Coronavirus

Los balcones se convierten en los mejores aliados de abuelos y nietos

El permiso de salida de los menores abre una puerta a la ilusión de los mayores que esperan ansiosos poder disfrutar de los pequeños aunque sea desde las ventanas y balcones

Los planes de futuro para el momento en el que acabe el confinamiento son el tema favorito EC

Elena Carmona

Como un regalo. Así se han tomado los abuelos la opción que se ha dado a los más pequeños de la casa de poder salir una hora al día a una distancia máxima de un kilómetro de casa. Después de más de 40 días encerrados, era el momento de poner el pie en la acera y empezar a caminar, pedalear o montar en los patines. Y en aquellas ciudades donde no tenían la oportunidad de ir a la playa era como un sueño .

Las grandes avenidas, los centros urbanos y las plazas públicas se convertían en el punto de encuentro de niños acompañados por un adulto. Y aunque en un principio pareciera que esta opción que daba el Gobierno iba a servir para soltar adrenalina , algunas familias se planteaban vivirla de manera bien distinta. Tenían la oportunidad de ver a los abuelos y enviarles millones de besos y de sonrisas a través de los balcones y ventanas. Los balcones se convertían de nuevo en un aliado más en la lucha contra el Covid-19 . Son como una vía de escape para estos momentos en los que cualquier detalle, cualquier novedad, o cualquier alternativa hacen que el Estado de Alarma y los miedos a contagiarse pasen a un segundo plano en una rutina que se está haciendo demasiado larga a adultos y menores.

Ahora serán menos necesarias las viodeollamadas . Es el momento del en vivo y en directo. Ahora se puede hablar, a lo lejos, se puede ver a esos abuelos que tanto han echado de menos los pequeños.

Más de una nieta se emocionaba al verlos. Estaba acostumbrada antes del confinamiento a c omer todos los domingos con sus abuelo s y tomar dulces para merendar y ya habían pasado seis semanas y aún no había vuelto a la rutina de pasar ese domingo en familia. Por eso, salir con el objetivo de ver a los abuelos se convertía en un plan más que deseado .

La cita especial permitía hablar con ellos, reír, disfrutar de un momento más que añorado. Se pudieron ver en los balcones a más de un abuelo a los que se le llenaban los ojos de lágrim as , mientras las madres se giraban para evitar ver a su padre sufrir, porque eso es lo que menos se ha querido durante toda esta crisis, que sufran los mayores .

Son abuelos responsables dedicados a aplaudir y jalear a sus nietos mientras éstos les enseñaban cómo se manejan con el patinete o abrían la boca para enseñarles la última mella . La conversación se extiende durante no más de 10 minutos en los que se dedican a hacer planes con los más pequeños de la casa para el momento en el que toda esta pesadilla pase a mejor vida: «Este verano os haré churros con chocolate para desayunar» o «no os preocupéis que volveremos a ir al Aquapark».

Y mientras se alcanza esa deseada rutina , habrá que disfrutar de esas visitas a través del balcón y los «te quiero» a modo de despedida.

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