Napolitano: «Italia estará a la altura de las expectativas de la UE»
Gana peso la opción de un Ejecutivo de emergencia liderado por el excomisario Mario Monti
MADRID Actualizado: GuardarEl Presidente de la República, Giorgio Napolitano, ha asegurado este jueves que Italia "estará a la altura" de las expectativas de la Unión Europea, aunque ha reconocido que el país "está frente a un camino difícil" por lo que tendrá que tomar decisiones "particularmente arduas para superar la crisis".
Durante un encuentro en el Instituto Romano de Finlandia, Napolitano ha subrayado que Europa "espera con urgencia signos importantes de responsabilidad por parte de los países fundadores" y ha destacado que los italianos tienen "un pasado rico de progresos y momentos gloriosos, un pasado marcado por crisis y caídas que han sido superadas con espíritu de sacrificio e impulso novedoso, las mismas cosas que necesitamos ahora para superar la crisis".
Además, el jefe de Estado ha subrayado que las decisiones que espera Europa que tome Italia "servirán para alcanzar los objetivos financieros e impulsar el crecimiento económico y social necesario para salir de la crisis". "Estoy convencido de que Italia, sus fuerzas sociales y políticas sabrán mostrarse a la altura de este deber", ha añadido.
Del caos hacia la catástrofe
El caos de la situación política en Italia, que este miércoles acercó aún más la posibilidad de una catástrofe económica en toda la zona euro, pedía a gritos que alguien pusiera orden. Descartado el primer ministro, Silvio Berlusconi, por incompatibilidad natural con la seriedad, esa persona solo podía ser el presidente de la República, Giorgio Napolitano. Fue el protagonista absoluto. Tras ver cómo el interés de los títulos de deuda italianos rebasaba la barrera de emergencia del 7%, quiso despejar la nube de incertidumbres que dejó el martes en el aire la dimisión con efecto retardado de Berlusconi. Lo consiguió, y redujo al mínimo los tiempos de salida de la crisis.
Si todo va según lo previsto, la renuncia de 'Il Cavaliere' será efectiva el sábado y el domingo quizá se resuelva ya el dilema entre un nuevo Gobierno o elecciones. Anoche todo apuntaba a un Ejecutivo de emergencia con el excomisario europeo Mario Monti como primer ministro. Monti se ha reunido hoy con Napolitano. Así el país llegará con un escenario regenerado a la apertura de los mercados del lunes. Es muy urgente porque Italia bordeó el colapso con una prima de riesgo de 575 puntos. Hoy Italia ha afrontado una delicada subasta de bonos anuales por 5.000 millones que se ha vivido con ansiedad. La culpa es de la confusión que sembró Berlusconi el martes.
Dijo que se iba pero no ahora, sino cuando se aprobaran las reformas que exige la UE, para calmar a los mercados. Aunque eso podía ser a finales de mes y cabía la posibilidad de que fuera uno de sus trucos. Hoy estaba claro que los mercados no se habían creído nada y a las cinco de la tarde Napolitano emitió una nota que redujo las ambigüedades. Uno, puntualizó que «no existe ninguna incertidumbre» sobre el hecho de que Berlusconi dimitirá tras aprobarse las reformas, incluidas en los presupuestos. Dos, ese trámite estará resuelto «en cuestión de días». Según los presidentes de ambas cámaras, que han forzado los calendarios, y gracias al consenso de urgencia de los partidos, el Senado los aprobará mañana y la Cámara de Diputados, el sábado. Tres, Napolitano decidirá luego entre un nuevo Gobierno o elecciones anticipadas «en los tiempos más restringidos». El objetivo sería cerrar la crisis el domingo.
Temores fundados
El presidente concluyó con una observación en la que se erigía en garante de la estabilidad y despejaba las últimas dudas. Subrayó que ante una situación grave no dudaría en tomar medidas «de urgencia»: «Son del todo infundados los temores de que pueda determinarse en Italia un prolongado periodo de inactividad gubernamental o parlamentaria, siendo posible en cualquier momento adoptar, si es necesario, procedimientos de urgencia».
Lo dice, en realidad, porque son temores del todo fundados, como demuestra el escepticismo de los mercados. Pero así Napolitano avisa a los partidos de que si no encuentran una solución por las buenas, él lo hará por las malas. En un contexto de alarma, como el que reinaba hoy en Europa, o ante uno más de los peligrosos momentos de empantanamiento político en Italia tendría justificación suficiente, como jefe de Estado, para tirar por la calle de en medio. No permitirá más tonterías que pongan en peligro no solo el país, sino el euro.
¿Cuáles son ahora las salidas? Entre elecciones o un Gobierno de emergencia, hoy ganaba puntos la segunda opción. Crece la sensación de que el país no se puede parar con una campaña electoral que puede ser sangrante y un sistema electoral que no garantiza un Ejecutivo estable. Al margen del partido del exmagistrado Antonio Di Pietro en la oposición, los únicos a favor de los comicios son Berlusconi -pero no gran parte de su formación, el Pueblo de la Libertad (PDL)- y la Liga Norte, que no obstante hoy comenzó a dar señales de que desea secretamente un Gobierno de transición al que poder oponerse. «Es bonito estar en la oposición», dejó caer su líder, Umberto Bossi. Tras el desgaste del último año tragando con Berlusconi, que les hundió en las municipales, temen un trastazo en las urnas. Así pueden limpiar su imagen dando batalla en el Parlamento, como en los viejos tiempos.
El resto de la oposición trabaja en bloque por un Gobierno de emergencia, en el que entrarían encantados como salvadores de la patria. El Partido Demócrata (PD) y la alianza de centro del Tercer Polo, donde están la UDC democristiana de Pierferdinando Casini y el partido de Fini, ambos ex-aliados de 'Il Cavaliere', esperan arrancar el apoyo de un sector del PDL. Ante la presión por esta opción y el riesgo de una escisión interna, un peso pesado del partido de Berlusconi, Maurizio Lupi, abrió por primera vez la puerta a un Ejecutivo «de emergencia nacional».
Jugada maestra
El candidato más citado para encabezarlo es el economista y excomisario europeo Mario Monti. Y es aquí donde Napolitano empleó su última carta con una jugada maestra que lo lanzó para el puesto.
A las siete y media de la tarde lo nombró senador vitalicio. De este modo, apuntaban los analistas, además de reforzar su perfil, lo convertía 'de facto' en un político, y dejaba de ser un técnico. Porque Berlusconi siempre ha dicho que nunca aceptaría un Gobierno técnico. El propio magnate tuvo que firmar el decreto, que tal vez sea el relevo definitivo de su cargo. A última hora de anoche corría el rumor de que había dado su visto bueno al Ejecutivo de emergencia de Monti.
En el epílogo de 'Il Cavaliere', estos días es revelador fijarse en la cotización de Mediaset, su imperio audiovisual, vistoso símbolo de su conflicto de intereses: hoy se desplomó un 12%, el peor de Milán. Por alguna razón los inversores parecen considerar que sin el dueño de la empresa al frente del Gobierno las cosas le irán bastante peor.