Las zambombas se consolidan como rentable imán turístico
La ocupación hotelera ha rozado el 90% en Jerez durante el puente festivo y el número de fiestas previstas supera las 600
Las zambombas (que no zambombás) han revolucionado Jerez este puente festivo. La ocupación hotelera superó el 88% el pasado viernes y alcanzó un 79,36% el sábado –aunque con ligero descenso con respecto al año pasado, señala la asociación Horeca– y jerezanos y forasteros siguen llenando bares y restaurantes, aunque los puristas recelen de las fiestas en estos lugares: consideran que se trata de una mera comercialización de los sentimientos navideños. Pero no cabe duda de que estas fiestas navideñas están atrayendo a numerosos turistas y protagonizan espacios televisivos. Incluso hay expediciones que llegan en autobuses a los lugares donde se celebran.
Es posible que cuando pase el día de Navidad se hayan celebrado ya unas 600 zambombas, aunque el Ayuntamiento tanteó la posibilidad de que se prolongaran hasta enero. Como complemento –además del alumbrado y resto de ornamentación– los nacimientos entre los que el destaca el Museo del Belén en la calle Circo, el siempre famoso y original del convento de Capuchinos o la XXXVI exposición de dioramas de la asociación de belenistas en los Claustros de Santo Domingo. A un paso unos de otros pues todas estas referencias están ubicadas en el centro donde aparcar suele ser misión imposible. Incluso algunos parkings han colocado el cartel de completo este fin de semana.
La zambomba es la expresión más genuina de la Navidad jerezana y se constituye en el principal argumento en el que se sustenta la convivencia y la participación inherentes a estas fiestas, recuerda el Ayuntamiento. Los vinos de la tierra, la repostería tradicional y los villancicos aflamencados son los ingredientes de las zambombas que en estos días se celebran por cualquier rincón de la ciudad.
Convivencias vecinales
Los orígenes de esta peculiar fiesta navideña se localizan en las convivencias que se organizaban en los patios de las casas de vecinos, donde se compartían viandas, vinos –de ahí nacen parte de las críticas de los cabales a las organizadas en bares– y cantes cuyas letras y ritmos formaban parte de la cultura popular. Pero en Jerez, la mezcla de los compases de los villancicos tuvo en el flamenco su hecho diferenciador. Así, hoy en día, la zambomba es seña de identidad de esta tierra.
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