Opinión| Cádiz CF

Un alma en pena

Se precisa que desde el banquillo se apueste por distintas alternativas y variantes, tanto en el juego como de hombres, al quedar de manifiesto que los rivales ya nos conocen y han advertido nuestras carencias y puntos débiles

Los jugadores del Cádiz, abatidos tras uno de los goles encajados ante el Athletic. Francis Jiménez
Pepe Reyes

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Incredulidad, bochorno, estupor. Atónita y decepcionada , la afición cadista ha sufrido con crudeza el duro golpe de realidad que le ha infringido el último mes de competición, cuyo humillante broche lo deparaba el reciente partido contra el Atlhetic, tal vez los noventa minutos más tristes , más descorazonadores que se recuerdan.

Siempre a merced del rival, sin atisbo de reacción, sumergido en la más absoluta impotencia, el equipo amarillo parecía un alma en pena que deambulara errante sobre el campo , un pelele manejado por once jugadores rojiblancos.

Se presumía ardua la cuesta que el caprichoso calendario deparaba en este arranque de la segunda vuelta, se percibían dificultades ante el cúmulo de lesionados que se sumaban, pero ni el más pesimista entre los pesimistas podía imaginar el grado de desfondamiento producido.

Dentro del cómputo de probabilidades, dado el nivel de los adversarios, cabía la posibilidad de perder estos cuatro últimos partidos, lo que no se esperaba, bajo ningún concepto, es la forma tan dramática con que el Cádiz ha evidenciado su inferioridad , su palmaria ausencia de recursos para plantar cara a sus oponentes. El pilar donde nuestro equipo asentaba su fortaleza, la solidez defensiva, se ha desmoronado con tanta rapidez como estrépito, hasta el punto de ostentar ya el penoso liderato en goles encajados.

Ni colectiva ni individualmente este Cádiz tiene nada que ver con el deslumbrara y sorprendiera al orbe futbolístico con cuatro victorias a domicilio, en aquella irrupción fulminante sobre la palestra de los poderosos.

Urge levantar la cabeza, confiar en las propias posibilidades y mirar con optimismo el futuro , pues nos aguardan duelos decisivos donde nos vamos a jugar la categoría. También se precisa que desde el banquillo se apueste por distintas alternativas y variantes, tanto en el juego como de hombres, al quedar de manifiesto que los rivales ya nos conocen y han advertido nuestras carencias y puntos débiles.

Y si por desgracia se impone la lógica y salimos derrotados ante el Barcelona, que se haga con dignidad y orgullo , después de batirse el alma sobre el césped.

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