Crisis del coronavirus
¿Cómo debe ser la Navidad del coronavirus en Cádiz? Cádiz, entre la Navidad y la vida
Representantes de diferentes sectores de la sociedad gaditana coinciden en pedir «responsabilidad» para afrontar la Navidad más atípica de la historia
La Navidad de 2020 pasará a la historia como la del coronavirus. Sin duda, la más atípica que se recuerda y que obligará a cambiar hábitos y costumbres que han permanecido durante décadas y que precisamente caracterizan a este período festivo. A día de ... hoy, familias, sectores económicos y profesionales aún no saben cómo podrán afrontarla y siguen a la espera de una comparecencia vital por parte del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, si bien ya se conocen las medidas principales.
Por un lado se encuentran aquellos empresarios para los que la Navidad supone el 30% de su facturación anual y se enfrentan a una disyuntiva complicada y, por el otro, los sectores que han sufrido el virus de cerca. Sanitarios o cuerpos de seguridad que han tenido que lidiar cada jornada con los contagios y que han visto cómo la pandemia se ha llevado por delante decenas de vidas.
Hasta ese esperado 10 de diciembre, cuando el Gobierno andaluz tiene previsto dar a conocer su plan navideño, muchas son las incógnitas y demasiados los deseos para afrontar este período lo mejor posible. LA VOZ ha hablado con los representantes de muchos de esos sectores económicos , como la hostelería o el comercio, y con otros que afrontan esta pandemia desde otra posición muy distinta, como es el caso de los policías, maestros, médicos o enfermeros.
Más allá de los diferentes criterios que expone cada uno de ellos para responder a la pregunta de cómo debe ser la Navidad de 2020, lo más llamativo es que todos están de acuerdo en una misma palabra: «responsabilidad».
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«¿Salvar la Navidad o salvar la Vida?. Esa es la pregunta clave»
Fernando Forja (Médico especialista en salud pública y epidemiología)
El director del Hospital La Salud de Cádiz, Fernando Forja , está viviendo esta pandemia al frente de uno de los centros sanitarios de la capital gaditana y conoce a la perfección todo lo que ha supuesto esta pandemia del coronavirus. Experto en Salud Pública y Epidemiología, el facultativo hace una llamada a la prudencia y a la vida para afrontar unas fechas navideñas que van a determinar en buena medida la evolución de una curva que parece ir en sentido descendente.
«Esta Navidad, desgraciadamente, será muy diferente a las que hemos conocido hasta ahora. La situación pandémica condicionará nuestro comportamiento familiar y social. ¿Salvar la Navidad o salvar la Vida? Esa es la pregunta clave, y su respuesta es la que marcará, o debería marcar, nuestra forma de actuar», pone de relieve Forja.
No obstante, el facultativo hace una llamada de atención al comportamiento de la población para alcanzar esa esperada mejoría. « La transmisión comunitaria del virus continúa en toda Andalucía , con un aparente descenso en estos últimos días, menos patente en la provincia de Cádiz. Estamos pagando, sin duda, la factura del final del verano y del puente del Pilar. Esto se traduce en que estamos en un débil equilibrio, en el que las restricciones impuestas por el gobierno, y probablemente con más efectividad, las autoimpuestas por el sentido común de los ciudadanos, están dando sus frutos, aunque esta situación pueda revertirse en cualquier momento si se relajan las mismas, y la Navidad es un magnífico caldo de cultivo para que esto ocurra», apunta.
«En tanto llegue la ansiada vacuna, nuestra mejor vacuna es la responsabilidad individual y comunitaria. Las imprudencias de cualquier persona, no sólo le perjudican a él . También lo harán a su familia y a la sociedad en general. Por lo tanto, nos toca una Navidad de tranquilidad, de huir de cualquier aglomeración en todos los ámbitos: las compras, celebraciones de empresas, amigos, familia … Respetar escrupulosamente las normas emitidas por las autoridades sanitarias, y pensar que cuantas más unidades familiares (convivientes habituales) diferentes se unan en estos días, más probabilidades de contagios estaremos generando. Más décimos estaremos comprando para una peligrosa lotería, que para nada tiene que ver con la ilusión de la que todos seguimos el 22 de diciembre», añade.
