Cádiz
«Hacen falta aprendices, por Dios, aprendices»
Una empresa chiclanera de carpintería ilustra la dificultad para encontrar trabajadores de perfil técnico y necesita casi medio año para cubrir seis vacantes
«Necesitamos aprendices, por Dios, aprendices», se le escapa a Juan Fuentes, encargado de la Carpintería Chicadi que admite atender a LA VOZ tras hacer una pausa y bajarse del andamio . Mientras trabaja en el tajo como maestro carpintero, busca también dirige el proceso de selección para contratar compañeros, especialistas, que no encuentra.
Su nombre es uno de los dos que aparece en los anuncios que ofrecen «varios puestos de trabajo. Empresa seria, ubicada en el Polígono Pelagatos, en Chiclana, busca oficiales de 1ª y 2ª responsables y con ganas de trabajar» . Este anuncio es un último recurso. Admite que lleva, con su compañero Jose María, buscando trabajadores desde hace seis meses, medio año, para cubrir hasta seis plazas «Ya hemos encontrado a cuatro trabajadores pero dentro de poco harán falta más y será igual de difícil».
Y es que antes de poner anuncios han utilizado otras fórmulas: «Claro que hablamos con las escuelas de Formación Profesional, y hay algunos alumnos, pero les dan la teoría y nosotros necesitamos que sepan trabajar ya en el día a día, que tengan la práctica». Ahí es cuando se le escapa el ruego: «Necesitamos aprendices, por Dios, aprendices». Porque esa es la figura perdida, el vínculo desaparecido entre formación y empresa, entre jóvenes que cojan el testigo de los veteranos que conocen el oficio real: el último tramo de formación remunerada que convierta a un alumnos en un profesional técnico capacitado.
Este anuncio chiclanero podría ser considerado una anécdota de no ser porque son muchos los que han proliferado, incluso en la provincia de Cádiz, en el último año. Peluquerías que buscan personal, empresas eléctricas que buscan operarios, constructuras que no tienen personal para atender la cascada de reformas que les demanda el mercado. Hasta en el convulso sector del transporte, la Confederación Nacional de la Construcción cifra entre 5.000 y 10.000 las plazas de camioneros que se quieren cubrir sin que haya forma
En cambio, en España hay nueve millones de personas, nueve, trabajando con alguna titulación universitaria. Jamás en su historia tuvo tantos titulados o diplomados pero nunca desde que hay datos faltaron tantos puestos técnicos por cubrir.
Faltan trabajadores al tiempo que sobran parados, es la conclusión de los economistas y expertos. Es el fenómeno llamado «sobrecapacitación» por los estudiosos, «titulitis» en términos coloquiales porque muchos de esos egresados universitarios se ven obligados a aceptar empleos mal remunerados en el sector servicios, el de mayor capacidad de contratación.
El Instituto Nacional de Empleo insiste en que no dejan de crecer las vacantes sin cubrir en sectores como la electrónica, la mecánica, e incluso los departamentos administrativos de las empresas, además de la creciente falta de personal sanitario. El brusco descenso de la inmigración durante la pandemia (2020 y 2021 casi completos) termina de dibujar el panorama.
La lógica dice que debe existir u na tara en la conexión, en la coordinación, entre formación laboral y empresas . Es una explicación tan obvia como difícil de rebatir. Faltan trabajadores para cientos de puestos y falta trabajo para miles de personas. El mercado laboral gaditano, enfermo desde el último tercio del siglo XX, al menos, sufre igualmente esta contradicción.
Mientras, el paro gaditano sigue ahí
Cádiz continúa en los puestos de (dolor de) cabeza del desempleo a escala nacional . Según el último recuento, referido a marzo, 155.321 personas en una provincia de 1,25 millones de habitantes quieren trabajar, están en disposición y edad de hacerlo, pero no pueden . Por localidades, en marzo, subió por ejemplo en Jerez (342), Cádiz (249), Arcos (221), Sanlúcar (214) o Puerto Real (140), algunas de las más pobladas o de mayor tradición industrial y agroalimentaria.
Según la Encuesta de Población Activa, EPA , que se considera el medidor más fiable, al cierre del pasado año, casi el 26% de los gaditanos, uno de cada cuatro, quería y no podía trabajar . En otros países del hemisferio norte, caen gobiernos cuando esa cifra supera el 10%. En Cádiz no ha bajado del 20% desde que comenzó a realizarse este estudio trimestral y oficial.
Los argumentos para la subida son ahora los precios desbocados de la energía, el enésimo conflicto laboral (ahora, el transporte) o una guerra que inflama la economía de medio mundo. Pero un vistazo a las últimas tres décadas dice que las cifras siempre fueron similares, con esas justificacione o con otras. Como dejó dicho José Luis Sampedro , economista además de excelso novelista: «Lo que dura es estructura y lo que no, coyuntura».
Así que un paro tan elevado y prolongado (al menos desde 1980, sin apenas treguas) no depende de la última crisis internacional o del más reciente hundimiento del consumo, no es coyuntural ni pasará en unos meses. Es estructural. Duradero. El mercado laboral provincial que comparte defectos y vicisitudes con el resto (la falta de personal cualificado, las crecientes vacantes) pero no las virtudes: nunca baja del 10%.
Mientras en Chiclana, seis meses buscando carpinteros.
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