Cádiz CF
Cádiz CF: Apareció la Virgen
Ni fuimos tan malos en los anteriores duelos, salvo el encuentro contra el Athletic, ni debemos vanagloriarnos del partidazo en Barcelona, que no fue tal
A esa intempestiva y nada futbolística hora que marca la franja de las dos a cuatro de la tarde de un día festivo, la afición cadista vino a colmarse de júbilo con una alegría inesperada. Alborozo desatado con triple motivo de estupefacta satisfacción, pues por fin en un partido nos señalaban un penalti a favor, por fin reaparecían hombres trascendentes en el equipo como José Mari, Jonsson o Álex Fernández y por fin se inauguraba el casillero de puntos en la segunda vuelta, después de tan enojosos reveses y goleadas recibidas.
Cuando todo parecía indicar que los amarillos saldrían de nuevo vapuleados, en el lugar y en el momento más imprevistos, en el 'sancta sanctorum' azulgrana, saltó la redentora liebre que insufla vida y renovada confiaza al equipo. Sin lanzar un solo córner, casi sin tirar a puerta, sin elaborar jugada alguna de ataque, tras pasar casi todo el partido corriendo tras el rival en las cercanías del propio área, obtuvimos un empate.
Todo un elogio a la locura que es el fútbol y al genuino carácter imprevisible que lo define. Sujeto a la dictadura de los resultados, de poco sirven los méritos y el esfuerzo derrochados sobre el campo pues, para bien o para mal, el éxito o el fracaso en un partido sólo se definen con la estadística aséptica de una victoria o una derrota.
Por eso, ni fuimos tan malos en los anteriores duelos, salvo el encuentro contra el Athletic, ni debemos vanagloriarnos del partidazo en Barcelona, que no fue tal. Si el rival se hubiera mostrado más atinado en el último pase o en los múltples lanzamientos que ensayaron, el marcador se habría cerrado pronto y todos hablaríamos de un mal partido del Cádiz CF, al que se tildaría de impotente en la creación y carente de juego y espíritu para reaccinar.
Porque defender durante tanto tiempo mediante acumulación de jugadores cercanos a la portería supone máximo riesgo atrás y suprime casi toda posibilidad de contragolpe. Pero se nos apareció la Virgen, benefactora y atenta al rezo desesperado de la feligresía cadista.
Noticias relacionadas