Cádiz Cf
La vieja guardia de Sergio González
El técnico catalán cuenta con una serie de futbolistas que conocen de primera mano lo que significa el Cádiz
Sergio González afronta su segunda temporada al frente del Cádiz y lo hace rodeado de auténticos veteranos en la Tacita de Plata. El vestuario es una parte fundamental dentro del fútbol y, a pesar de que casi nunca es tenida en cuenta por la opinión pública a la hora de analizar aspectos del equipo, es una situación que cuidar por parte del cuerpo técnico de cara a los resultados futbolísticos y la imagen dada a la afición. La experiencia es un grado y entender a los mayores, una virtud. Y Sergio, lo sabe. Por eso se nutre de los más veteranos y escucha a las voces más autorizadas como José Mari, Garrido o el propio Álex Fernández.
Y es que, si hablamos de antigüedad, Jon Ander Garrido se lleva el premio por mucho. Tras las salidas de Salvi Sánchez y Álvaro Cervera, el centrocampista vasco es el último superviviente de aquel Cádiz de la categoría de bronce . Aterrizó en el Carranza en la 13/14 y hoy, nueve temporadas después, lucha por un hueco en la medular amarilla. Su futuro, eso sí, parece lejos de la capital gaditana, pues su estado físico y competitivo deja que desear, aunque lo aportado de puertas hacia dentro es un tesoro que cuidar para implantar el cadismo en todas las aristas del vestuario. El que más cerca suya está es José Mari, el eterno capitán roteño y es una de las figuras más importantes e infravaloradas de la reciente historia cadista.
El ‘6’ aterrizó en la 16/17, un año después del ansiado ascenso y lo hacía para sustituir a David Sánchez, que se había ganado el cariño del público de forma merecida. Su habilidad táctica, buena lectura de juego y el hecho de convertirse en la prolongación de Cervera sobre el campo hicieron del roteño una figura capital para entender la ideología futbolística del Cádiz. Junto a Garrido, formó el doble pivote más temible de la categoría de plata. Hoy, siete campañas después, comienza la pretemporada para seguir comandando el centro del campo amarillo.
En el siguiente escalón, y para completar el pódium, aparecen David Gil, Álex Fernández y Alberto Perea. Todos llegaron en la 17/18 y, en el caso del guardameta, lo hacía para jugar en el filial. Álex, por su parte, ha tenido muchos altibajos en su etapa como cadista, pero su final de campaña hace que comience la 22/23 con muchas papeletas para ser importante. Perea, sin embargo, entra en su último año de contrato sin pena ni gloria y busca el nivel que encontró en el curso del ascenso. Para cerrar el quinteto, Fali y Pacha completan los primeros puestos. Ambos llegaron en la 18/19. El uruguayo, en el mercado de invierno y el valenciano para el play off. Los dos comenzaron entonces una relación de amor con la grada, que los tiene como sus favoritos a la hora de animar al equipo. Representan honor y coraje, valores que la afición amarilla no ha podido apreciar en sus jugadores usualmente en la última década.
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