El especialista aboga por otros medios para mantener el contacto familiar en unas fechas tan señaladas para salvaguardar la seguridad sanitaria. «No estar juntos no significa no estar unidos. Usemos las nuevas tecnologías de comunicación para sentirnos cerca de nuestros seres queridos, pero seamos muy precavidos. Disfrutemos de esta Navidad con responsabilidad, y evitaremos así muchos enfermos y fallecidos, en una temible tercera ola pandémica tras la Navidad. Si lo hacemos así, en la Navidad de 2021 podremos volver a celebrarla como siempre, con el bullicio que nos gusta, pero sin que ningún ser querido se haya quedado en el camino», concluye.
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«Si todos somos responsables, se podrían ampliar los horarios sin poner en riesgo la salud»
Fernando García/Isabel Bermúdez (Hosteleros)
La hostelería se ha convertido en uno de los sectores más afectados por la pandemia del coronavirus. Las restricciones horarias y de aforo impuestas a consecuencias del Covid-19 han tenido un efecto directo en los restaurantes y bares, que se enfrentan a una Navidad clave para su supervivencia.
«Es difícil conseguir un equilibrio entre la economía y la salud», aseguran Fernando e Isabel, que regentan un bar en la calle Fernández Ballesteros de la capital gaditana y de momento han conseguido plantar cara al virus desde detrás de la barra. «Somos conscientes de que no se pueden permitir aglomeraciones en los bares ni grandes grupos, al menos hasta que no llegue la vacuna. En eso estamos de acuerdo y nosotros somos los primeros en cumplir con ello», asegura Fernando, que considera que este aspecto no es contrario con poder ampliar los horarios y aforos.
«No podemos seguir con este 35% de aforo y con los horarios hasta las seis de la tarde. Pensamos que si todos somos responsables, se podrían ampliar sin poner en riesgo la salud», apunta Isabel, que considera fundamental la labor de los hosteleros para velar por el cumplimiento de las normas.
«En estos meses hemos aprendido que hay que convertirse en un policía para garantizar la seguridad. Nosotros somos los primeros interesados y garantizamos que las normas se cumplen en nuestro negocio», defienden.
No obstante, piden responsabilidad tanto a los ciudadanos como a otros sectores. «De nada sirve que nosotros limitemos nuestra actividad si hay 3.000 personas en un centro comercial. Si nosotros podemos decirle a un cliente que no puede entrar porque ya hay diez personas dentro, en estos casos también hay que prohibir la entrada y evitar estas situaciones», comenta Fernando, que invita a la coordinación entre los sectores económicas para conseguir la mejor Navidad posible en tiempos de pandemia..
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«Yo abogo por la vida porque habrá otras Navidades para celebrar»
Susana Flor (enfermera)
Susana Flor conoce a la perfección lo que ha supuesto este virus en el ámbito sanitario. Esta enfermera del área de Neumología del Hospital Puerta del Mar de Cádiz ha visto de cerca las consecuencias de esta pandemia y las consecuencias mortales que puede llegar a tener. Por este motivo, la Navidad que propone es la del cuidado a nosotros mismos y a nuestras familias por encima de las compras o reuniones familiares.
«Yo lo tengo muy claro. Sabemos que cuando se abren las puertas se multiplican los contagios y esto se traduce en pérdidas de vidas humanas. Por eso, yo abogo por la vida porque creo que habrá otras navidades próximas, que podremos celebrar y disfrutar, pero en estos momentos toca apretarse el cinturón», comenta la profesional de una de las plantas que sigue conviviendo con el virus.
