Cádiz CF

Sergio, un entrenador de acción más que de reacción

Si hay algo que se le puede achacar al técnico catalán es su tardanza en los cambios y lo que le cuesta amoldarse a las circunstancias que le propone el adversario con el partido avanzado

La crónica del Cádiz - Betis

Sergio ivivó su peor partido en Carranza como entrenador del Cádiz. Francis Jiménez

Alfonso Carbonell

Poco o nada se le puede achacar a Sergio desde que ha cogido las riendas de un muerto para resucitarlo. Pero como eso sería muy aburrido y un pelín de abrazafarolas habrá que sacarle punta a algunos detalles, que no lo son tanto ya que pueden costar puntos. Y eso, a la altura que estamos es de mortal necesidad. Al entrenador del Cádiz le cuesta la misma vida hacer cambios.

Si en algo coincidieron los cadistas que vieron perder a su equipo a la conclusión del choque fue en señalar que Sergio tardó una vida en efectuar cambios. Mal le dejó su colega, puesto que Manuel Pellegrini efectuó tres con los que cambió el rumbo del partido. Joaquín, Tello y Borja Iglesias. El primero dio inicio a la jugada con la que el segundo empató el partido. Y el tercero fue objeto de un penalti de risa que acto seguido transformó dejando mudo al cadismo y a su entrenador pensativo.

De hecho, la cara que reflejaba Sergio en esos últimos minutos fue muy significativa y por el bien del cadismo se espera que la haya cambiado durante el fin de semana. Y es que su rostro parecía ido, perdido, triste e impotente. Y en parte era lógico porque sabía que se le iban unos puntos que podía haber amarrado y que eran claves para afrontar con algo más de vida los siguientes envites que se aproximan por un calendario temible. Y eso que aún el Mallorca no había ganado al Atlético para meter al Cádiz en el hoyo.

La derrota no fue justa. Es cierto que cuando el Betis se ponía a jugar se apreciaba donde estaban los millones.Tan cierto como que el Cádiz neutralizó en muchos momentos a su rival, al que le llegó a arañar con el gol de Alejo después de varias llegadas al área de Claudio Bravo. Pero con ese 1-0 en el marcador, llegó la reacción de Pellegrini, que sobra decir que tiene muchísimos más quilates en su banquillo que los que puede tener Sergio. Pero eso no puede ser excusa. De hecho, no lo es. Sergio se acomodó en el resultado y lo pagó. Dejó hacer a su oponente y quedó desarmado. Tan solo cambió de cromo (Alejo por Sobrino) mientras el técnico chileno sacaba calidad, ingenio y gol.

Mientras el Cádiz daba muestras de cansancio y cedía terreno a un rival que iba creciendo, a Sergio sólo se ocurrió refrescar la banda derecha en el 63’ mientras que Pellegrini hacía lo propio por partida doble cinco minutos después metiendo a Bellerín y Joaquín y recolocando en el centro a Canales. ¡Qué futbolista! Con el mando del balón recuperado, el ingeniero siguió agitando el árbol e introducía a Tello y Borja Iglesias en el 76’. Mientras, Sergio observaba. Y llegó lo que se venía oliendo. En el 78’ Tello empataba y en 84’ se producía la remontada tras un penalti inexplicable. Y todo, con un Cádiz hundido y sin cambio alguno. Ya en el 86’, según las escrituras, saltaron de manera testimonial al campo el Choco Lozano y Álex Fernández. Ruina.

Sergio ha dado con el once de gala. Ha utilizado a casi todos sus hombres y al décimo partido se ha centrado en once. Craso error . Al entrenador catalán, al menos por lo que se le conoce en estos primeros dos meses de trabajo, se le puede considerar un entrenador de acción más que de reacción.

Sobra decir que su gestión al frente del equipo está siendo sobresaliente. Trabaja y prepara los partidos de una manera tan concienzuda que después da gusto ver como se plasma en el verde. Calculador, equilibrado y consecuente, el técnico de Llobregat clava los planteamientos. Sergio debe ser para la banda como ese general que explica la batalla sobre unos planos y después sus guerreros comprueban que el tío lo ha vuelto a hacer. Si Cervera era un excelente lector de partidos, podría decirse que su complemento perfecto sería Sergio, que los planifica de gran categoría. Pero a diferencia de su antecesor, que en los descansos de los partidos daba auténticos recitales de reaccionar ante una adversidad, Sergio es más entrenador de acción que de reacción.

Muchos han sido los encuentros en los que Sergio se ha perdido a la hora de hacer los cambios. En sus primeros duelos en el banquillo solía agotar los cinco cambios llegando a desfigurar por completo todo lo andado anteriormente. De hecho, es muy posible que cada vez haga uso menos de esos cinco cambios post-pandémicos debido a que en vez de mejorar, empeoraba la situación. Aquí sí se parece a Cervera, que comenzó a liarse con tantos cambios ya en su última etapa al frente del banquillo amarillo.

Antecedentes

Aún se le recrimina a Sergio lo que tardó en hacer los cambios en Mallorca en lo que fue su primera derrota en Liga. Y no solo eso, cuando realizó los dos últimos ¡en el 90! desenfocó tanto el tiro que acabó pegándoselo en el pie. Y es que hasta ese momento del inexplicable doble cambio con 2-1 en el marcador su equipo había conseguido salir del dominio bermellón para comenzar a llegar a campo contrario con cierto criterio y ligando aproximación tras aproximación al área contraria. En ese momento previo al descuento de un partido en el que el VAR entró para pitar ese penalti de chiste de Ledesma sobre Ángel, el Cádiz estaba llegando y dominando en busca del empate pero acabó enfriándose con la entrada de dos hombres (Idrissi y Perea) que desdibujaron el plan entre la adaptación al partido y demás factores que acompañan a dos futbolistas con cierta querencia a la pachorra. El añadido fue de cerca de diez minutos pero fue entrar ambos interiores y el juego del equipo se adormiló camino de su primera derrota con el nuevo entrenador.

Lo dicho. Hasta el momento Sergio es un entrenador de acción , que no de reacción. Es un gran estratega de sus rivales y en la mayoría de las ocasiones les ha ganado la partida o se la ha empatado como ocurriera con dos colegas de esos que ven en el terreno de juego un tablero de ajedres, Pepe Bordalás y Quique Sánchez Florez, con los que firmó tablas tanto en Carranza como en Mestalla.

La derrota ante el Betis duele más por cómo fue que por la pérdida en sí de los puntos ante un rival que lucha por meterse en Champios. El lío en el que se ha metido el Cádiz una semana antes de pisar el Nou Camp es importante. Sergio no habrá parado de darle vueltas a un momento del partido en el que debió parar al Betis si no con cambios tácticos, sí con la entrada de dos jugadores para parar el partido. Sin duda, esas dos ventanas que dejó sin abrir le sirvió al Betis para darle continuidad a su juego, con ese con el que remontó un partido que lo pudo tener en la mano el Cádiz. Aún queda vida por delante y hay tiempo para todo, pero lo primero que debe hacer Sergio, y cuanto antes, es reaccionar.

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