Mauricio García - Cádiz CF | Opinión

Vuelva a La Escalerilla

Noventa minutos, unas entradas regaladas, un amigo haciendo una peineta y una foto de un vaso con refresco e hielos en un palco bastan para que la platea se pueda volver a pitar al palco

Que regale entradas a sus amigos o hermanos sevillistas no deja de ser una anécdota que enfada porque da la pinta de que se cree más listo que el resto de los mortales, lo que traducido resulta, creer que el resto es gilipollas

La indignación del cadismo por convertir su estadio en «un pequeño Sánchez Pizjuán»

Manuel Vizcaíno en un entrenamiento del Cádiz. Antonio Vázquez

Mauricio García

Hace algunos meses dije que no me gustaban las formas de Vizcaíno. Más tarde lo mandé al bar La Escalerilla , donde los Mejías, Juan José, Mágico y compañía se tomaban una cerveza con un bocadillo después de entrenar, para ver si se le pegaba algo de la idiosincrasia del club. Le recordé que hacer un tourné por la provincia, salir en un coro y cargar un paso al estilo gaditano no le era suficiente para entender todo esto que preside.

La noche del lunes ha demostrado que igual sabe mucho de fútbol, de moverse en la LFP o en la Federación, pero que le falta por entender el significado del color amarillo en la ciudad. No le ayudó su amigo Del Nido, haciendo una peineta, no sé a quién ni me importa, en los aledaños del sagrado estadio c adista. Tampoco sorprende de un tipo que va a comer a un restaurante de El Palmar vestido con la camiseta del Sevilla, por si el personal que por allí había no se percataba de quién era.

Sigo pensando que no es mal presidente para el Cádiz porque, al fin y al cabo, su trabajo es esto del fútbol, y mientras el de la peineta y su hijo no puedan volver al club de Nervión, cuanto mejor le vaya al Cádiz mejor le irá a él, por tanto es un binomio de interés particular que, de momento, nos puede valer.

No obstante, siguen sin gustarme sus proyectos grandilocuentes extradeportivos, ni sus formas . Que regale entradas a sus amigos o hermanos sevillistas no deja de ser una anécdota que enfada porque da la pinta de que se cree más listo que el resto de los mortales, lo que traducido resulta, creer que el resto es gilipollas . Da igual si se excedió el aforo o no, o si se la ha intentado colar a Tebas, Rubiales o Cefferin, lo importante es que se mintió.

El caso es que Vizcaíno se ha metido en un problema por no conocer al socio . Porque al socio le jode que le mientan, que traigan a aficionados sevillistas gratis a 'mearse' en su cara, que haya comida en el palco pal de la peineta mientras él solo puede beber agua y que para colmo el equipo vaya como va.

Y se ha metido en un problema porque hasta ahora los malos resultados habían dividido a la afición en un debate sobre la filosofía cerverista. Nadie había osado a pitar al equipo porque da reparo pitar a los hombres y el entrenador que nos ha llevado a la gloria. Tampoco se había pitado al presidente porque en cierta manera así se mostraba disconformidad con lo que pasaba en el verde.

Noventa minutos, unas entradas regaladas, un amigo haciendo una peineta y una foto de un vaso con refresco e hielos en un palco bastan para que la platea se pueda volver a pitar al palco . Y créame, es por lo que pasa en el verde, que el equipo no va, pero también porque aún no se ha enterado de lo que se cocía antaño en el Bar La Escalerilla o en la puerta del Mesón Riojano, por muchos domingos de coros que lleve subido en lo alto de una batea.

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