Cádiz CF

El Tourmalet «nos vino bien»

¿Compensa recibir 15 goles en cuatro partidos y no sumar ningún punto? Roberto Perera dice que sí

perera, con mascarilla blanca, se dirige a bocardo, servando y cervera. a. vázquez

Alfonso Carbonell

Ya se sabía, pero qué mejor que las palabras del segundo entrenador del Cádiz CF, Roberto Perera, para confirmarlo. El 'Tourmalet' hizo un daño increíble y la sangría de puntos que se llevó por delante hizo que muchos aficionados comenzasen a recordar con temor esas irregulares segundas vueltas de los Cádiz CF de Cervera que, estando en Primera, podría ser letal. Ese solo punto conseguido (eso sí, en el Nou Camp) de 18 posibles hicieron temblar al cadismo, que veía como comenzaba la segunda vuelta de una manera altamente preocupante.

Cierto es que se podía intuir que no sería fácil . La segunda vuelta, tras una ida formidable en la que incluso el Cádiz CF llegó a estar luchando por puestos europeos, comenzaba con la visita al Sánchez Pizjuán, donde el Sevilla le endosaba la primera goleada (3-0) casi que sin despeinarse. A la siguiente, el Atlético goleaba (2-4) también al Cádiz CF en Carranza, aunque en este caso los amarillos hicieron sudar la camiseta a los que luego ganarían la Liga. En Anoeta le volvió a caer un chaparrón de goles a los de Cervera (4-1), que sin tiempo para secarse recibían otro saquito, este en casa, ante el Athletic (0-4).

Fue entonces cuando se pusieron las alarmas y de camino a comprarlas, el grupo aprendió. Y de ello da fe Perera, que en medios oficiales del club describe la situación por la que se pasó y de la que se aprendió. «Todas las temporadas tienen sus altibajos y sus momentos y, sí, hubo un momento que coincidió con un tramo de calendario que fue muy complicado porque se nos juntaron varios partidos (ante los grandes de Primera) pero que nos sirvió para darnos cuenta cuál era nuestro camino realmente y ese no era otro que afianzar más la idea. Porque esos resultados a nivel de puntos y de goles recibidos fueron muy malos, pero a nivel de afianzar la idea y de tener más claro aún lo que teníamos que hacer nos vinieron bien», confiesa el que es la mano derecha de Cervera.

Y tiene mucha razón en lo que dice. Porque tras esos cuatro encuentros sin sumar ningún punto y recibiendo goleadas por doquier, los hombres de Cervera se sentaron junto a él y llegaron a los que todos más o menos sabían. Entre otras cosas, porque situaciones parecidas ya habían vivido en Segunda cuando el equipo se desviaba de la senda del librito de su entrenador.

Y no tardaron en volver a ponerlo en práctica. Y es que los aires con los que acabaron la primera vuelta puede que les confundiera . Y a Cervera, el primero tal y como él reconoció. Al Cádiz CF le dio por cambiar de forma de jugar en unos momentos en los que en frente, para colmo, tenía a los equipos mejores y más en forma en ese momento. No fue tanto las formas, sino la reacción. Porque por descontado que el equipo salió a defender ante Sevilla, Atlético, Real Sociedad o Athletic, lo que pasa es que los rivales eran mejores y se adelantaban en el marcador con frecuencia en los primeros compases del encuentro. Ante esto, el Cádiz CF se equivocó de partitura y en dichos encuentros se fue al ataque en busca del empate perdiendo toda seña de identidad y, para más inri, encontrándose con más goles del contrario.

Tuvieron que equivocarse hasta en cuatro ocasiones para que Cervera recordarse su parábola. Cansado de tirar el encuentro a la primera media hora de juego, el entrenador del Cádiz CF no tuvo otra que llegar a la triste pero efectiva conclusión de que él daba por bueno llegar a los últimos diez minutos de cada choque perdiendo por un gol de diferencia si con eso se aseguraba llegar a ese tramo final de cada encuentro con aspiraciones de sumar. Y vamos que si dio en la tecla.

¿Defender un 1-0 en contra? Y tanto que sí. Eso fue lo que se hizo justo una semana después ante el todopoderoso Messy y su Barcelona, que veía como se le iba la victoria en el último minuto de juego tras un penalti absurdo a favor del Cádiz CF con el que Álex empataba el encuentro desde los once metros. Dicho y eso.

Con ese punto el Cádiz CF cortaba de raíz la negativa dinámica pero hacía algo más importante: recuperaba la identidad. Una semana más tarde, en Carranza, se volvía a aburrir hasta a las ovejas pero en este caso no se corrió con la misma suerte aunque sí satisfeciera a Cervera lo que vio en el césped. El Betis ganaba por la míinma (0-1) en un partido insulso en el que de no ser por una jugada aislada del conjunto bético se hubiera vuelto a sumar.

Fue gracias a ese recuperado guión con el que comenzó a sellarse la permanencia. Llegaba a Carranza el Eibar y se repetía el mismo cuento que contra el Betis, pero al revés. Los gaditanos ganaban por la mínima (1-0) en un encuentro en el que Ledesma detuvo un penalti clave. Igualmente, a la jornada siguiente, llegaba otro empate determinante ante un enemigo directo como el Alavés. Los vitorianos volvieron a probar de la misma medicina que el Barça y tras un pésimo encuentro del Cádiz CF veían como otro penalti absurdo en los últimos minutos le daba un punto de oro a los de Cervera, que siguieron a pies juntillas un método al que se había vuelto a llegar gracias a esas goleadas que tanto daño hicieron pero de las que tanto y tanto se aprendió para el bien del Cádiz CF y el mal del espectáculo.

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