Brasil se va del Mundial sin estar en él. Si acaso ha pasado de puntillas y cuando se encontró enfrente un equipo de verdad, serio, experto, bien colocado tácticamente, fue incapaz ni de presentar batalla. Francia fue superior al vigente campeón del mundo de principio a fin y le dio una lección de juego colectivo. Todas sus estrellas, encabezadas por Zidane, se pusieron a disposición del equipo y jugaron como tenían que jugar. Como lo hicieron con España. Con la cabeza fría, el corazón caliente y las piernas ligeras como si fueran de galgo para llegar antes que los brasileños a todas y cada una de las pelotas en juego.