SUCESOS

Máxima tensión en Barbate: «¡No vais a grabar más!»

La operación de la Guardia Civil con más de veinte detenidos por narcotráfico vive momentos de nervios con insultos, amenazas y alguna agresión a los medios por parte de allegados de los arrestados

El operativo contó con la participación de unos doscientos efectivos.

M. A.

Hay muchas maneras de relatar cómo se efectúa una intervención policial. El principio es siempre más o menos el mismo pero el desarrollo y el final dependen de cómo se den numerosas y variadas circunstancias. También de qué personas rodeen ese suceso o de las que participen de una u otra forma en él. Barbate vivía este martes un nuevo episodio de esos que les señala y les recuerda esa imagen de 'atún y chocolate' que tanto les escuece y que les ha estigmatizado durante años bajo el yugo de la droga, el narcotráfico, el descaro.

La mayoría de sus vecinos, gente trabajadora y honrada, quiere desprenderse ya de todo eso y hablan del daño que esa imagen le hace a un pueblo que intenta sobrevivir a la crisis pesquera. Sin embargo, no lo tienen fácil porque en frente resiste a duras penas una minoría que insiste en continuar con el 'negocio' del hachís o que han tomado el relevo de históricos que ya cayeron como los Antones.

Y la muestra evidente de esta disparidad se la encuentran en sus narices el fotográfo y la redactora de este periódico cuando están intentando trabajar y sufren una agresión, insultos y amenazas. Este martes, mientras realizaban la cobertura del importante operativo desplegado por la Guardia Civil en Barbate , vivían en primera persona esa tensión que se suele experimentar en historias como estas. No siempre ocurre, pero puede pasar. La situación es la que es.

«¡No vais a grabar más!», gritaba una mujer fuera de sí abalanzándose contra el gráfico y golpeándole reiteradamente en la espalda intentando que dejara de tomar imágenes. Esta desagradable situación se producía a las puertas del cuartel donde iban llegando uno a uno los más de veinte arrestados en el dispositivo. La mujer, al parecer hermana de uno de los investigados, seguía increpando en actitud muy violenta. Tras ella, otro hombre se manifestaba en el mismo tono amenazante. «¡Os vais a enterar. No sabéis lo que estáis haciendo!». Detrás, en la plaza Rosa de los Vientos, medio centenar de personas, vecinos, y algunos allegados de los detenidos, miraban lo que ocurría en un clima de auténtica tensión y ciertas miradas no muy amigables .

Los insultos y amenazas también se dirigían hacia los agentes que estaban dando cobertura al traslado de los implicados. «¡Hijos de puta, desgraciados. Nos quitáis el pan. Tus hijos seguro que tienen para comer!», se escuchaba. Finalmente la situación se templaba y no iba a más gracias a la intervención y protección de los guardias civiles presentes y el trabajo podía continuar. Como también seguía la vida como otro día más. Una vecina cargada con bolsas de la compra pasaba por la calle y dejaba sentenciada su opinión:« Los están cogiendo a todos . ¡A mí me parece muy bien. Que trabajen como hacen mis hijos y nos dejen ya vivir en paz sin droga!».

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