Cádiz CF
Cala vuelve a su reservado
El central sevillano acumula dos titularidades consecutivas y su voz de mando ya resuena en la retaguardia de la banda
La crónica de la victoria en San Mamés
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Lo quiso meter con calzador y se equivocaron. El uno por ponerlo y el otro por no admitir que no estaba aún después de sus problemas de rodilla. Pero, toquen madera, Juan Cala ha vuelto a su reservado que con tanta fe le tenía guardado el meitre del equipo, que no es otro que un señor con gafas.
Ha vuelto Cala y con él la jerarquía en la retaguardia, la voz de mando en el campo, la experiencia y las tablas para hacerse respetar frente a los de negro. El de Lebrija jugó el pasado viernes su mejor partido de la temporada y lo hizo, además, reforzándolo con una victoria en un sitio sagrado del fútbol nacional como La Catedral.
Pero para que el sevillano se pueda decir que está de nuevo como uno más ha habido que esperar hasta doce jornadas , las que han pasado para que Cervera volviera a confiarle la titularidad ante el Mallorca debido a la ausencia por sanción de Haroyan, otro que hizo un partido perfecto ante el conjunto vasco.
Y es que antes de que Cala haya sumado dos titularidades consecutivas, Cervera quiso hacer uso de él, equivocándose, no pocas veces. Atrás quedan las erróneas apariciones en Carranza ante el Osasuna y la Real Sociedad, donde Cala evidenció no estar en un momento físico óptimo. Hizo unas manos frente al conjunto rojillo que sirvieron para que los de Arrasate remontasen en Carranza y ante los realistas se le vio desfasado en otro penalti que cometió con el que el conjunto txuriurdin mataba el encuentro (0-2).
Ambos aprendieron de los errores y Cala se ha puesto a trabajar en silencio. Día tras día y en la sombra del banquillo, a ese que ha ido acudiendo jornada tras jornada pero con el cartel de suplente bien asumido.
El sevillano ha estado presente en partidos donde el Cádiz CF ha sido superado. Fue ante la Real cuando se le vio más sobrepasado, al igual que sus compañeros. El vendaval donostiarra motivó que se vieran las lógicas y sensatas imágenes de Cala, Fali y demás compañeros discutiendo en la búsqueda de soluciones que no estaban ni pensadas en la cabeza del entrenador. Tras esos partidos, aceptó de nuevo la suplencia y se encomendó al trabajo a sabiendas de que una nueva oportunidad le llegaría.
Y le llegó. Fue ante el Mallorca debido a la baja por sanción de Haroyan. No jugó un partido brillante pero sú sumó esos minutos tan importantes para ir cogiendo la forma que terminó de coger en donde más se exige a un profesional, en San Mamés. Los equipos de Marcelino son así. Porponen un partido intenso, con mucho ritmo, de toma y daca y Cala estuvo a la altura. Se fajó con Iñaki Williams las veces que fueron necesarias y fue el choque con Raúl García, que en su primer duelo con el sevillano no dudó en dejarle su huella con un codazo del que se resintió el defensa cadista.
Pasaron los minutos y Cala enarboló la bandera de la retaguardia amarilla. Se fundió en un abrazo con sus sufridos compañeros y clavó la bandera en San Mamés. Cala, rodilla mediante, ha vuelto a su reservado, ese que el maitre Cervera le tenía guardado.
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