CRISIS DEL CORONAVIRUS
Quedadas en el supermercado o kilómetros con el perro, la rebeldía de unos pocos contra el confinamiento en Cádiz
En la provincia gaditana los infractores están siendo solo una minoría porque la amplia mayoría de su población se está comportando, «un ejemplo de civismo y responsabilidad»
Ha pasado a lo largo de la historia que en períodos difíciles, complicados, cuando uno se siente agobiado, preocupado o sin salida recurre a su propia imaginación para poder encontrar una escapatoria. Eso mismo está ocurriendo en estos días con la mayor alerta sanitaria que se ha conocido en la época más reciente. La crisis del coronavirus y las medidas restrictivas para evitar los contagios ha desatado (solo en algunos) una cadena de excusas para poder saltarse el encierro y salir a la calle de aquellos que no entienden que el decreto tiene su justificación y hay que tomárselo en serio. En Cádiz está siendo solo una minoría porque la amplia mayoría de su población está siendo un ejemplo de civismo y responsabilidad .
De ello están siendo testigos directos todos los agentes de las fuerzas policiales que, en definitiva, son los que han tomado el control de este cambio tan brusco de tener que quedarse en casa. «Cada día que pasa son menos pero, entre esos pocos, nos estamos encontrando de todo», cuenta a este periódico uno de estos agentes que, como sus compañeros, lleva días en las calles de Cádiz, expuesto al riesgo por el bien común. «Tuvimos el caso el otro día de una señora que nos dijo que le iba a llevar una tortilla a su hija que la chica no sabía cocinar... le tuvimos que explicar que eso no se podía hacer, que solo podía salir de su domicilio por causas muy excepcionales». «La mayoría de la gente te dice que va a la compra pero, claro, luego a lo mejor te sacan un paquete de galletas del bolso». «O te cuentan: es que voy a por una coca cola... no lo entienden o no se quieren enterar».
Según explican desde que el sábado a la medianoche entró en vigor el decreto que regula el Estado de Alarma, y por tanto, el confinamiento, los ciudadanos han ido enterándose de manera muy progresiva de qué podían o no hacer. «Se lo han ido tomando en serio cuando han visto que estamos en la calle y se ha empezado a sancionar», cuenta otro policía. O también por puro miedo. Cuando los datos de afectados o fallecidos han ido en aumento y se ha visto que el próximo puede ser un ser querido o uno mismo. También por solidaridad y conciencia social, dos factores que han ido sumándose también a esta lucha y cada vez es más notable.
Supermercados y cajeros
Pero, a pesar de todo y aunque se haya repetido hasta la saciedad que las sanciones pueden ser de 600 euros o más, hay una minoría que insiste. Los súper, cajeros y farmacias se están convirtiendo en las justificaciones más recurrentes. «Hemos detectado que hay gente que está quedando en los supermercados para verse. Creo que eso también se tendrá que controlar de alguna forma porque si no, no va a servir de nada todo esto el esfuerzo de casi todos, los que no lo respetan y le quitan importancia ponen en riesgo a otras personas». O quien va a por dinero, unos billetes que, por cierto, ahora mismo en poco pueden gastarse. «Además se está recomendando que se pague con tarjeta para evitar también contagios», recuerda otro policía.
El hecho de llevar el ticket de la compra o ir a establecimientos que estén cerca de los domicilios son dos requisitos que se deben cumplir para poder facilitar este control, pero también hay quien se la salta. «Cargan la compra en el coche y ya se van a dar un paseo».
Y las anécdotas no dejan de sucederse. Como la de un señor que fue apercibido por los agentes en Cádiz por estar fumándose un cigarro en su portal. «Le dijimos que tenía que irse para su casa y nos explicó que había discutido con su mujer y que había bajado a tomar un poco el aire. Le llegamos a acompañar».
Kilómetros con el perro
Otro capítulo aparte merece el tema de los perros. Las mascotas también se han convertido en protagonistas imprevistos de este giro radical de la vida cotidiana. «Hay quien te dice que está sacando el perro y está a kilómetros de su casa», cuenta otro agente. «O el que se tira una hora con él en la calle y te suelta que es que el animal no ha hecho todavía sus necesidades». O la historia de una pareja de El Puerto a la que pararon por ir dos en el coche con la mascota y argumentaron que el perro «tenía ansiedad y lo llevaban a un campo a que corriera».
Otra de las cuestiones más peliagudas es ir en pareja o en grupo por la vía pública. No se puede. «Al principio había quien no se lo creía pero ya si ves que la gente va sola y sabe que tiene que ir sola». Ni hacer deporte en la vía pública, algo que ya no se está produciendo.
Las personas mayores es otro reclamo. «Lo de ir a ver a los padres es muy habitual. Intentamos que la gente entre en razón, explicarles que pueden ser portadores del virus y que, si no es estrictamente necesario, es peor que vayan a verlos».
A la vez que los hechos se han ido sucediendo y la situación sanitaria ha ido empeorando se ha ido endureciendo el hecho de levantar o no actas de propuestas para sanción. «Estos primeros días hemos sido bastante flexibles pero la situación ya está muy complicada y en algún momento vamos a tener que apretar más».
De todas formas, frente a estas actitudes incívicas o rebeldes, se insiste en que la gran mayoría de la población en la provincia está colaborando con esfuerzo y solidaridad quedándose en sus casas para que la crisis sanitaria acabe cuanto antes.
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