«Los que trabajamos aquí seguimos teniendo miedo cada vez que vamos a trabajar. Es cierto que ahora ya no nos coge de nuevos, como en la primera ola, pero sabemos que nos podemos contagiar y que los efectos pueden llegar a ser muy graves. Y no hablamos sólo de gente mayor, nosotros vemos cómo le afecta también a la gente joven, los vemos en las UCIs. Hay que concienciarse de lo que es esta enfermedad», apunta Susana, que apela a la «civilización y racionalidad de todos de cara a la Navidad. Sólo así lo vamos a poder vencer», explica.
La enfermera también pone de relieve las consecuencias negativas que conlleva abrir las puertas y levantar las restricciones. «Está más que comprobado que cada vez que se abren las puertas y se multiplican las reuniones sociales, los contagios se multiplican a las dos semanas. por lo tanto, hay que esperar a que los ciudadanos se inmunicen y a que esté la vacuna para poder abrir más la mano», asegura la sanitaria.
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«La responsabilidad individual es fundamental frente al coronavirus»
Andrés Bragado (Policía Nacional)
La Policía Nacional recuerda que la responsabilidad individual es «fundamental» frente al coronavirus durante las próximas fiestas navideñas.
Así lo asegura el agente y responsable de comunicación del Cuerpo en la provincia de Cádiz, Andrés Bragado. «Para ello, los agentes de la Policía Nacional velarán por el cumplimiento de las medidas de seguridad e higiene establecidas por las diferentes administraciones públicas, como el uso de mascarilla, la distancia individual y otras medidas para prevenir la propagación del Covid-19. El comportamiento irresponsable de la ciudadanía puede conllevar la propuesta para sanción administrativa por el incumplimiento de la normativa vigente durante el actual estado de alarma», recuerda el experto en seguridad.
Más allá de la actitud de responsabilidad en la ciudadanía, Bragado recuerda que además de las tareas de vigilancia propias de la pandemia, la Policía Nacional activará durante los próximos días un dispositivo especial para estas fechas para reforzar la seguridad y prevenir delitos como hurtos, robos, fraudes, que son más frecuentes en Navidad. «Por ello, habrá una redistribución de efectivos para tener una mayor presencia de agentes en zonas con mayor afluencia de gente, donde se lleve a cabo una mayor actividad comercial, mercados tradicionales y zonas de ocio y diversión», apunta.
Con respecto a las próximas fechas, el agente pone de relieve unas pautas de prevención para disfrutar de unas fiestas seguras y evitar ser víctima de determinados delitos tanto en la vida real como en el mundo online, prácticas habituales en la época.
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«En la vuelta al cole habría que hacer nuevas pruebas de detección de virus y una limpieza a fondo de los colegios»
Sofía Espinar (maestra y directora de una escuela infantil)
Sofía Espinar es la directora de la escuela infantil Las Dunas, en el Puerto de Santa María. Desde inicios de septiembre los docentes han realizado un esfuerzo para mantener a raya al virus. Confía en que esta Navidad se extraiga una nueva lección. «He enfocado la pandemia como fuente de aprendizaje y oportunidad de mejora personal y de mi entorno. Una de las frases que más he repetido en estos meses es que 'del coronavirus se aprende', y cada vez lo tengo más claro, ya que estamos viviendo una situación en la que nos enfrentamos a nuestra vulnerabilidad y a la posibilidad de supervivencia si trabajamos en equipo , usando la creatividad en el proceso, y de esos los maestros y maestras sabemos bastante».
Así que «estas Navidades, dependiendo de la responsabilidad personal de cada uno , serán de una manera o de otra. Hay personas que son solidarias, respetuosas y cívicas que están haciendo las cosas muy bien y entienden que este año la prioridad es sanitaria, que hay muchas personas en los hospitales enfermas y muchos profesionales de la sanidad dándolo todo por salvarlas, arriesgando sus vidas y que no podemos colapsar más el sistema sanitario. Por tanto, no se trata de comer o no con la familia, de que abran o no los cierres perimetrales, de ir a ver las luces navideñas, de que mis hijos vean o no la cabalgata de Reyes... se trata de entender que de mis actos dependen muchísimas personas y que no pasa nada porque estas navidades sean diferentes». Por ello «hay que centrarse en valorar los detalles: una llamada, un regalo que llega a casa, vivirlas con mi núcleo familiar disfrutando de cada uno de ellos...».
