Colegios de Cádiz

El drama de la pequeña Blanca en su tercer colegio en un año

La situación de esta alumna de ocho años de Tarifa, que se ha quedado sin plaza en su colegio, conmueve a sus compañeros y profesores

La alumna de Tarifa apartada de su colegio tras un accidente de sus padres, consigue su readmisión

N. Agrafojo

La ley frente al sentido común . El caso de la pequeña Blanca es el ejemplo más cruel de las incongruencias y el sinsentido de unas normativas exentas de humanidad. Mientras administraciones y técnicos de Educación valoran en los despachos el futuro de la alumna número 26 de tercero de Primaria del CEIP Nuestra Señora de la Luz de Tarifa, una pequeña de ocho años sigue preguntándose cada mañana por qué su pupitre está en un aula extraña del Colegio Virgen del Sol de la misma localidad.

Pues muy difícil resulta de explicar esta situación a la pequeña, que tras afrontar meses traumáticos, alarga su igonía entre los implacables artículos de la legislación educativa.

El drama de Blanca arrancó el pasado mes de enero, cuando sus padres sufrieron un terrible accidente de tráfico que estuvo a punto de quitarles la vida. Un choque frontal contra otro vehículo, que circulaba en sentido contrario y cuyo conductor dio positivo por el consumo de alcohol. Una imprudencia fatal que les condenó a un cambio de vida, que a día de hoy siguen sin poder recuperar.

El terrible impacto y las importantes lesiones obligaron a esta familia gaditana a hacer las maletas para que Blanca, de ocho años, y su hermana, de diez, pudieran ser atendidas mientras sus padres recuperaban la movilidad.

Este viaje les llevó hasta Loja, donde reside la abuela de las niñas, y a un cambio forzoso de colegio, matriculándose en pleno mes de enero en un centro de la localidad, como número 26 y de forma excepcional. Allí comenzaron unos meses duros y Blanca y su hermana no tuvieron más remedio que adaptarse al nuevo 'cole', a sus profesores y a sus compañeros.

Los días y los meses fueron pasando y hace apenas unas semanas llegó la noticia que todos esperaban: «Volvemos a casa». Sin embargo, este ansiado regreso se ha convertido en un escalón más de esta empinada escalera que cada mañana tiene que subir esta familia.

Lo que sería una vuelta a la normalidad se ha convertido en un nuevo desafío en la vida de Blanca. En estos meses, su pupitre fue ocupado por otra alumna, que de forma temporal se encuentra en la ciudad por el traslado de su madre, profesora interina. Por lo tanto, la plaza de Blanca no está disponible. Sí, la de su hermana, que ha podido volver con sus compañeros y profesores en quinto de Primaria.

Pero para la pequeña de ocho años, no hay plaza, no hay pupitre ni hay vuelta a la normalidad. Blanca ha tenido que matricularse en el Colegio Virgen del Sol, situado cerca del otro, en el que supone su tercer colegio en apenas unos meses.

Según la Delegación Provincial de Educación, la normativa impide aplicar el criterio de excepcionalidad que contempla el artículo 87.2 de la LOE, incluido en la Lomloe, que establece un incremento de hasta un 10% del número máximo de alumnos por aula para dar respuesta a situaciones de escolarización excepcionales. Según el delegado provincial de Educación, Miguel Andréu Estaún, este criterio no puede aplicarse porque hay vacantes en otros colegios de la zona.

¿Criterio de excepcionalidad?

Eso sí, asegura que el problema podría quedar resuelto en septiembre, ante la posibilidad de los padres de pedir que se aplique el criterio de agrupación familiar, que volverá a llevar a Blanca al CEIP Nuestra Señora de la Luz y también su sonrisa.

Por su parte, la familia y los sindicatos insisten en que estos meses son fundamentales para el estado anímico de la alumna, que ha tenido que enfrentrarse ya a demasiados cambios traumáticos para hacer frente a este tercer cambio de colegio. En este sentido, aseguran que el criterio de excepcionalidad se ha aplicado en otras ocasiones y que son muchos los centros que cuentan con más de 25 alumnos por aula.

Entre denuncias y normativas, la realidad es que Blanca sigue pasando cada mañana por la puerta del centro con la ilusión de volver a recuperar lo que un imprudente y un sistema inhumano le robaron: su felicidad.

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