Cádiz CF
¡Vaya veranito!
La eternidad que ha pasado entre final de la Liga 21/22 y el inicio de 22/23 ha originado que la directiva llegue al inicio liguero bajo un notable desgaste
Dicen que el calor crispa al personal y este verano ha habido hasta dos olitas. Puede que este dato sirva para entender un poco el malestar generalizado que existe en la afición cadista (excepto, por lo que se ve y se lee, en la Federación de Peñas ) a pocos días de abrir el campeonato nacional liguero.
Era el 22 de mayo cuando el Cádiz CF alcanzaba la gloria en Mendizorroza y le ponía la guinda a una segunda vuelta para enmarcar. El cadismo al completo se felicitaba y no había lugar para las malas caras, el rencor o el fastidio. Todo eran parabienes. El Cádiz CF de Sergio había conseguido la proeza de la salvación y hasta la Diosa Fortuna se había aliado con los intereses gaditanos para revivir esas agónicas permanencias que se sufrieron, padecieron y finalmente se celebraron allá por los 90 con Manuel de Irigoyen en el palco y el quirófano en en el antepalco.
Lo dicho, todo era fiesta. Una fiesta que ya comenzó a empañar el propio presidente al soltar una de sus extrañas y equivocadas frases en un momento que no era el adecuado. «No tenemos nada que celebrar», llegó a decir el sevillano para retratarse como lo que es, un advenedizo en el barco del cadismo, ese que se hizo grande celebrando salvaciones milagrosas año tras año a base de infartos, angustia y sacrificio. ¿Cómo que no hay nada que celebrar? ¿Entonces para qué demonios llevan corriendo estos muchachos de amarillo desde enero?
Más allá de la consabida grandilocuencia de un empresario del fútbol como Vizcaíno, lo cierto es que había que celebrar y mucho. Pero a la afición no se le invitó. Con más o menos acierto, no hubo recibimiento en las Puertas de Tierra y la plantilla celebró la permanencia en una bodega de la vecina Jerez. Poco o nada importaba. El club, desde arriba hasta abajo, había cumplido de sobra y como si querían festejar la permanencia en un karaoke de Viapol. El trabajo estaba hecho y la afición, contenta. Y punto.
Pero en eso que llegó el verano, los jugadores se fueron de vacaciones y la afición se centro en lo suyo. O sea, en dejar pasar el tiempo hasta que, llegado agosto, ha comenzado a preocuparse por el estado de la plantilla, esa misma en la que apenas han entrado dos caras nuevas (Zaldua y Mabil). Y claro, eso ha gustado poco. Pero no por ello ha sido la nota más discordante. No, ha habido varias. Tantas como para pedir la dimisión de Manuel Vizcaíno en el pasado Trofeo Carranza por una parte no minoritaria de la grada. Alucinante. Sí, resulta alucinante que se le pida la dimisión a un presidente que ha puesto al equipo en Primera por tercer año consecutivo tras cogerlo hecho jirones en el pozo infecto la desaparecida Segunda B.
Lo cierto es que bajo ese cántico de 'Vizcaíno dimisión' no solo se encontraba ese suspenso a la gestión deportiva en el mercado de fichajes. Vale que el Atlético estaba bailando al Cádiz CF y que las vergüenzas del debilitado once de Sergio estaban poniéndose al descubierto delante de todos los cadistas, pero bajo ese reproche de la afición al presidente se encerraba, además de la consabida exigencia de que mejore la plantilla a base de fichajes, muchas pequeñas gotas que han llegado a colmar el vaso de la paciencia. Hagamos un repaso del veranito cadista. Porque, ¡vaya veranito 'miarma'!
