Cádiz - Valencia

(Previa) Vuelta al redil en Carranza

El Cádiz regresa a la Liga con la lección bien repasada para medirse a un Valencia con calidad pero en horas bajas

Dónde se puede ver el partido

Salvi Sánchez, que esta semana cumplía 30 años, será de la partida en el equipo de Cervera. a. v.

Alfonso Carbonell

Dos semanas sin fútbol, o como quiera que se llame lo que estamos viviendo desde marzo de 2020, y la verdad es que hay mono. Y lo hay, en parte, porque lo último que se recuerda del Cádiz no fue un tostonazo tal y como tiene acostumbrado. Eso sí, se perdió.

Y por eso mismo, porque se perdió, el que manda y ordena tomó nota y ha tenido catorce días para valorar a lo que quiere que juegue su equipo en los diez últimos encuentros que restan para echar el telón a una temporada que debe ser la puerta para que el año que viene el cadismo disfrute en su templo lo que el coronavirus le ha robado.

La lectura de Cervera es bien sencilla y ya se le ha escuchado en no pocas ocasiones desde que se hizo cargo del banquillo gaditano. La conclusión es clara y su parroquia, adepta a su catecismo, sabe lo que le espera. Y eso que este domingo se presenta en Carranza será sobriedad, orden, rigidez y palas y palas de aburrimiento, ese al que el Cádiz le debe que esté muy cerquita de conseguir la permanencia en una categoría en la que ha hecho historia y, a su manera, ha conseguido generar cantidades industriales de ilusión a una afición que idolatra, y con razón, a su entrenador.

Cinco son los puntos que separan al Cádiz del descenso , una línea que lo marca el Huesca, que el pasado viernes ganaba 0-2 en el campo del Levante. Es, precisamente, el conjunto oscense el que mejores sensaciones da de los equipos que están en posición de salida a Segunda, donde se encuentran los vascos Eibar y Alavés, a los que el Cádiz dejó muy tocado en sus dos enfrentamientos directos.

Es ese colchón del que no puede fiarse mucho Cervera . Y a fe que no lo hace. Por tanto, sacará un equipo hecho a base de músculo y orden. Aunque aparentemente, el Cádiz navega en un mar de tranquilidad, esa victoria del Huesca intranquiliza a un técnico que nunca, ni cuando ganó a Madrid y Barcelona, ha dado por hecha una permanencia que entiende que costará conseguirla.

Para este encuentro ante el Valencia, un rival de los grandes de España que no pasa por muy buenos momentos pero parece que salvará la categoría a pesar de los pesares. Como bien dice Cervera, los de Mestalla son un equipo «como todos, pero con grandes jugadores. Ahí está la diferencia».

Y es eso precisamente lo que deberá anular un Cádiz que saldrá al verde con la lección recién repasada y olvidando un poco las ciertas libertades que se permitió en el atractivo partido que dejó la derrota en Villarreal. Por supuesto que Cervera quiere que su equipo haga algo más de lo establecido, pero sabe tan bien que esas buenas críticas solo dan crédito en halagos, pero no así en resultados. Porque escuchar a Cervera es un libro abierto y desnuda a cualquiera con sus diatribas, llenas de sentido común, lógica y algo pesaroso para el espectador neutro, realismo a raudales. Y es desde ese realismo desde donde planifica sus partidos, esos a los que le pretende echar aburrimiento a espuertas.

Y en esas está Cervera. Lleva días maquinando la manera para que esos jugadores de calidad que juegan a las órdenes de Cervera no puedan abrir el tarro de sus esencias. La finalidad del Cádiz no es otra que encorsetar a un rival hasta amargarlo y que dé bueno el punto que se repartirán. A ambos les vale, pero la enjundia del Valencia no le debe permitir abonarse a la tristeza de un empate sin goles desde los minutos iniciales.

Cervera no podrá contar con un hombre que le ha dado vida a sus planteamientos. La cláusula del miedo con la que llegó Rubén Sobrino, cedido por el Valencia en el mercado de invierno, no le permite jugar hoy.Bueno, la cláusula y el dinero que le pide el conjunto che al Cádiz en el caso de que lo considerasen clave en el partido, algo que no es así porque un jugador no es más que una pieza más en el engranaje de un entrenador que lamenta la ausencia del jugador pero no la excusa.

Sin el de Daimiel en el once, Cervera partirá de un equipo al que también le faltará Lozano, lesionado desde el día ante el Eibar. Así las cosas, Ledesma dirigirá una defensa formada por Iza, Cala, Fali y el Pacha Espino. Jonsson es probable que deje su sitio (solo ha entrenado un día y medio) a Garrido, que jugará con José Mari en el centro del campo. Salvi y Perea estarán en las bandas y Álex recobrará el perfil de mediapunta para enganchar con Negredo, que se mide a un ex al que querrá vacunar.

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