Cádiz CF
Once minutos para no olvidar y hacer mucha autocrítica
La pérdida de papeles de varios jugadores y de un sector de fondo sur puede marcar un antes y un después en la temporada de un equipo que estaba en mitad de la tabla poco antes de que el Getafe empatase el partido por unas manos claras de Espino
36 minutos de añadido ha sufrido el Cádiz en los últimos encuentros
Pasada la tempestad, llega la calma y con ella, la tranquilidad, el sosiego y la autocritica. Lo del tema de los descuentos ya se hablará en otro apartado, pero aquí no toca ahora puesto que se trata de analizar el comportamiento de un equipo, con su afición de la mano, que ha podido autolesionarse de una manera muy preocupante.
Es cierto que cuando el cuarto árbitro saca el cartelón de los diez minutos el clima comienza a enrarecerse de la peor forma posible que le podía pasar al Cádiz CF porque es justo en ese momento cuando comienza la pérdida de papeles del conjunto amarillo.
Efectivamente, sí, los árbitros se la vuelven a liar al once cadista y le obligan a jugar diez minutos, que serían once, a pesar de que apenas hubo pérdidas de tiempo a excepción de una subida de gemelos típica de la que se quejó en el suelo Rubén Alcaraz. También es cierto que hubo dos revisiones de VAR, pero el cadismo está harto de ver como en otros campos pasan cosas si no idénticas, similares y el alargue es raro ver que sobrepase los seis minutos. Con el Cádiz CF parece que todo lo que no sea acercarse a los diez no vale.
Dicho eso, ahora toca hacer autocrítica porque el añadido no lo supo gestionar en ningún momento el conjunto de Sergio . Además, lo más cruel es que empató un equipo que apenas tenía ya ideas para llegar al área de Ledesma. Todo salió mal pero porque se comenzó haciendo mal.
Sería un gran error ignorar que el Cádiz CF se encontraba con un jugador más desde el minuto 79 en el que Alcaraz marca de penalti tras las manos de Domingos Duarte, que ve la segunda amarilla. 2-1, minuto 80 y en casa. A pedir de boca todo hasta que el cartelón anuncia los consabidos diez minutos que hacen que la grada explote porque llueve sobre mojado. El día ante el Rayo, también ganando en el marcador, el descuento fue de nueve, que fueron catorce tras el balonazo a una aficionada de fondo sur.
Pues bien, la afición está en su papel de hacer ver al trío arbitral su disconformidad . Hasta ahí bien. Pero donde no puede caer jamás el equipo es en contagiarse de un clima hostil que no hace más que descentrar a unos jugadores que parecen estar más dispuestos a hacer la guerra contra el árbitro que en gestionar esos minutos para embolsarse los tres puntos que estaban en el bolsillo.
De pronto, Fali, Luis Hernández y sobre todo el Pacha Espino comienzan a dar balonazos sin sentido alguno regalándole, aún con más de siete minutos por delante, el balón al contrario. De esta forma, como si el que estuviese en inferioridad numérica fuera el Cádiz CF, se pasa el equipo de Sergio los primeros cinco minutos de un descuento que nada bueno presagiaba.
Pasados esos cinco minutos, por fin el Cádiz se da cuenta de que ese no es el camino. Salvo Espino, que sigue intentando despejar en dirección a la portería con Soria adelantado con una loable intención pero pésima resolución puesto que el balón se lo volvía a entregar a un Getafe que tampoco incordiaba demasiado.
Parecía todo controlado pero de nuevo el Cádiz CF elige la peor decisión a falta todavía de varios minutos para el final. De los pelotazos se pasa a balones a Chris Ramos para que este se encierre en el córner a perder tiempo. Y sí, por momentos la cosa funciona. El Cádiz CF empozoña el partido, el balón no rueda y a esto Espino se suma también para contribuir a embarrarlo.
