La pasta está en el directo
Bandas y solistas se lanzan a la carretera en busca de una fortuna que hace tiempo que no deparan los discos
MADRID Actualizado: GuardarLa venta de discos lleva tiempo de capa caída. El azote de la piratería ha puesto contra las cuerdas a un sector inmerso en un arduo proceso de transformación. La crisis económica no ayuda precisamente. Si bien aún falta el balance anual, los datos relativos al primer semestre auguran un terrible panorama. En esos primeros seis meses, las ventas de música grabada en España se reducían a apenas 62,5 millones de euros, una cuarta parte de lo que llegaron a registrar a comienzos de la década pasada.
El mercado físico aportó menos de 40 millones a ese monto, con una caída de casi una tercera parte con respecto al mismo periodo de 2010. Algo mejor marchaba el digital, que se anotaba un aumento del 15,4%, pero espoleado por los modelos de 'streaming' gratuito.
Ante esta situación, para colarse en las listas de los álbumes más exitosos basta con vender apenas unos centenares de copias, como puso de manifiesto una filtración ocurrida en abril del ranking que elabora Promusicae y que reveló que Maná se había situado en lo más alto con 'Drama y luz' tras colocar poco más de 4.000 copias en una semana. La clasificación la cerraba La Bien Querida, en el puesto 100, de cuyo último trabajo se habían distribuido solo 75 copias en el conjunto de esos siete días.
Los negros nubarrones que cubren el cielo musical han llevado a los artistas a darse cuenta de que el negocio está en otra parte. Lo que verdaderamente da dinero son las giras. Colas kilométricas para acceder a los estadios, noches pasadas al raso con el fin de hacerse con las mejores entradas para conciertos que tendrán lugar muchos meses después, localidades agotadas pocos minutos después de salir a la venta. Es el primer plano de un cuadro al que parecen no afectar los ajustes que tanto ahogan otros ámbitos de la vida de los ciudadanos.
Puntos de atracción
Un buen puñado de estrellas ha visitado España a lo largo de este 2011. Y ninguna se puede quejar de que el público no haya respondido a su convocatoria. Madrid, Barcelona, Bilbao, Benicàssim... Son solo algunos de los puntos de atracción de esta fiebre que se inocula en el público cada vez que una 'vaca sagrada' del firmamento musical pisa la 'piel de toro'.
La capital ha visto desfilar este año a bandas como Coldplay, los Black Eyed Peas y los Red Hot Chili Peppers. También han pasado por ella superventas como Shakira y Rihanna. La colombiana reventó el Vicente Calderón, donde promocionó su disco 'Sale el sol', con una nueva demostración de que el ritmo de sus caderas no tiene parangón sin que para nada le perjudicase exhibir su amor por el defensa del Barcelona Gerard Piqué en una urbe teóricamente hostil. La de Barbados, por su parte, caldeó el Palacio de los Deportes en pleno mes de diciembre con un espectáculo que rezumaba sexo por los cuatro costados, al igual que su último disco, 'Talk that talk'.
Rihanna había pasado un día antes como un auténtico huracán por el Palau Sant Jordi de Barcelona, rubricando un doblete al que también se apuntaron, casi por las misma fechas, los Red Hot Chili Peppers, quienes pusieron fin a un largo silencio discográfico con 'I'm with you', un álbum con el que los californianos, no obstante, no han alcanzado la gloria de épocas pasadas. También desembarcaron en la ciudad condal PJ Harvey, que este año se anotó el codiciado Mercury Prize, y Roger Waters, quien asombró en marzo a los congregados en el Palau Sant Jordi con el espectacular despliegue sonoro-visual del conceptual 'The wall'.
Bilbao, por su parte, acogió a Coldplay, The Black Crowes, Suede y The Chemical Brothers en un BBK Live que se salvó de la pira funeraria que ha consumido a muchos festivales del territorio español como consecuencia de una crisis que ha obligado a cambiar el menú para gourmets de años pasados por raciones más austeras. Resistió impertérrito el Festival Internacional de Benicàssim, con algunos de los puntales de la música anglosajona como The Strokes, Arctic Monkeys o los cada vez más reverenciados Arcade Fire, cuyo último trabajo, 'The Suburbs', se hizo con el premio Grammy al mejor álbum del año.
Unas actuaciones que sirvieron para aportar algo de alegría en unos meses plagados de noticias alarmantes. Un país acuciado por la crisis que sigue respondiendo puntual a su cita con las grandes figuras del firmamento musical y al que no le duelen prendas cuando ha de rascarse el bolsillo para contemplar en vivo a ídolos procedentes de dentro y fuera de nuestras fronteras.