El ministro de Defensa egipcio, Mohamed Hussein Tantawi, encabeza el Consejo Supremo Militar. / Reuters
crisis en egipto

Mubarak se rinde ante el clamor popular

El 'rais' da su brazo a torcer tras viajar junto a su familia a la localidad turística de Sharm el Sheij

EL CAIRO Actualizado: Guardar
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El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, ha dimitido y ha entregado su poder al Consejo Supremo Militar, según ha anunciado el vicepresidente, Omar Suleimán. En una declaración emitida por la televisión pública, Suleimán ha señalado que la decisión ha sido adoptada "por las difíciles circunstancias que atraviesa el país". "El presidente Mohamed Hosni Mubarak ha decidido renunciar a su cargo de presidente de la República y ha encargado al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas administrar los asuntos del país", dice textualmente el breve mensaje de Suleimán, de apenas treinta segundos de duración y que Suleimán, que ha comparecido con un semblante muy serio, ha finalizado encomendándose a Dios. Rictus muy distinto es el que han adoptado los opositores al escuchar sus palabras. La plaza Tahrir ha gritado como nunca, esta vez de alegría.

El ministro de Defensa egipcio, Mohamed Hussein Tantawi, estará al frente del Consejo Supremo militar, que ha asumido el poder. El Consejo Supremo del Ejército disolverá el Gobierno y las dos cámaras del Parlamento egipcio y gobernará por medio del presidente del Tribunal Constitucional, según ha informado la cadena de televisión Al Arabiya. El Ejército egipcio ha aclarado que el mandato del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas no puede ser una alternativa a la "legítima" administración que reclaman los ciudadanos. Un portavoz ha agradecido el servicio de Mubarak en favor del país en "tiempos de guerra y de paz". Asimismo, ha querido recordar a los "mártires" de esta revolución. El mensaje fija la postura de un Ejército que, según su portavoz, se declara "comprometido con la transición".

Nada más conocerse la noticia de la marcha de Mubarak, la plaza Tahrir de El Cairo ha estallado de júbilo. El 'Viernes de los Mártires' se ha convertido en una fecha histórica, al poner fin a treinta años en los que Mubarak ha sido dueño y señor del país. Gritos por toda la plaza, manifestaciones de alegría, cánticos y el agitar de banderas son las notas predominantes en la plaza, epicentro de las protestas públicas contra el régimen de Mubarak, quien ha estado en el poder desde 1981. "El pueblo ya ha hecho caer al régimen", "el pueblo y el Ejército son uno", eran algunos de los lemas más coreados por la muchedumbre.

"Cambio histórico"

Los principales grupos de la oposición han empezado a pronunciarse inmediatamente después de saber que Mubarak dejaba vía libre. Los Hermanos Musulmanes han destacado "el triunfo pacífico del pueblo" y han asegurado que la renuncia de Mubarak es el comienzo de "una nueva etapa" en la historia de Egipto. Por su parte, Mohamed El Baradei, uno de los que se perfilan como candidatos a las elecciones, ha celebrado lo que ha descrito como "la emancipación de Egipto". Otro de los que suenan para el futuro de Egipto, Amro Musa, secretario general de la Liga Árabe -cargo que ya ha dicho que abandonará en las próximas semanas, lo que podría abonar la hipótesis de una futura candidatura a las elecciones en Egipto-, ha hablado de un "cambio histórico".

Tampoco se han hecho esperar las reacciones internacionales. La canciller alemana, Angela Merkel, ha asegurado que la dimisión de Mubarak es "un último servicio al pueblo egipcio". Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha preferido centrarse en los vencedores, el pueblo, el cual, ha recalcado, "ha demostrado una gran madurez democrática". Al pueblo se ha referido también el presidente de EEUU. Tras analizar la situación con el Consejo de Seguridad Nacional, Barack Obama ha subrayado que "Egipto ya no volverá a ser igual", aunque ha recordado que la partida de Mubarak "no es el final de la transición" sino únicamente "el principio". "Los egipcios nos han inspirado", ha remachado, en alusión al "espíritu de no violencia" en el que se han desarrollado los 18 días de protestas.

