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«ETA ha mostrado su cara, no permite ni el arrepentimiento»
Las víctimas de los más sangrientos atentados de 'La Tigresa' rechazan la petición de "perdón" de la terrorista expulsada de su organización
MADRID Actualizado: GuardarDe nuevo se han encontrado con los azules ojos penetrantes de la mujer que intentó asesinarles o que mató a sus familiares. Han vuelto a ver en los periódicos y en la televisión la imagen de la terrorista que regó de sangre las calles de Madrid en 1986, el año en que 'La Tigresa', ahora 'arrepentida' y expulsada de ETA, cambió para siempre la vida de Santiago Busquets, Jesús Faucha y Carlos Vesteiro.
Los tres coinciden. Que la banda haya repudiado a Idoia López Riaño, a quien desean que se "pudra en la cárcel", solo tiene una lectura: "ETA, por mucho 'cese definitivo' de la actividad armada que haya decretado ha vuelto a enseñar su verdadero rostro, el de que unos terroristas que ni siquiera permiten el arrepentimiento", en palabras de Busquets, uno de los supervivientes de la matanza de enero de 1986 en la plaza de Republica Dominicana de Madrid, en la fueron asesinados 12 guardias civiles, el atentado más grave cometido por 'La Tigresa', quien durante su militancia mató a 23 personas.
En cualquier caso, aclara el ahora guardia retirado, a él, ni López Riaño ni nadie le ha pedido perdón "cara a cara". La terrorista hizo una petición genérica de perdón a las víctimas a través de un escrito enviado al juez de vigilancia penitenciaria, gesto que ha ocasionado su expulsión de ETA, pero también el traslado al País Vasco en compañía de su novio. "¿Perdón? ¿Para qué? El perdón solo le vale a ellos. ¿De qué le sirve el perdón a los que están bajo tierra?", se pregunta el superviviente, que insiste en que ETA no ha cambiado nada a pesar de sus últimos anuncios.
Idéntica idea con diferentes palabras brota de la boca de Faucha, quien salió vivo de milagro, aunque con graves heridas, del atentado de 'La Tigresa' contra otro convoy de la Guardia Civil en abril de 1986 en el cruce de la calle Juan Bravo con la de Príncipe de Vergara de Madrid en el que murieron cinco agentes. "Es la misma ETA de toda la vida, con o sin comunicado. Es la misma ETA, la misma secta, la misma organización que mató a 'Yoyes' por discrepar o salirse del carril. A 'La Tigresa' en otra época la hubieran matado para dar una lección a sus bases", explica el conductor de la Guardia Civil. En todo caso, apunta, la suerte de la terrorista y su supuesta petición de perdón le "importa bien poco". "`Qué no vengan con llantos ahora. Yo solo creo en la justicia, pero en la justicia con mayúsculas, no la politizada", afirma.
Y como un mantra repite lo mismo que las otras víctimas de 'La Tigresa': "Ni perdón, ya sea cara a cara o por carta, ni ese supuesto arrepentimiento a mí solo me vale que esa asesina cumpla su condena íntegra y que luego desaparezca".
"No me creo nada"
Carlos Vesteiro era un niño cuando 'La Tigresa' e Iñaki de Juana Chaos ametrallaron en junio de 1986 el coche en el que viajaba su padre, un teniente coronel de idéntico nombre, y el comandante Ricardo Sáenz de Ynestrillas. Además de los dos mandos en el atentado fue asesinado el chófer del vehículo. "Yo no me creo nada.
Ni el cese definitivo ni el supuesto perdón y arrepentimiento de Idoia López ni que ETA haya cambiado. ETA siempre será la misma. La que expulsa a los disidentes y la que negocia con las pistolas debajo de la mesa porque, haga lo que haga de cara a la galería, en realida solo apuesta por lo que llaman la solución armada".
Vesteiro no quiere oír ni hablar de beneficios a los terroristas, aunque rompan con la banda, ni de que se excusen por el asesinato de su padre. "Me duele profundamente. Cada vez que escucho que salen a la calle se reabre la herida. Para mí el perdón solo pasa por la cadena perpetua", explica. "Que se pudran en la cárcel, La 'Tigresa' y todos los terroristas", apostilla.