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ETA echa a 'La Tigresa' por pedir perdón a sus víctimas
López Riaño y Arizmendi ya fueron acercados al País Vasco en 2010 tras romper con la banda, que hasta ahora se negaba a echarles oficialmente
MADRID Actualizado: GuardarETA no tolera disidentes aunque haya anunciado el “cese definitivo” de su actividad y aunque la díscola sea uno de sus históricos iconos. La banda terrorista ha expulsado oficialmente de sus filas a su activista más sanguinaria, Idoia López Riaño, ‘La Tigresa’, condenada a miles de años de cárcel por matar a 23 personas. ‘La Tigresa’, de 47 años -que en verano de 2010 fue acercada desde Granada a Pontevedra, y desde allí, a la cárcel alavesa de Nanclares de Oca tras renegar de la organización terrorista- ha sido repudiada por ETA por firmar el famoso documento en el que, entre otras cosas, pide perdón a sus víctimas, según desvelaron hoy fuentes penitenciarias.
ETA, que ha tardado casi un año y medio en echar a la ‘Tigresa’ desde que ésta se apartara de la disciplina de la banda, también ha expulsado a su novio, el también preso etarra Joseba Arizmendi Oiartzabal, de 39 años. La organización terrorista ha hecho oficial la doble expulsión a través del cauce habitual: excluyendo sus nombres de los listados del EPPK, el autodenominado ‘colectivo de presos políticos vascos. Tras el ‘repudio’ oficial del EPPK, los dos etarras dejan de recibir asignaciones del grupo de solidaridad con los reclusos, sus familiares son marginados de cualquier actividad y el resto de presos de ETA reciben órdenes de evitar cualquier contacto con ellos.
López y Arizmendi fueron acercados juntos al País Vasco el año pasado. Ese fue el único beneficio penitenciario que obtuvo la pareja, después de, por escrito, renegaran de la violencia, pidieran perdón a sus víctimas, prometieran colaborar con la justicia y hacer frente, dentro de sus posibilidades, a las indemnizaciones por sus atentados. Se trata de los famosos cuatro puntos de la carta de arrepentimiento que el Ministerio del Interior obliga a suscribir a los presos díscolos, como paso previo a su introducción en los programas de reinserción que abren la puerta al régimen de semi-libertad.
No obstante, según fuentes penitenciarias, a pesar de su arrepentimiento ambos, que continúan clasificados en primer grado, están aún muy lejos de pisar la calle, habida cuenta de sus sanguinarios expedientes. Eso sí, a los dos ya se les permite compartir algunas horas de patio y algunos encuentros íntimos.
López y Arizmendi, que se conocieron en la prisión de Badajoz en 2006 y que en la actualidad son ‘pareja de hecho’, comenzaron hace tres años a mostrarse críticos con ETA, sobre todo tras la ruptura de la tregua de 2006 con el atentado de la T4. ‘La Tigresa’, hasta entonces una irredenta, era una habitual de los partes disciplinarios. Arizmendi, por su parte, era uno de los líderes del ‘frente de makos’, encargado de mantener la ortodoxia de ETA dentro de las cárceles.
Sanguinaria
López Riaño, que en mayo de 2004 se casó en la cárcel con el también etarra Juan Ramón Rojo, fue extraditada por Francia el 9 de mayo de 2001. Desde que en 2006 fuera juzgada por sus causas pendientes, había estado siempre 'castigada' en penales especialmente alejados del País Vasco: primero en Puerto II (Cádiz), donde estuvo hasta marzo de 2006, luego en Badajoz, donde llegó en abril de 2010, para terminar en Granada, donde permanecía desde julio de 2007.
La terrorista 'arrepentida' fue detenida en 1994 en Francia. Para entonces, ya estaba reclamada por catorce causas diferentes en la Audiencia Nacional. La Tigresa comenzó su carrera en 1984. Su atentado más conocido es sin duda la colocación de un coche-bomba en enero de 1986 en la plaza de la Republica Dominicana de Madrid en el que murieron doce guardias civiles. ‘La Tigresa’ fue condenada a 1.572 años de cárcel por aquella matanza, mientras que a Santi Potros (en la actualidad también arrepentido) le cayeron 1.920 años.
Además de en aquella masacre, participó en la colocación de un coche bomba contra un vehículo de la Guardia Civil en la calle de Príncipe de Vergara, que costó la vida a cinco agentes en abril de 1986; el asesinato frustrado del entonces presidente del CGPJ, Antonio Hernández Gil, en mayo de ese año; o los homicidios del teniente coronel Carlos Besteiro Pérez, del comandante Ricardo Sáenz de Ynestrillas Martínez, y del soldado conductor Santiago Casillas Martín, en Madrid, en junio de 1986.
Joseba Arizmendi, que hasta su traslado a Nanclares estaba de Badajoz, está condenado por el asesinato de Raúl Suárez en Guipúzcoa en 1991 y por el intento de homicidio de José Ignacio Lago. Tras la aplicación de la ‘doctrina Parot’ su excarcelación no está prevista hasta el 2021.