Francisco Narváez Kiko nunca olvidará esa fecha. 9 de junio de 1991. Ese día marcó la diferencia entre uno de tantos chavales gaditanos amantes del fútbol y el cachondeo y uno de los grandes ídolos del balompié nacional de la última década. Corre el minuto 70: El Cádiz se juega la permanencia en Primera en el último partido y ante un necesitado Zaragoza. Sólo le vale la victoria pero Paquete Higuera (futuro xerecista) adelanta a los maños a veinte minutos del final. Un espigado canterano lo observa desde la banda dispuesto a entrar ya en el césped y, viendo el panorama, le dice a su técnico «¿Buff!, ¿ahora me vas a meter?» «Es el mejor momento. Juega como tú sabes que no tienes nada que perder», le contesta Ramón Blanco.