Pero la decisión más sensata sigue ignorándose. Las posesiones largas brillan por su ausencia y no solo eso, es que ni se intentan ya que hay varias jugadas proclives en las que el esférico puede retrasarse hasta Ledesma aprovechando el cansancio del rival y su inferioridad numérica y en cambio se malgastan con unos ataques que a nada conducen más que a perder el balón.
Ya antes, la afición había calentado el ambiente merced al primer gol del Getafe, que también vino gracias al VAR tras una jugada que, puestos a ser cuidadosos, Escalante nunca tuvo que meter la pierna ahí estando dentro del área. Y es que en este tipo de ambientes salen a relucir los energúmenos que lanzan objetos al campo. Un mechero casi le da a Munir, que se lo dice al árbitro para perder tiempo en lo que es una clara manifestación de que a los madrileños les valía el empate. En esta situación también fallan los jugadores del Cádiz, que en vez de afear a su grada el peligroso comportamiento de los suyos acusan a Munir de chivato cuando lo ético y profesional debería ser lo contrario. Allá ellos y su deporte.
Pero sigamos con el descuento. El Cádiz CF sigue regalando balones al Getafe y el descuento ya rebasa los diez minutos de alargue para lógico cabreo del respetable, que cada vez respeta menos. Y en eso que llega un balón colgado al área que da en la mano de Espino cuando Portu, en posible posición incorrecta, se encontraba para rematar. Penalti. Unal no falla y en Carranza se forma la marimorena.
De nuevo, lanzamientos de objetos desde fondo sur que vienen unidos a una agresión de Iza a un rival que celebraba el empate. Y claro, tangana al canto donde nada había que ganar. Allí que se va Lolo Bocardo, preparador de porteros y que como miembro del cuerpo técnico debe dar ejemplo pero se equivoca al darlo porque hace lo contrario de lo que se le pide, es decir, increpa al árbitro. No sería más que el principio porque, y según refleja el acta, ya en el túnel de vestuarios los llama «hijos de puta».
Pero Bocardo no fue el único en perder los papeles, su compañero en el staff, Diego Ribera, segundo de Sergio, va a más y empuja al árbitro principal y a su ayudante tal y como quedan retratados en el acta del partido de Hernández Hernández.
Pero si mal estuvieron los técnicos, pero fueron los jugadores. A Iza le caerá una serie de partidos con total seguridad por su 'tragantá' por la espalda a un contrario y está por ver la que le puede caer a Ledesma, que ya sobre el terreno de juego lanzó un balón con la mano con la firme intención de darle al árbitro , que afortunadamente para el argentino no lo vio. Sí que lo cató ya dentro del túnel de vestuarios, donde Conan sigue iracundo y empuja a un colegiado con la fuerza necesaria para que se desplazara hacia donde estaba Hernández Hernández consiguiendo que también sea impactado.
A tal nivel de nervios llegó la situación que hasta el presidente Manuel Vizcaíno trató de calmar la situación ayudado por el delegado del equipo Salvador Chirino. Un presidente que no hace mucho ya ha avisado a los árbitros de que el Cádiz CF recurrirá a la justicia ordinaria para tratar de que se repita el Cádiz - Elche desde el minuto 81. Quien sabe si ese movimiento jurídico del conjunto gaditano no ha hecho más que enturbiar la relación con un estamento arbitral que cada vez está más en entredicho.
Por todo ello, ahora el Cádiz CF, que en el momento en el que se vuelve loco andaba en la duodécima clasificación , no debe perder la cabeza. Habrá que convertir toda esta ira en reflexión y ánimo de revancha y es en este punto donde el cuerpo técnico tiene un trabajo de psicología importante por hacer. Que este partido no suponga un antes y un después para mal en la trayectoria de un equipo que sigue creciendo por partido sería un tremendo error del que debe salir cuanto antes. Por todo ello, el empate hay que verlo con frialdad, alejado del ruido y con la vista puesta en Mallorca, donde si que queda mucho por hacer si se recuerda lo que ocurrió el curso pasado.
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