiere, está siendo la clave desde que Sergio tomara asiento en el banquillo amarillo. El buen hacer atrás se conjuga, minimizando errores y maximizando aciertos – como en la mejor etapa de Cervera -, con eficacia en la parcela ofensiva. Pero hay detalles que no entran dentro de las tácticas y los estudios previos al encuentro, como la genialidad de Fekir o el inocente penalti de Alcaraz sobre Borja Iglesias. Una cosa está clara: si hay que perder, que sea ofreciendo una buena imagen ante uno de los equipos en mejor estado de forma de LaLiga Santander. Este Cádiz le compite a cualquiera.
Dominio repartido en la primera
El conjunto gaditano se presentó ante su afición en el Nuevo Mirandilla con los mismos titulares que los elegidos en Mestalla. Sergio González volvió a apostar por Lucas Pérez como acompañante de Álvaro Negredo en ataque, y no tocó absolutamente nada más.
El Cádiz le imprimió mucho ritmo e intensidad a los primeros minutos de juego, abortando todo intento asociativo de los verdiblancos. Solo Sabaly fue capaz de romper la línea defensiva amarilla en el primer tiempo. En una de esas llegó lo más destacable: el gol anulado a Canales por fuera de juego de Fekir. Aunque pueda parecer polémico, lo cierto es que el francés hace por disputar la pelota y, en el momento en el que interviene, está cometiendo una infracción. Un Fekir que, por cierto, estuvo muy bien controlado hasta el descanso. Esa acción dio paso a una nueva fase en el encuentro, en la que el Betis comenzó a dominar sin crear peligro sobre la portería de Ledesma.
El arreón amarillo trajo premio
Tras la reanudación, el mexicano Guardado avisaba a todos los presentes con un tremendo disparo al travesaño. Sin embargo, el Cádiz pareció espabilar y logró instalarse en las inmediaciones del arco defendido por Claudio Bravo. En una de esas, y tras un grave error defensivo verdiblanco, llegó el gol de la ‘gaviota’ Alejo. Esto dio alas a un equipo que levantó y de que manera al público del Mirandilla y que gozó de alguna que otra ocasión para haber aumentado la brecha en el marcador.
El extremo pucelano tuvo que ser sustituido debido a unos calambres, y en su lugar entró Rubén Sobrino, pero era insuficiente. A la hora de partido, momento de la sustitución, el Cádiz comenzaba a notar el esfuerzo realizado. Eso, combinado con los cambios introducidos por Pellegrini, remataron a un bloque que había remado de lo lindo para estar por delante en el electrónico.
Sergio tardó en hacer cambios
El técnico chileno visitante introdujo dinamita ofensiva, dando entrada a jugadores como Borja Iglesias, Cristian Tello, Joaquín o Héctor Bellerín. Corría el minuto 68 y el partido había cambiado, aunque la mayoría no fueran conscientes de ello. La gasolina amarilla se terminaba y los refrescos béticos hicieron sucumbir al Cádiz. Tello y Fekir fabricaron un golazo que ponía el empate. Apenas siete minutos después, una desafortunada acción de Alcaraz desembocaba en una pillería de Borja Iglesias, que, después de dar dos pasos, optó por ir al suelo. El VAR llamó y Gil Manzano contestó. El propio delantero se encargó de convertir la pena máxima, y tuvo un feo gesto ante la grada que tuvo que ser recriminado por Espino.
Tras el gol que daba la victoria al Real Betis, Sergio González sí movió el banquillo y sacó a Álex Fernández y Lozano para terminar con Akapo y Espino actuando de extremos, Luis Hernández y Chust como centrales, Álex y Alcaraz en la medular y mucho potencial ofensivo sin una posición clara. Sobrino, Lucas Pérez, Negredo y Lozano estuvieron juntos durante los últimos compases del choque para tratar de lograr un empate que no llegó, pero que hubiera sido justo y merecido.
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