Hay quien dice que las chicas guapas sólo se casan con príncipes en las películas de Walt Disney, sin embargo eso fue lo que le pasó a Grace Kelly, la más admirada de las rubias actrices de Hitchcock. Con su porte delicado y aristocrático, su gélida mirada y su elegancia innata y sexy, supo enamorar desde la pantalla a los hombres de medio mundo y conquistar, como en los cuentos de hadas, no sólo al joven y apuesto soberano de un Principado en la fastuosa Costa Azul y darle todo el boato y esplendor que jamás tuvo, sino ser reflejo de las miradas femeninas de otro medio mundo que veían en ella su ideal de mujer.