Un informe alerta de que la superficie urbanizada en España ha crecido un 30% en una década
Un estudio del Observatorio de la Sostenibilidad advierte de la excesiva ocupación del litoral, del aumento de los regadíos en tierras de secano y de la pérdida de bosques y humedales Los expertos denuncian que la mitad de las viviendas se construye con criterios especulativos
Actualizado: GuardarEl milagro económico español de la última década tiene su lado oscuro; un ingente coste medioambiental y un impacto quizá irreversible sobre el territorio y los espacios naturales. A vista de pájaro se percibe la colonización del litoral, carcomido por el ladrillazo, el crecimiento de los regadíos artificiales -cultivos y campos de golf-, y la pérdida de bosques y humedales. El Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE) edita ahora un estudio único que ilustra la metamorfosis acelerada de la vieja piel de toro en menos de dos décadas.
Entre 1987 y 2000, período que abarca el informe, la superficie artificial -los terrenos urbanizados en ciudades, perímetros metropolitanos y, sobre todo, en las costas- creció un 29,5% en el conjunto del país, y representa el 2,1% del total de territorio nacional, aún por debajo del 5% de la media comunitaria. España es, no obstante, uno de los tres estados europeos, junto con Irlanda y Portugal, donde más se expandió lo urbano, en detrimento de los espacios naturales -el litoral y las áreas forestales, en particular-, a razón de un 1,9% anual, muy por encima de la media de 0,68%.
Ocupación horizontal
Las razones de esta eclosión del cemento están en la transformación del modelo urbanístico de ocupación vertical a horizontal, tendencia que se manifiesta de manera acusada en Madrid y las regiones costeras, primero en el Mediterráneo -la franja mediterránea tiene un 34% de su primer kilómetro costero ocupado por superficies artificiales- y ahora desplazándose al litoral atlántico y cantábrico. Frente al modelo mediterráneo de ciudad compacta, «se impone ahora el modelo anglosajón», disperso -las urbanizaciones-, con alta ocupación del territorio, despliegue de infraestructuras y un elevado consumo de recursos naturales, explicó Luis Jiménez Herrero, director del OSE, organismo independiente auspiciado por el Ministerio de Medio Ambiente y la Universidad de Alcalá de Henares, que comparte la paternidad del informe con el Instituto Geográfico Nacional (Fomento), y las CC AA.
En este sentido, Jiménez alertó de que la mitad de la oferta de viviendas no se ajusta a la demanda, sino que se construye con criterios especulativos, y dijo que los datos demuestran que los ciudadanos demandan viviendas como activo financiero y no como valor de uso.
Cambios en la ocupación del suelo en España. Implicaciones para la sostenibilidad es un informe inédito por su envergadura y el caudal científico que aporta sobre la transformación territorial del país, los datos por regiones y la comparación con el resto de los estados de la UE. Su conclusión es demoledora. Estamos creciendo al revés. Se trata de un desarrollo desequilibrado, insostenible, especulativo y lleno de paradojas de nuevos ricos.
Una de ellas es la expansión constante de los regadíos -un 10,3%, el mayor incremento de terrenos regados de forma permanente en Europa- y más aún, el hecho de que hayan proliferado a partir de zonas de secano en las zonas con menos agua del país. La mayor superficie de regadíos está en Valencia, Andalucía, Murcia y Castilla-La Mancha, y es en estas tres últimas donde más han crecido los cultivos húmedos.
Y la madre de todas las paradojas: ¿cómo es posible que se haya construido en España más que en Alemania, Francia y Reino Unido juntas en los últimos quince años? ¿Y cómo es posible que sea el país donde los ciudadanos más se empeñan económicamente para adquirir una vivienda? El estudio no da respuestas, pero sí cifras. España es el estado europeo que más edifica, con 18 viviendas nuevas anuales por cada 1.000 habitantes, frente al ratio europeo de 5,7.
El parque de viviendas ha crecido un 22% desde 1987 para un aumento demográfico en torno al 4%. Y se sabe ya que el 2005 marcó un récord histórico, 812.300 nuevas viviendas. Ni la inmigración, ni la adquisición de segundas residencias por nacionales y extranjeros explica semejante orgía constructora. «Creíamos imposible que se repitiera el urbanismo desarrollista, atropellado y falto de normativa de los años 60 y 70, pero se repite ahora», asociado a una ocupación «depredadora» del territorio y en medio de procesos de «corrupción difusa» asociada al ladrillo, aseguró Jiménez Herrero.
Menos áreas forestales
En paralelo, disminuyen las áreas forestales, bien por incendios, bien por el crecimiento de zonas urbanas e industriales a expensas de terrenos arbolados. Entre 1987-2000 desapareció el 3% de las zonas húmedas naturales -ríos, cauces naturales, marismas, humedales- por construcción de superficies artificiales y transformación en agrícolas. Aumentó un 19% el número de zonas húmedas artificiales -embalses, canales, salinas-, que no compensan la pérdida de las naturales en términos de biodiversidad ni mantienen los equilibrios hídricos ni climáticos.
Según el estudio, Madrid es la autonomía con mayor superficie artificial, el 12%, seguida de Baleares, Valencia, Cataluña y Canarias. Aun así, el crecimiento más llamativo entre 1987 y 2000 se ha dado en el Levante -Murcia y Comunidad Valenciana-, con aumentos superiores al 60 y al 50%, respectivamente. Madrid, Navarra y Baleares registraron incrementos superiores al 40%. Navarra es, de lejos, la comunidad donde más proliferó el tejido urbano discontinuo, con un 160% de crecimiento. Y Cataluña, Valencia, Murcia y Andalucía, las comunidades donde está urbanizado más del 20% de su primer kilómetro de costa.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, no se llama a engaño. Si el estudio termina en el 2000 , «hoy estamos peor de lo que refleja el informe».