El Papa se despidió ayer de Valencia, tras su primera y veloz visita a España en el tercer viaje de su pontificado, insistiendo en su defensa de la familia tradicional y repitiendo hasta en tres ocasiones, en la misa y en su despedida en el aeropuerto, la frase «matrimonio indisoluble entre hombre y mujer». Una réplica, recibida con aplausos por los fieles que le escuchaban, a las leyes que han introducido el matrimonio homosexual y han acelerado los trámites del divorcio. Benedicto XVI también aludió al «deber y derecho inalienable» de los padres creyentes a dar una educación católica a sus hijos, asunto que la Iglesia negocia con el Gobierno español, dentro de la ley orgánica de enseñanza.