ALERTA en japón

El OIEA afirma que por ahora no hay peligro radiactivo para la población fuera de la zona de evacuación

El Gobierno japonés pide que no se consuman vegetales de Fukushima

VIENA / TOKIO Actualizado: Guardar
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El OIEA ha asegurado que por ahora no existen riesgos por radiación para la salud humana fuera de la zona de evacuación de la planta nuclear japonesa de Fukushima, dañada por el terremoto y posterior tsunami del pasado día 11. Graham Andrew, asesor científico del organismo, ha manifestado en rueda de prensa en Viena que "ningún riesgo significativo para la salud humana ha sido identificado" hasta ahora.

El OIEA y las autoridades japonesas están efectuando mediciones de radicación no sólo en la zona misma del desastre, sino también más allá del radio de evacuación de 20 kilómetros en torno a la planta. Las mediciones del organismo en diferentes lugares, entre 30 y 73 kilómetros de distancia de la central de Fukushima, muestran valores de 0,2 a 6,9 microsiverts por hora, muy por debajo de las dosis consideradas peligrosas para los seres humanos.

Por otra parte, el portavoz del organismo nuclear de la ONU ha vuelto a expresar su "seria preocupación" por la situación en las cuatro unidades más dañadas de la central (1, 2, 3 y 4). La preocupación se debe a la falta de datos fiables sobre lo que sucede en el interior de los reactores y en las piscinas de combustible usado, a causa de la radicación, las altas temperaturas y la imposibilidad de restablecer la corriente eléctrica.

Sin embargo, el temor a una contaminación radiactiva se ha extendido en Japón después de que las autoridades admitiesen un incremento del nivel de yodo en el agua de Tokio y recomendasen no comer verduras cultivadas cerca de la planta nuclear de Fukushima. El Gobierno japonés ha insistido en que no hay un riesgo inmediato para la salud pero al tiempo aconsejó dejar de consumir espinacas, col o brécol de la provincia de Fukushima.

Consumir agua del grifo no entraña riesgo

Más alarmante ha sido la admisión, por parte del gobierno metropolitano de Tokio, de que los niveles de yodo radiactivo en el agua de la capital japonesa habían superado los límites permitidos para niños menores de un año, por lo que ha recomendado a los padres que no la administren en biberones y otras fórmulas. Una vez más, las autoridades han vuelto a pedir calma y han asegurado que el consumo de agua del grifo de la capital nipona no supone ningún riesgo inmediato para la salud, ni en el caso de los bebés, y que los adultos pueden beberla sin problemas.

Pero, al momento, las redes sociales se han llenado de mensajes de tokiotas que salieron de sus trabajos a los combini (tiendas 24 horas) para comprar agua embotellada, cuyas existencias se agotaron en muchos comercios. El alcalde de Tokio, Shintaro Ishihara, ha pedido "calma" y "sensatez", mientras el omnipresente portavoz del Gobierno, el ministro Yukio Edano, reclamaba a la población que no hiciese acopio de botellas de agua mineral.

Una concentración de yodo de 210 becquerel por kilo se detectó en la planta de Kanamachi, que surte al centro y oeste de la capital japonesa, por encima del límite de 100 becquerel por kilo considerado seguro para los bebés pero inferior a los 300 becquerel de los adultos.

Medida de precaución

Además de la alerta sobre el agua, el Gobierno ha restringido hoy la distribución de once verduras de Fukushima en las que se detectaron niveles de radiación excesivamente altos, entre ellos brécol, espinacas, repollo o nabo. También ha ordenado detener la distribución de leche y perejil en la vecina provincia de Ibaraki por el mismo motivo, aunque ha vuelto a insistir en que es una medida de precaución porque el consumo de estas verduras no supone un riesgo inmediato para la salud.

Según el Gobierno nipón, si una persona ingiere cien gramos de alimento con la mayor concentración de material radiactivo detectada hasta el momento durante diez días, recibiría una radiación equivalente a la mitad de la exposición natural al medio ambiente durante un año. Un consumo prolongado, sin embargo, haría que el volumen de radiación recibida excediese los niveles considerados normales y podría perjudicar la salud.