Despido del Ardentía
Es un tema banal , una gotita, pero dejó su resquemor en no pocos amigos cadistas del 'speaker de la Caleta'. Además, sus servicios prestados -200 euros por partido- fueron aprobados por la mayoría de los aficionados que disfrutaron con sus alocadas, disparatadas y eficientes manifestaciones a la hora de presentar a los jugadores y comunicar los cambios y los minutos de descuento. Triunfó en la grada, pero no en el palco. Vizcaíno no lo renovó y Juan Ardentía dejó escrito en redes su malestar por el trato recibido por algún que otro empleado del club. Ya en la fiesta del ascenso en Jerez no fue llamado ni invitado y la noticia de que no continuaría no tardó en producirse.
La 'no despedida' de Salvi
Otra cosita insignificante. O no. Porque no despedir a un futbolista tras siete años de servicio al club después de fastidiarle su futuro al no dejarle salir a un Primera para que se ganase su vida y la de sus próximas generaciones está más que feo. Pero así es la película que se rueda en Carranza y así es el guion de quien lo escribe. El sanluqueño llegó al Cádiz CF procedente del Villanovense, equipo extremeño de la Segunda B al que se fue para, literalmente, bajarse del andamio y luchar por una carrera de futbolista. Y a fe que lo consiguió. Con sangre, sudor y lágrimas. Cantidades industriales de todo ello dio Salvi en el Cádiz CF, equipo al que ayudó a subir de Segunda B a Primera. Pues bien, no sólo el Cádiz CF no le dedicó ningún homenaje de despedida al estilo irrisorio del que le dedicó al ' espantapájaros Augusto Fernández' sino que incluso Vizcaíno tuvo la mala sangre de recordar en una entrevista que Salvi «lo tenía hecho ya con un equipo desde enero». Lógico, presidente. Justo el mes en que la regulación le da derecho a negociar con cualquier club al finalizar su contrato con un equipo que no le iba a renovar. Son las cosas de ganarse la vida... Omitido el homenaje a Salvi, que hasta el último día aportó su granito de arena en la permanencia, sí que se lo concedió su afición. Primero, en Carranza tras el empate frente el Real Madrid y una semana después en la victoria en Vitoria. Por no hablar de las redes, donde los aficionados destacaron la poca clase de la directiva cadista para con quien había sido un obrero de pico y pala desde Segunda B hasta Primera.
Algo parecido ha pasado con Carlos Akapo , un futbolista que se dejó, literal, el pie por la permanencia y al que Vizcaíno le ha vuelto a afear en público al decir que «él sabe lo que ha pasado y el motivo por el que no ha renovado por el Cádiz CF. Quizá estuvo mal asesorado por los intermediarios que prometen cosas que luego no cumplen». Unas palabras, cuanto menos, prescindibles puesto que no se trata más que de pormenores de una negociación privada. Ya saben, eso de los trapos sucios es mejor lavarlos en casa no se estila en los despachos de Carranza con determinados futbolistas.
De los abonos más caros
La primera crítica fuerte que se llevó el club fue con ocasión del precio de los abonos. Tan sólo los de Segunda B fueron los agradecidos e incluso muchos de ellos comentaron en su día que no verían nada mal que le subiesen algo a ellos si eso sirviera para abaratar un poco los abonos a los nuevos. El caso es que hasta para esto Vizcaíno no está obrando como debiera del todo ya que en sus ínfulas de enorgullecerse por el abonado de Segunda B y todas esas monsergas -que está muy bien, pero tiene trampa- está arruinando el crecimiento de la masa social del club. No son pocos los abonados de Segunda o Primera (categoría podría decirse dada la división que está generando entre cadistas la propia directiva) que este año han declinado renovar su abono dado el altísimo coste que le supone pasar por caja. Y más si hay hijos de por medio. Unos hijos que, por cierto, no tendrán otra que hacerse del Madrid o el Barcelona dado que sus padres se quedarán en casa ante los precios prohibitivos que abundan por la plaza de Madrid.
