Antes de arrancar la temporada se sabía que los Renault eran los coches más competitivos y, sobre todo, más fiables, pero en el equipo francés se temía la velocidad de los Honda, a los siempre competitivos McLaren y al resurgimiento anunciado de Ferrari después de un año calamitoso en el que, a pesar de todo, Schumacher fue tercero en el campeonato. La primera carrera era atípica porque el trazado de Bahrein y el polvo y suciedad de la pista podían cambiar un poco la realidad de la competición. Malasia, el calor y la humedad eran otra incógnita, sobre todo para los motores ya fatigados después de Bahrein. Australia era una piedra de toque importante, especialmente para Bridgestone y Ferrari, a los que Fernando tenía como principales rivales. Sin embargo, después de tres carreras tan diferentes, han quedado claras varias cosas. El Renault sigue siendo el más fiable y competitivo, Fernando el piloto más fuerte, desde todos los puntos de vista, y Ferrari sigue sumido en una crisis impensable a finales de 2004.