Los que mejor le conocen aseguran que no se arruga ante nada ni ante nadie. Chico, un chaval del Cádiz profundo, de la barriada de la Paz. Sencillo y humilde, extrovertido y carismático, pero con una peculiaridad: juega extraordinariamente bien al fútbol y trabaja día a día para seguir mejorando. Nada más acabar la temporada con el filial cadista se marchó convocado con la selección andaluza para destacar en un torneo italiano. Ya está en la ciudad de vacaciones, que le sirven para ir al gimnasia y correr por las mañanas «y así llegar a la pretemporada un poquito más fuerte que los demás compañeros». Desparpajo le sobra. En poco más de un mes se sabrá por qué Oli ha confiado precisamente en el jugador más joven del segundo equipo para iniciar su proyecto de cantera.