Estadio Nuevo Mirandilla

Un cambio de piel sin alma ni espíritu

El Ayuntamiento deja de lado al Cádiz CF y su afición en un proceso en el que poco o nada ha importado la opinión de los principales usuarios del estadio

La entidad presidida por Manuel Vizcaíno no perderá la marca 'Carranza' por su estrecha vinculación con el club gaditano

Imagen del Estadio Ramón de Carranza, ahora Nuevo Mirandilla LA VOZ

Rubén López

El Ayuntamiento de Cádiz ha hecho gala en los últimos días, semanas y meses (desde que empezó todo este enorme lío) de convertir el cambio de nombre del Estadio Ramón de Carranza en un estrecho cumplimiento de la Ley, como debe ser, y en llevar a cabo un proceso escrupulósamente democrático.

Sin entrar en el primer aspecto, pues las leyes hay que cumplirlas, aunque no convenza del todo el argumento que Estadio Carranza a secas la incumple , hablar de democracia en un proceso que ha contado con apenas poco más de mil votos deja muchas dudas.

Sobre todo porque en esa votación el cadismo no ha podido expresarse como quisiera. El Cádiz CF tiene más de 15.000 abonados, muchos de ellos de una extensa provincia de Cádiz que vibra en amarillo y en azul. Otros, son de lugares fuera de la provinca e incluso en Andalucía. Todos ellos, a pesar de su cadismo, a pesar de llevar años siguiendo al club cadista y yendo a su estadio, Carranza, no han podido decir esta boca es mía.

Bueno, realmente sí pudieron opinar, pero su voto fue ninguneado, en aquella primera votación en la que cualquiera podía ofrecer su propuesta (algunos se lo tomaron a risa proponiendo Estadio Santiago Abascal, por ejemplo). Por entonces, Estadio Carranza fue la opción más votada con mucho más de los 250 que ha sacado Estadio Nueva Mirandilla, pero el Ayuntamiento, mirando la letra pequeña de la Ley de Memoria Histórica eliminó esa opción. Resulta curioso en este punto que la marca Carranza esté más que registrada, por parte del Cádiz CF, y no incumpla ninguna ley.

No obstante, y volviendo a la democracia del proceso, el cadismo ha sido totalmente ninguneado por parte de su Ayuntamiento. Más allá de que haya cadistas residentes en Bornos, San Fernando, Sevilla, Madrid o Barcelona, se presupone que el consistorio de la capital gaditana también rezuma y vibra por los colores de esos seguidores que no pagan sus impuestos en Cádiz. ¿Tanto habría costado que los 15.000 abonados cadistas hubieran podido votar? ¿Temía algo el Ayuntamiento? ¿Cómo es posible que no puedan alzar la voz los que cada dos semanas acuden a su coliseo? ¿Es eso democracia? Preguntas sin respuestas.

El consistorio pensó para la primera criba de nomrbes, en la que de prisa y corriendo se eliminó que hubiera nombres propios, en asociaciones y colectivos que realmente poco o nada tenían que ver con el estadio y con el cadismo. Portavoces de ellos mismos que seguramente conocerán a Mágico González de oidas. Cierto es que la Federación de Peñas tuvo voz, pero los veteranos, u otros colectivos de aficionados no pudieron hablar.

Todo ello lo ha devuelto la afición pues que s olo hayan votado unos mil gaditanos en la elección es síntoma del pasotismo con el que se ha afrontado este cambio y a la vez enorme desidia de comprobar que la opción favorita de la afición no estaba entre las finalistas. La conclusión que se extraee de todo es que había que quitar Carranza y nada más. Las formas han importado poco, por más que Martín Vila, concejal de Memoría Democrática, incida en la democracia del proceso.

El papel del Cádiz CF y la relación ahora con el Ayuntamiento

Si ninguneada ha esatdo la afición cadista, qué decir del Cádiz CF. En cuanto el club comprobó que sus abonados no iban a pintar absolutamente nada en este asunto, el club de Manuel Vizcaíno se desmarcó, y bien que hizo. Cambiar el nombre al estadio del cadismo sin contar con el cadismo, el club no tuvo otro remedio que quitarse de enmedio y no formar parte del auténtico esperpento que ha sido todo este circo que arrancó hace un año.

El Cádiz CF siempre ha defendido dos cosas: Estadio Carranza era su opción por lo que supone ese nombre para el club, y lo segundo era el papel que los abonados tenían que tener en el cambio de nomenclatura. Al no cumplirse ninguna de las dos premisas, la entidad cadista no ha querido formar parte del proceso.

De ahí se entiende que incluso Manuel Vizcaíno se plantee tener un estadio propio ante el ninguneo que el club ha sufrido por parte del Ayuntamiento. La entidad ha sido un mero espectador en el que ha podido comprobar cómo borraban una parte de la historia del club a la par que le cambiaban el nombre a su casa. Y es que aunque el estadio sea municipal, el usuario princial del mismo es el Cádiz CF y sus aficionados. Insistiendo, y de eso no hay dudas, que la ley está para cumplirla, aunque las formas importen más que nunca cuando de sentimientos se hablan.

Con todo, la relación entre Cádiz CF y Ayuntamiento no va a cambiar en exceso por todo lo que se ha formado. Vizcaíno sabe que tiene en Kichi un aliado, aunque no sea de su agrado el cambio a Nuevo Mirandilla. El papel que ha tenido Martín Vila ha sido de mayor calado que el del propio alcalde, de ahí que el presidente cadista y el edil seguirán manteniendo la estrecha relación que tienen.

Eso sí, lo cortés no quita lo valiente. La marca 'Carranza' no va a desaparecer de un día para otro. Por lo pronto, el Trofeo seguirá llamándose así, y el club no quiere eliminar un nombre que, aunque les pese algunos, está ligado estrechamente al Cádiz CF. Y lo está porque nadie piensa en memoria histórica cuando nombra Carranza, ni los más antigos ni los más nuevos. Eso es así.

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