José Manuel Caballero Bonald, nuevo Premio Cervantes. / Kote Rodrigo (Efe)
LITERATURA | GALARDONES

El más cervantino

Además de dominar la poesía y la novela, Caballero Bonald es un erudito en flamenco y un fanático del léxico

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El premio Cervantes a José Manuel Caballero Bonald reconoce una trayectoria larga y coherente de un escritor que además de dominar la poesía y la novela es un erudito en flamenco y un fanático del léxico, del lenguaje, de la palabra, que conoce, mima y domina como pocos. También es el galardón a un autor comprometido, que militó en el antifranquismo en la clandestinidad y que nunca se bajó de sus ideas, sino que con los años se ha hecho más rebelde.

Pero, sobre todo, el Cervantes premia un universo propio, un mundo fácilmente reconocible en el que hemos podido encontrar cobijo sus muchos lectores: el espacio geográfico de la Baja Andalucía, que huele a la bajamar de Sanlúcar y al fondo de bodega jerezano; que incluye América más allá del horizonte y los mitos arcanos tartésicos, el ruido de las cuadernas de los barcos que se hundían en la barra de Doñana y dejaban sus tesoros bajo el légamo. Yo creo que ‘Agata ojo de gato’ es una de las mayores novelas escritas en español, y que por sí sola justificaría a su autor.

Pero hay más, porque Caballero Bonald es sobre todo poeta y así, el premio mayor de las Letras españolas reconoce la hondura de una obra esencial, metafísica, que se ha ido decantando sin prisas, sin pausas, hacia un territorio íntimo que no hace concesiones ni soslaya peligros al avanzar siempre un poco más allá de lo autorizado.

Quizá, me parece a mí, no hay ahora mismo ningún escritor más cervantino que este jerezano que, a buen seguro, celebrará el premio sin alharacas, con una copa de manzanilla y añorando el olor de la marisma de Montijo.