Comisión de 2,5 euros por las entradas gratuitas
En esta parcela también lleva su parte alícuota de responsabilidad el vicepresidente Rafael Contreras, quien por cierto tampoco cuenta con muy buena prensa que se diga entre muchos aficionados cadistas dados los pufos empresariales de Carbures o Torrot. Desde que el empresario afincando en El Puerto llegó al club, este se ha encaminado hacia una reconversión digital que lo está alejando del sector más añejo y tradicional del cadismo. Que si el carnet digital, que si Plaiz que si plin. El caso es que el personal está harto de pedir y reclamar su carnet físico para llevarlo en la cartera y no tener que estar esclavizado al móvil de turno. Por no hablar de esos valientes que por no tener, no quieren tener ni móvil para aislarse cuanto más mejor de una sociedad tan infantil como hipócrita. Pues bien, todo esto viene a cuento de la última medida para hacer caja. Perdón, la penúltima. Bueno, o la enésima. Que más da porque seguro que vendrán más. Y es que lo que iba siendo una acción loable del club, la de dejar gratis para los abonados el partido ante el Atlético, se acabó convirtiendo en una dura crítica al vicepresidente por ser este el encargado de gestionar todo lo que sea tecnológico. El caso es que el socio iba gratis al encuentro, pero tenía que activar su carnet para habilitar su entrada. Pero, ¡oh, sorpresa!, la mera activación de la entrada tenía un gasto de gestión de 2,5 euros. Esta comisión por la entrada eclipsó al ya de por sí engorro de activar el carnet, algo que no tardaría en volverse a activar. Nunca mejor dicho.
Las tercermundistas colas en el Trofeo
Otra crítica por derecho han sido las indignantes colas que se vivieron en el día del Trofeo Carranza. Hubo abonados y aficionados que entraron pasada la media hora de juego. Incluso en una de las puertas de acceso al estadio no se dudó en saltarse el cordón policial ante la lentitud y apelotamiento de las entradas. Fruto de este cabreo se puede entender los gritos que se pudieron escuchar cuando el Atlético metió el 0-3 de 'Vizcaíno dimisión'. Esa gota puede decirse que colmó el vaso de la paciencia de una afición que, desde fuera de nuestras fronteras, sorprende que esté de uñas con su directiva cuando debería estar sobre una nube. Y es que en un club que se precia de estar a la última en la era tecnológica, ver esas tercermundistas colas no deja de causar impacto.
La activación de los carnets
Sin duda ha sido el detonante para que el cadismo intente decirle a su presidente que basta. La activación de un carnet que ya se ha pagado en verano no se entiende ni dentro de la ciudad ni mucho menos fuera, donde no se ha encontrado situación siquiera parecida. El Cádiz CF, en su pobre y manipuladora defensa, dice que es algo a lo que le obliga LaLiga en nombre de la seguridad y demás vainas, pero lo cierto es que el club gaditano es el único que maltrata de esta forma a su abonado. Y es que el socio, como ya es sabido, debe preocuparse de activar -vía internet, sálvese quien pueda- su carnet varios días antes del encuentro si no quiere perderse un partido por el que ya ha pagado en verano en el justo momento de retratarse para sacar su carnet. Además, en el caso de que no lo active en tiempo y forma a través de la web del club no sólo no podrá acudir al fútbol sino que además el club se lucrará vendiendo su asiento sin que por esto -como hacen otros clubes- le genere un descuento en el abono de la siguiente campaña. Inaudito.
El caso es que así de entretenido llega el Cádiz CF a la primera jornada de Liga . Lo que tendría que ser jolgorio, ilusión y fiesta se ha convertido en un estado de agitación que bien podría convertirse en un juicio sumarísimo al presidente por parte de su afición en el caso de que la Real pase por encima de un castigado equipo de Sergio.
Puede que todo sea producto del aburrimiento. Puede que los 80 dias que han pasado desde que Lozano marcase en Mendizorroza hasta que este domingo vuelva a rodar la pelotita en Carranza hayan supuesto una eternidad para ese aficionado que lo único que quiere es que empiece el show. Once semanas sin fútbol quizás sean demasiadas, pero lo que está claro es que el desgaste a la que la directiva se ha sometido podrá pasar factura en el caso de que las cosas se compliquen desde el primer día.
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