Coronavirus
Los balcones se convierten en los mejores aliados de abuelos y nietos
El permiso de salida de los menores abre una puerta a la ilusión de los mayores que esperan ansiosos poder disfrutar de los pequeños aunque sea desde las ventanas y balcones

Como un regalo. Así se han tomado los abuelos la opción que se ha dado a los más pequeños de la casa de poder salir una hora al día a una distancia máxima de un kilómetro de casa. Después de más de 40 días encerrados, era el momento de poner el pie en la acera y empezar a caminar, pedalear o montar en los patines. Y en aquellas ciudades donde no tenían la oportunidad de ir a la playa era como un sueño .
Las grandes avenidas, los centros urbanos y las plazas públicas se convertían en el punto de encuentro de niños acompañados por un adulto. Y aunque en un principio pareciera que esta opción que daba el Gobierno iba a servir para soltar adrenalina , algunas familias se planteaban vivirla de manera bien distinta. Tenían la oportunidad de ver a los abuelos y enviarles millones de besos y de sonrisas a través de los balcones y ventanas. Los balcones se convertían de nuevo en un aliado más en la lucha contra el Covid-19 . Son como una vía de escape para estos momentos en los que cualquier detalle, cualquier novedad, o cualquier alternativa hacen que el Estado de Alarma y los miedos a contagiarse pasen a un segundo plano en una rutina que se está haciendo demasiado larga a adultos y menores.
Ahora serán menos necesarias las viodeollamadas . Es el momento del en vivo y en directo. Ahora se puede hablar, a lo lejos, se puede ver a esos abuelos que tanto han echado de menos los pequeños.
Más de una nieta se emocionaba al verlos. Estaba acostumbrada antes del confinamiento a c omer todos los domingos con sus abuelo s y tomar dulces para merendar y ya habían pasado seis semanas y aún no había vuelto a la rutina de pasar ese domingo en familia. Por eso, salir con el objetivo de ver a los abuelos se convertía en un plan más que deseado .
La cita especial permitía hablar con ellos, reír, disfrutar de un momento más que añorado. Se pudieron ver en los balcones a más de un abuelo a los que se le llenaban los ojos de lágrim as , mientras las madres se giraban para evitar ver a su padre sufrir, porque eso es lo que menos se ha querido durante toda esta crisis, que sufran los mayores .
Son abuelos responsables dedicados a aplaudir y jalear a sus nietos mientras éstos les enseñaban cómo se manejan con el patinete o abrían la boca para enseñarles la última mella . La conversación se extiende durante no más de 10 minutos en los que se dedican a hacer planes con los más pequeños de la casa para el momento en el que toda esta pesadilla pase a mejor vida: «Este verano os haré churros con chocolate para desayunar» o «no os preocupéis que volveremos a ir al Aquapark».
Y mientras se alcanza esa deseada rutina , habrá que disfrutar de esas visitas a través del balcón y los «te quiero» a modo de despedida.
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