Jon Ander Garrido, el último superviviente

Pablo Vallejo

02/07/2022
Actualizado a las 11:08h.

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El Cádiz Club de Fútbol está viviendo una de sus etapas más exitosas de la historia. A los oscuros años en Segunda División B le han sucedido una serie de logros que quedarán guardados en la retina cadista, y que, por encima de muchos otros, tiene tres nombres propios que la afición reconoce sin dar lugar a dudas: Álvaro Cervera, Salvi Sánchez y Jon Ander Garrido.

Todos ellos han acompañado al equipo desde el pozo hasta el escalón más alto del fútbol nacional y han traspasado las barreras del deporte para conectar con la ciudad a nivel social. Sin embargo, todo tiene un final, y el de esta camada está muy cerca de concretarse. Con el anuncio del fichaje de Salvi Sánchez por el Rayo Vallecano tras finalizar su relación contractual con los amarillos, Jon Ander Garrido es el último superviviente del Cádiz de la categoría de bronce.

Lo cierto es que la historia de los tres tiene muchos puntos en común, aunque con el vasco hay ciertas peculiaridades. En el caso de Álvaro Cervera y del extremo sanluqueño, ambos aterrizaron en el Ramón de Carranza en la campaña 2015/16, fecha en la que el equipo amarillo abandonó las penurias de Segunda División B.

Salvi Sánchez lo hacía desde el inicio de la temporada, procedente del Villanovense, y desde ese momento hasta el día de hoy ha disputado más de 200 partidos con la camiseta amarilla, ha anotado 27 goles y ha servido 16 asistencias entre liga y copa.

Por su parte, el técnico ecuatoguineano llegaba en el tramo final de ese curso para ofrecer un cambio de aires al equipo y luchar por el ascenso en el playoff. Y vaya si lo consiguió. En escasos partidos reestructuró la mentalidad y la ideología futbolística del bloque y confeccionó una plantilla ganadora. Desde que tomara las riendas del Cádiz hasta el día de su cese tras la derrota en el Sadar el pasado enero, Álvaro Cervera dirigió a los amarillos un total de 255 encuentros, que saldó con 97 victorias, 82 empates y 76 derrotas.

El caso de Jon Ander Garrido, último superviviente de aquel equipo que recorría los campos del Arroyo, el Lucena, San Roque de Lepe o los filiales béticos o nazaríes, es algo distinto, pero igual de fiel y sincero. El bilbaíno aterrizó en el Cádiz en la temporada 2013/14, hace ya nueve años. Antes de la llegada de Salvi y Cervera, el centrocampista ya había sufrido en sus carnes los efectos de un fracaso. L’ Hospitalet primero y Bilbao Athletic después fueron los verdugos de un equipo condenado al infierno.

En la 15/16, Garrido completó la primera vuelta con los amarillos, pero abandonó el club en el mercado de invierno para jugar en el Racing de Ferrol en forma de cesión. No eran buenos tiempos para el vasco en La Tacita de Plata, y la solución pasaba por un hasta luego. Lo que pasó en la segunda vuelta de esa campaña ya lo hemos contado. El centrocampista ascendía de categoría sin haberlo disfrutado sobre el césped. Pero, ¿qué más da sabiendo todo lo que venía después?

A pesar de no haber podido contar con él para planificar el ascenso, Cervera hizo de Garrido la pieza angular de su sistema en Segunda. El equilibrio perfecto para sus planes. El jugador que robaba, bregaba, achuchaba y asfixiaba para que, posteriormente, corrieran los Álvarito García y los Salvi Sánchez.

Un futbolista fundamental y capital para el técnico que, junto a José Mari, confeccionó el doble pivote más fiable y resultadista de Segunda División. Tras varias campañas en la plata, el Cádiz consumaba el ascenso a Primera y esta vez Garrido sí era protagonista, convirtiéndose en comandante sobre el césped.

Debutó en Primera y tuvo minutos en la primera campaña, donde el equipo logró la permanencia de forma holgada. En la posterior, que acaba de finalizar, es donde toda esta magia se rompe para dar paso a los obligados cambios que necesita un club para renovarse y continuar en el más alto nivel.

Garrido no tuvo ficha durante la primera vuelta de la temporada por problemas físicos, y salió cedido al Mirandés para reencontrarse con el fútbol. No ha tenido demasiado rodaje, pero, a fin de cuentas, el vasco es el único de aquel Cádiz de Segunda División B que continúa en la plantilla. Tiene contrato hasta junio de 2023 y, como aquel Sitio de Baler, es el último de la categoría de bronce.

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