El vicepresidente de Estados Unidos, Richard Cheney, saltó ayer de nuevo a la arena esta vez para defender el rastreo de archivos financieros internacionales y se mostró «ofendido» por la divulgación del programa secreto, según informó The New York Times. Cheney se sumó a la lista de funcionarios de alto rango del Gobierno que preside George W. Bush que desde el jueves han apoyado a muerte el programa, operado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con la supervisión del Departamento del Tesoro.