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«Y si vienen 200 barcos, mejor»: la llegada de dos nuevos destructores a la Base de Rota es bien acogida

Una gran mayoría de roteños son partidarios de la llegada de los nuevos destructores norteamericanos por el impacto económico

Los dos buques antimisiles anunciados en la Cumbre de la OTAN atracarán entre 2024 y 2026 con 600 militares a bordo y sus familias: se estiman 1.000 puestos de empleo directo

Entrada a las instalaciones militares de uso compartido entre las fuerzas navales españolas y estadounidenses Francis Jiménez

Manuel López Sampalo

Rota, ¿dónde están tus huertos: / tu melón, tu calabaza, / tu tomate, tu sandía? […] ¿Qué van a hacer de tu mar? / ¿Qué en tus campos van a hacerte? / Un camino militar, / un puerto para la muerte.

Esto es lo que se preguntaba Rafael Alberti hace ... 60 años en su poema ‘Rota Oriental, Spain’ , musicado por Carlos Cano, al poco de desplegar los norteamericanos su base militar sobre los terrenos más productivos del término municipal.

Seis décadas después, la situación ha cambiado mucho, y lo que ahora se preguntan los roteños es cuándo van a llegar los dos nuevos buques antimisiles y cuántos dólares van a dejar en el pueblo.

La cartera y el bienestar de los paisanos de esta villa gaditana pesan mucho más que todos los versos y consignas antimilitaristas y antiyanquis juntos, que ya solo sostienen Teresa Rodríguez –roteña despegada de la realidad de su pueblo– y sus secuaces. Los habitantes de Rota, digamos, se han vuelto prácticos.

Severiano y Joaquín, de 83 y 82 años respectivamente, trabajaron en la base mediante la industria auxiliar. Ellos sí conocieron aquel pueblito de pescadores y agricultores –los mayetos eran los campesinos locales y fueron expulsados con sus características chozas de la zonas de La Viña por mor del desembarco yanqui– al que le cantaba Alberti por voz de Carlos Cano.

Ambos aseguran no sentir añoranza por esa ‘arboleda perdida’, por ese pueblito bucólico de pescadores y veleros . «Pásabamos más hambre que un caracol en lo alto de una pita», exclama con naturalidad Severiano. Joaquín se refiere a su hija, que es taxista, y la cantidad de trabajo que tienen ahora con los norteamericanos: «hoy los taxis no dan abasto, de aquí pa’llá: antes había 200 y estaban paraos».

Y es que Rota, cuentan, tenía el mayor número de taxis y prostitutas, por metros cuadrados, en todo el país. Hoy ostenta el record mundial en pizzerías –eso sí, al estilo americano : hasta con kétchup por encima–: basta darse una vuelta por sus calles.

Quizás porque llevan más de 60 años conviviendo con los norteamericanos , los hijos de Rota no hablan entre ellos de la más que presumible llegada de dos nuevos buques antimisiles a la base. Sus pobladores comentan por los mentideros, bares y tertulias el premio gordo de la ONCE que se vendió en la localidad la semana pasada y la llegada de los veraneantes, en su mayoría sevillanos, que desde el viernes 1 de julio triplican la población municipal.

Galería.

De ahí que haya algunos que ni se hayan enterado de la noticia: es el caso de Tania, camarera en el bar ‘El Periquito’, en la coqueta plaza de España, junto al Ayuntamiento. Ella es muy joven y no se asombra al conocer la noticia, responde con naturalidad que le parece «bien», pero que su pueblo pueda ser objetivo militar, le da «un poquito de cosita, tú sabes». Mas lo que de verdad le incordia es el precio de los alquileres: «A este paso a ver cómo voy a poder encontrar un piso» , se queja medio en broma.

No son pocos los roteños que viven de las rentas de viviendas alquiladas a los militares estadounidenses y sus familias. Es el caso de Pedro ‘El Rincón’, jubilado del fútbol y de la banca, que aunque reconoce que es cierto que los altos salarios yanquis ha inflado el precio del alquiler en la zona, su presencia le ha dado «catering» –suponemos que se refiere a «standing»– a su pueblo frente, por ejemplo, «a Chipiona». «Y si vienen 200 barcos, mejor» , exclama.

Joaquín, aparte de regentar una cafetería –Route 66– frente a la playa de La Costilla , tiene varios pisos alquilados a norteamericanos y asegura que «son mucho mejor pagadores que los españoles» , ya que cumplen cada mes religiosamente: «el gobierno de USA te asegura el pago».

En esa mismo café de reminiscencias moteras, debate una pareja en ‘spanglish’: son Mari Paz y David, una curiosa pareja que se han mudado hace poco a Rota tras vivir una buena temporada en Estados Unidos. Ella es de Los Palacios (Sevilla) y él es de Nueva Jersey: aunque fue marine, jamás pudo servir en la base naval española, dado que se dedicaba al submarinismo. Decidieron venirse a este pueblo gaditano «por la buena mezcla de culturas que hay» .

Precisamente, la integración de los militares estadounidenses en el pueblo de Rota y la participación en sus costumbres locales y el respeto por ellas, ha hecho mucho por que sus pobladores defiendan con antimisiles y salsa roteña ardiendo la permanencia de la base . Es difícil encontrar un vecino que hable mal de ellos: «Otra cosa son los barcos que llegan de otros países, como los ingleses, que se creen que esto es Magaluf», cuenta Juan, un camarero del Bodegón El Gato.

En esta tasca típica, sito en la avenida María Auxiliadora, se bebe vino local de uva tintilla y se acompaña con un platito de arranque –una suerte de salmorejo más sólido– o unos tremendos gambones a la plancha. Dicho camarero asegura que «los americanos se pirran por las tapas y vinos típicos : en cuanto abrimos por las tarde, están aquí los primeros». Un cliente habitual bromea con el tema de marras pidiendo una tapa de «urta a la OTEÑA», jugando con Rota y OTAN, e imitando a un gangoso al más puro estilo de Arévalo.

En el pub Los Arcos atienden Chris y Manoli, pareja que es la quintaesencia de la mezcla ‘rotamericana’. Él es un marine retirado y ella es natural del pueblo. En la entrada de este enclave yanqui en el corazón de la villa marinera –calle Higuereta–, reza en un cartel que dice lo siguiente: «Welcome to the only pub in town owned and operated by a U.S. military veteran. Salud!»

De «buena salud» es de lo que dicen los hermanos Pepe y Manuel, pescadores jubilados, que goza el pueblo desde que están aquí los estadounidenses: «Es la única fuente de ingresos del pueblo» , dice uno; «Bueno, el turismo…», matiza el otro; «pero los sevillanos no se dejan ná aquí», remata el primero.

Hispalenses son precisamente Carlos y Ana, que tienen su segunda residencia en Rota –como tantos otros sevillanos–. Él, que sostiene en sus manos el ABC de Sevilla, no está de acuerdo con que vengan más destructores a la base . Afirma que ellos vienen en busca de «la tranquilidad» y repite que «al final esto se va a convertir en otra Venecia» .

Frente a la entrada a la base naval se sostienen unas pancartas denunciando incumplimientos de contratos dentro de la misma. En una de ellas se puede leer con claridad: «Gobierno español y americano, cómplices», no sabemos bien de qué: de momento de sumar dos destructores más a los cuatro que ya se encontraban atracados en el puerto militar y conforman el actual escudo antimisiles.

No sabemos si algún día se cumplirá el presagio que dejó escrito Alberti en la coda de sus versos: «¡Españoles, despertad: / es Rota la marinera / quien levanta la primera / llama de la Libertad!» Por ahora parece que no…

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