Considera positivo que abran «municipios, provincias y comunidades, si la gente entiende que se puede hacer una visita corta con mascarillas a la familia, manteniendo las distancias y en un lugar ventilado o incluso al aire libre durante el día y dejar las comidas y cenas para otro momento»
Dejaría «el t oque de queda a las 22:00h., ya que estamos en una pandemia , el personal sanitario está trabajando al máximo, no podemos permitirnos una tercera ola por no poner de nuestra parte y ser solidarios con lo que está ocurriendo en los hospitales. Si no se puede cenar, pues almorzamos y si no salimos a dar un paseo. Es momento de mirar por los intereses comunes». En relación a los comercios «ampliaría el horario hasta las 20:00h en todos ellos, para que se puedan hacer las compras navideñas de manera más escalonada , y que no coincidiera tanta afluencia de público. También ampliaría los horarios en la hostelería para poder servir cenas a domicilio».
Los colegios «son entornos seguros como demuestran los datos de contagio. Los equipos directivos y docentes están cumpliendo con las medidas propuestas y en general están dando buen resultado. No obstante, después de las Navidades, veo necesario volver a repetir pruebas de detección del virus al profesorado, dotarlo de mascarillas FPP2 ya que las mascarillas quirúrgicas tienen limitada su eficacia según su uso y nosotros nos movemos con mucho alumnado en espacios cerrados, aunque se tengan abiertas las ventanas. Por último, antes de la vuelta al cole, volvería a realizar una limpieza a fondo de todas las dependencias de los centros educativos».
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«Hemos de apelar a la concienciación y la responsabilidad social de cada uno»
Fernando Marín (comerciante)
Los comerciantes sufren en sus carnes no sólo la virulencia del virus a nivel sanitario, sino sus consecuencias económicas. Durante más de un mes han tenido que cerrar sus negocios a las 18 horas, lo que ha mermado sus ingresos. Fernando Marín regenta la histórica joyería que porta su mismo apellido, en pleno corazón de El Puerto, en la calle Larga y frente al Ayuntamiento.
Marín confía en que los ciudadanos apuesten esta Navidad por el comercio local, «que tiene la ventaja de estar al aire libre , frente a las grandes superficies comerciales, y que guarda todas las medidas de seguridad. Además de la especialización y la cercanía, en estos tiempos de crisis económica debemos saber que todo lo que invirtamos en estos negocios repercute directamente en nuestra ciudad, en nuestros vecinos».
Por todo ello, «pedimos a los gobernantes que a mplíen los horarios más allá de las seis. Nadie se contagia en una tienda de ropa, en una joyería o una ferretería. Hay que abrir sí o sí porque son fechas especiales, y dar facilidades a la hostelería».
«Hemos de apelar a la responsabilidad de quien va al bar pues los negocios cumplen la normativa. Por supuesto que se deben permitir las cenas porque todos se han adaptado a los nuevos modelos ».
Este joyero portuense carga en el ciudadano la obligación de cumplir con su deber. «Si lo hacen, y se controla para que no haya desmadre en la calle, podremos tener una Navidad agradable pese a las restricciones» . Es clave «la concienciación», porque «si cada individuo lo hace bien, no habrá temor a una nueva ola».
Así que con las propias restricciones, le gustaría «que volvieran a abrir fronteras entre municipios para que las familias y los seres queridos pasen estas fechas todos juntos. El punto de partida debe ser el sentido común. Mascarillas, higiene, distancia ... todo eso está por encima de la hora del toque de queda o las restricciones a los comercios».
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«Me gustaría hacerme un test antes de visitar a mis padres y mis suegros»
Manuel Romo (empleado de banca)
Manuel y Cristina trabajan y viven en Sevilla con sus dos 'peques' . Es habitual que cada pocas semanas bajen a El Puerto para ver a los abuelos y los tíos, a familiares y amigos, pero desde hace un mes sólo pueden establecer contacto con ellos a través del móvil y las nuevas tecnologías. Lo asumen con resignación, conscientes de que las medidas son necesarias para frenar al virus, y con la esperanza del reencuentro en las tradicionales fechas navideñas.