Fuga en helicóptero

La noticia ha saltado cuando menos se esperaba. Ayer parecía el día en el que finalmente el hasta ahora presidente egipcio iba a dar su brazo a torcer. Pero el 'rais' hizo lo que no se esperaba casi nadie, ni siquiera algunos de los miembros de su Gobierno. Lanzó un duro discurso a través de la televisión pública en el que adelantó que delegaría el poder al vicepresidente Suleimán, pero cuyas palabras parecían dejar sentado que él seguiría siendo el que controlase la situación. Hoy, Mubarak partía junto a su familia hacia la localidad turística de Sharm el Sheij, en principio con la intención de descansar, o eso se decía. Pero la noticia tan esperada por los manifestantes apostados en la plaza de Tahrir se ha producido finalmente poco después de las 18.00 hora local (16.00 GMT), tras confirmarse que Mubarak se había trasladado a la ciudad turística de Sharm el Sheij, en la península del Sinaí.

Fuentes de la Presidencia confirmaban un par de horas antes de la comparecencia de Suleimán el viaje de Mubarak a Sharm el Sheij, realizado en un helicóptero militar que despegó de El Cairo poco antes de las oraciones del mediodía. Según la edición digital del diario gubernamental 'Al Ahram', citando fuentes próximas a las Fuerzas Armadas, Mubarak se mantuvo en una base militar durante las últimas 48 horas para garantizar su seguridad. 'Al Ahram' aseguraba que "debido a la situación en la capital ha sido imposible para el presidente trasladarse con seguridad con su comitiva habitual". Una fuga que quizás le haya puesto a salvo de los manifestantes. Pero no ocurre lo mismo con su patrimonio. Las autoridades suizas han congelado "con efecto inmediato" los bienes que puedan pertenecer al ya ex presidente egipcio, según ha anunciado el portavoz del Ministerio de Exteriores de ese país.

La victoria de la resistencia

A media mañana el Ejército emitía un esperado comunicado, pero no era eso lo que el pueblo esperaba escuchar. El Consejo Superior del Ejército, presidido por el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantaui, anunciaba que levantará el estado de emergencia, en vigor desde hace 30 años, "tan pronto como terminen las actuales circunstancias" y prometía que no perseguirá a los "honorables (ciudadanos) que rechazaron la corrupción y pidieron las reformas". Con el comunicado, las Fuerzas Armadas se convertían en garantes de esas promesas oficiales.

Esto no convencía a la población cairota, que reclamaba al Ejército que se posicionase en la batalla entre los manifestantes y el régimen. Hasta ahora, las Fuerzas Armadas de Egipto se habian mantenido neutrales en la crisis política que atraviesa el país. Aunque habían calificado como legítimas las demandas de la revuelta popular, no se habían sumado a las protestas y mantenían firme la línea de mando, encabezada por Mubarak, como jefe supremo de las Fuerzas Armadas. Algo insostenible ante el clamor popular, como se ha demostrado finalmente.

Alrededor de dos millones de personas -según las estimaciones de la cadena de televisión Al Yazira- se congregaban hoy en la plaza Tahrir para exigir la dimisión del presidente de Egipto, mientras miles se desplazaban a la sede de la televisión pública, rodeada por carros de combate y el punto más custodiado por el Ejército después del Palacio Presidencial. Asimismo, se registraba una fuerte presencia de manifestantes en el exterior de la mezquita de Qaid Ibrahim, en Alejandría (segunda ciudad del país), cuyo imán elogiaba durante la oración a los asistentes por ayudar a "poner fin a un régimen corrupto que actúa como agente de otros". Sus deseos se han visto, por fin, cumplidos.