Coronavirus

Cádiz, entre el miedo y la incredulidad

La provincia afronta el estado de alarma con una sensación de irrealidad ante la situación de excepcionalidad generada por el coronavirus

Así fue el sábado, jornada de transición antes del decreto con el que se confinará a la gente en sus casas salvo causa mayor

La Plaza de San Antonio, vacía. Francis Jiménez

Fran M. Galbarro

Un hombre avanza en un supermercado repleto en su intento de hacer la compra. «Hay que prepararse para el fin del mundo», ironiza tras saludar. «¡Pero si en Cádiz capital no hay ni un caso!», le responde su amigo, que pese a su orgulloso escepticismo sale con varias bolsas en la mano. Por si las moscas.

La provincia de Cádiz afronta el estado de alarma con una mezcla de miedo e incredulidad . A veces la incredulidad deriva en humor y el miedo en histeria. Cada gaditano afronta la situación de un modo distinto según el momento y la compañía. Demasiados cambios en una semana han creado una atmósfera de irrealidad arrastrada desde hace unos días.

Las últimas novedades, asumidas en la tarde de ayer tras la comparecencia de Pedro Sánchez, eran esperadas en una jornada en la que Cádiz fue a menos. Se pudo percibir un goteo de cierres de negocios –al menos de los que se atrevieron a abrir– y la afluencia de público en las calles pasó de ser baja a irrisoria con el paso de las horas, sobretodo al caer la noche, cuando todos esperaban desde casa la comparecencia del presidente. Algunos aprovecharon la mañana las últimas horas de normalidad relativa antes del decreto que iniciaría el estado de alarma. El Consejo de Ministros se reunía a primera hora y los nuevos giros de esta trama eran inminentes.

En el Paseo Marítimo de Cádiz capital centenares de personas quisieron pasear. Los rótulos publicitarios anunciaban una Semana Santa 2020 que horas más tarde sería cancelada de manera definitiva . Algunos, incluso, llegaron a exprimir las últimas horas de terrazas antes de las nuevas órdenes de clausura que la Junta y el Gobierno central confirmaron horas más tarde.

El Paseo Marítimo, este sábado. Francis Jiménez

Los pocos establecimientos que quedaban abiertos preparaban el cierre indefinido . «Estamos congelándolo todo y limpiado, a la espera de que llame el encargado», advertían. A última hora de la tarde apenas quedaban dos negocios sin bajar persiana en la zona. Ambos lo hicieron al caer la noche.

El cierre de playas apenas tuvo efecto . Ni en Cádiz, ni en Chiclana ni en ninguna de las localidades de la Bahía. La cinta colocada por la Policía Local a primera hora de la mañana en los accesos fue retirada y centenares de personas accedieron sin restricción . Muchos eran nativos y otros turistas. Una familia de madrileños dudaba del cierre. «¡Me dijeron que iba a haber bandera roja! ¡Es todo mentira», espetaba el padre, distante con las restricciones.

Los extranjeros, ajenos a la problemática, asumieron la sorpresa del cierre de establecimientos y puntos de visita habituales. Muchos tenían el paquete cerrado y han preferido continuar su viaje por España. Ya en una plaza de la Catedral semivacía pero preparada para la Semana Santa, incluso se podía apreciar el atrevimiento de algún que otro tour en alemán.

Los visitantes acudían al centro privado de información turística de San Juan de Dios para preguntar «por qué está todo cerrado». «El ambiente es raro» exponía una de las trabajadoras; «la mayoría de la gente de Cádiz está en casa, pero queda aún mucho turista».

Al igual que San Juan de Dios, el resto de plazas de la capital también estuvieron la mayor parte del día vacías: Mina, Candelaria, San Antonio... En Jerez, calles comerciales como Algarve estaban completamente vacías. Misma tónica en las zonas comerciales, como Colón o calle Real en San Fernando. El centro comercial Bahía Sur, desierto.

El Mercado de Abastos de Cádiz capital, este sábado. Francis Jiménez

La mañana fue para los mercados, que incluso elevaban el ritmo de jornadas anteriores. Los puestos de fruta, verduras y pescado estaban como nunca. Largas colas en el Mercado de Abastos de la capital para contar con previsiones ante la incógnita de próximas fechas. Similar situación en San Fernando, donde «en años no se veía la plaza así», según algunos comuneros. Los gaditanos aprovecharon el primer día de fin de semana y una jornada de transición ante la incógnita que suponía el estado de alarma y la afluencia en supermercados de las localidades de la provincia fue mayor que en la jornada anterior.

Todo ello, pese a que tanto las instituciones como los centros comerciales han descartado la posibilidad de desabastecimiento. Parece que la medida de prevención que más éxito genera es la llamada a llenar la despensa , pese a los contactos que pueda provocar la espera antes de ser atendido.

En la parte exterior del Mercado de Cádiz capital, donde abundan los puestos gastronómicos, la afluencia de gaditanos era mucho menor. Algunos comuneros habían decidido cerrar, muchos con carteles similares. «Por sentido común, por pensar más allá de uno mismo y por cuidaros y cuidarnos». Otros muchos exprimían el ya conocido hashtag #YoMeQuedoEnCasa .

Pancarta en un balcón del centro de Cádiz capital. Francis Jiménez

Con el paso de las horas los pocos atrevidos se confinaron en casa a la espera de novedades y de que el reloj marcara las diez de la noche, hora señalada para homenajear a los profesionales sanitarios . Entretanto, hubo quien encontró entretenimiento en un festival casi improvisado de Carnaval en redes sociales. La idea: coplas para amenizar el encierro. Que el miedo no deje atrás un rato de risas, pensarán algunos.

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