Una Navidad «diferente, que debe estar marcada por las precauciones. Por mucho trabajo que cueste, hay que mantener la cabeza fría y concienciarse que el año que viene volverá esta celebración. Veremos a nuestros seres queridos, pero será una Navidad sin besos y abrazos».
Entiende Manuel Romo que, con la responsabilidad de cada cual, hay que ampliar el número de personas en estas reuniones . «Nosotros somos un matrimonio con dos hijos, así que con los dos abuelos y los tíos ya superamos esa cifra de seis. Se queda muy corta. Al menos diez parece más razonable, y no veo una exageración esa ampliación». También aboga por ampliar el toque de queda en Nochebuena y Nochevieja , «más que a la 1 o 1,30, a una hora lógica para que después de la cena podamos volver a casa». El resto de días «desgraciadamente hemos de seguir con las restricciones».
Por las informaciones que le llegan a través de la prensa, « la interacción social es lo que dispara los contagios . Así que lamentándolo mucho, la hora de cierre del ocio se tendría que mantener durante la tarde. A más horas aumenta el riesgo. Pero no creo que uno se infecte por ir a comprar un libro o un juguete. Es más, la ampliación horaria en estos comercios evita aglomeraciones y da más opciones a los que terminan más tarde su jornada laboral».
«No lo podemos fastidiar al final después de tomar tantas medidas», advierte Romo. «La seguridad al 100% no existe, pero se pueden reducir riesgos. Me gustaría hacerme un test antes de ir a ver a mis padres y mis suegros. Nuestra motivación es que el esfuerzo merece la pena, y por eso no podemos bajar la guardia justo ahora, cuando al menos encontramos un hilo de esperanza».
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«Mi abuelo tiene mucho miedo, es persona de riesgo y hay que mantener la distancia»
Julia Rodríguez (estudiante)
Los jóvenes se han convertido en la diana fácil, pagando justos por pecadores. Julia Rodríguez, con 14 años, lo tiene claro .«Mi abuelo tiene mucho miedo. Es una persona de riesgo así que tomaré todas las precauciones y mantendré la distancia». Vaticina «una Navidad distinta a las demás. Cada uno tiene que vivirla de la manera que pueda, guardando la distancia de seguridad y llevando la mascarilla, porque debemos proteger a las personas de riesgo. Esas medidas deben seguir porque hay mucho contagio y si no se ponen cada uno hace lo que le da la gana».
Valora positivamente las reuniones cortas y limitadas. « Seis personas está bien. Si se abre más la mano en este apartado, puede haber rebrotes . Y las familias numerosas pueden dividirse: ir un día a una casa y otro día a otro domicilio para almorzar o cenar». Su grupo de amigas, de unas 15 personas, ya se ha tenido que acostumbrar a ir dividirse en grupos, «por supuesto siempre con mascarilla. No entiendo todavía cómo hay personas que van sin ella o se dan abrazos en la calle».
En cambio, «sí veo necesario que la hora del toque de queda se pase a la madrugada para que quien quiera pueda volver a su hogar a dormir. Habrá que establecer una franja, no importa si a la 1 ó 1.30. Pero a las diez es imposible terminar de cenar y marcharse». Espera también «que se abran los municipios porque muchas familias viven en distintas provincias, incluso comunidades. Y pasar la Navidad en soledad es muy triste».
Comprende a los hosteleros, «que están perdiendo muchísimo dinero» , pero «hay que aguantar este último tirón. Porque hay miedo real a que haya una tercera ola después de Navidad que nos perjudicaría a todos». Ella, sus compañeros, llevan ya varios meses haciendo un esfuerzo para adaptarse a las clases en el instituto. «Son meses muy raros. Ahora mismo vamos al centro en días alternos y llevamos casi siete meses sin estudiar para un examen. Se está haciendo duro volver a la rutina».
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