INCENDIO CHICLANA
«Me jugué la vida para salvar el coche y sé que es trabajo de profesionales, pero había que actuar»
Antonio Reyes, joven repartidor jerezano, no dudó en introducirse en un vehículo –que no era suyo– para salvarlo del incendio de la calle Brake en Chiclana
Jueves 8 de marzo. Alrededor de las 14:20 de la tarde, un turismo –modelo Citroën Xsara Picasso– circula por la calle Brake en dirección Santa Ana, Chiclana. En su interior viaja la conductora y en los asientos de atrás sus dos pequeños en sus correspondientes sillas homologadas.
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La mujer se percata de que comienza a salir humo del capó del vehículo. Detiene su marcha y aparca en línea en el lado izquierdo. Nada más apagar el motor comienzan a salir llamas. Justo a tiempo para que, «por cuestión de segundos», la conductora y sus hijos consiguieran salir vivos de la explosión que acabaría calcinando completamente dos vehículos.
Se jugó la vida y el coche no era suyo
La mujer, vecina de Chiclana, alertó a emergencias. Efectivos de Bomberos del Parque de Chiclana comenzarían su intervención a las 14:37 de la tarde. Fueron necesarios 3.000 litros de agua para extinguir las poderosas llamas y se recurrió adicionalmente la coordinación con de agentes de la Guardia Civil y la Policía Local en el lugar del suceso. El turismo, modelo Dacia Sandero, aparcado justo delante del Citroën también acabaría irreconocible, con el interior del vehículo completamente devastado por la deflagración .
En ese breve lapso de tiempo, tan solo 15 minutos, pareció pasar toda una eternidad delante de los ojos de Lola Ramos, residente en el centro de Chiclana. «Como hay problemas para aparcar, decidí dejar el coche en la cuesta y aproveché para recoger a mi hija del colegio », rememora.
Lola se percató de la negra humareda que nacía de la calle Brake y corrió hasta el lugar. «Cuando llegué, el coche de atrás –el Dacia– ya estaba ardiendo» , cuenta Lola. La tensión del momento y el temor a perder el vehículo le produjo un ataque de ansiedad .
Sin capacidad de respuesta, Lola pedía auxilio, que alguien la ayudase. Como recuerdan otros testigos, ella solo articulaba «¡mi coche, mi coche!, ¡se va a quemar mi coche!» . En esa dramática situación apareció su «ángel de la guarda», bautiza Lola.
De todos los impactantes momentos, un vídeo muy particular se viralizó de inmediato. En la secuencia, un joven mira y comprueba el estado de las llamas, toma las llaves del coche de Lola . Sin dudarlo, rápidamente acciona la apertura a distancia. Entra en el vehículo, otra persona le indica las maniobras y consiguen sacarlo de la hilera de turismos que ya estaban explotando justo detrás .
El vídeo en cuestión dura 47 segundos de máxima tensión y se difundió incluso más rápido que el poder de las llamas a través de las redes sociales. El protagonista de esta temeraria acción es Antonio Reyes, un joven jerezano .
Antonio y su hermano Manuel –la persona que indica las maniobras– son trabajadores de una empresa de reparto , por lo que su estancia en Chiclana fue momentánea y circunstancial: «nos movemos por toda la provincia. Esa mañana veníamos de San Fernando y después fuimos a La Barrosa. Si nos hubiésemos atrasado en el envío, no hubiéramos llegado a tiempo».
«Me jugué la vida y sé que es trabajo de profesionales»
Los dos jóvenes se encontraban trabajando cerca de la zona cuando percibieron la humareda. Sin detenerse a pensarlo, hicieron un alto en su trabajo para acercarse hasta el lugar de los hechos dispuestos a ayudar «en lo que fuera necesario» .
Al llegar allí, entre toda la multitud que tomaba fotografías y que aguardaban a los Bomberos, se encontraba desconsolada Lola, presa del pánico y de la rabia. Manuel tomó las llaves, su hermano trató de vislumbrar las posibilidades de éxito de la operación. «Vi que aún no tenía llamas y dije ¡hay que sacarlo!» .
Como si de Bruce Willis o Tom Cruise se tratase, Antonio Reyes se 'vistió' de héroe de acción para salirse airoso de esta 'Misión imposible', una de sus películas favoritas –aunque no sorprende–.
Antonio y Manuel nunca perdieron los pies del suelo. Si rápida fue su intervención, también lo fue su marcha. «Dejamos el coche fuera de peligro y nos fuimos a trabajar, vimos que el otro vehículo ya no se podía rescatar, aunque lo pensamos». A Lola no le dio tiempo ni de darle las gracias. Hoy intercambian sus teléfonos, «les invito a lo que quieran en cuanto estén por aquí», promete.
Tampoco fueron conscientes de la repercusión que tendrían. « Me estaba cambiando para entrenar y jugar fútbol y me mandaron un enlace de La Voz de Cádiz . Pincho y veo 'Se juega la vida para salvar un coche de las llamas en un incendio en Chiclana', no me lo creía», cuenta Antonio.
Los dos muchachos son felicitados en Chiclana, en su natal Jerez y en su empresa, orgullosa de sus trabajadores. Sin embargo no todo son elogios, el Consorcio Provincial de Bomberos pide prudencia ante el enorme riesgo que tomaron los jóvenes . «Me jugué la vida y sé que es trabajo de profesionales, pero había que actuar», asume Antonio quien reivindica lo mismo que el Cuerpo: «son cosas que no se deben hacer, pero en ese momento tomamos la iniciativa» .
No era su primer rescate y el coche era de Albacete
El temple de Antonio y Manuel, pese a la adrenalina del momento, se mantuvo en calma. Pulsaciones en reposo de ciclistas, los repartidores admiten no ser «héroes de un día». « En la carretera hemos vivido muchas cosas. En Cádiz presenciamos cómo un señor estrellaba su furgoneta. El conductor estaba sufriendo un ataque epiléptico, fuimos a socorrerlo mientras llegaban las emergencias . Si no hubiésemos ido, el camión se hubiese despeñado», afirma Antonio. «En la medida de lo posible, siempre que podamos hacer algo, lo haremos» , sentencia Manuel.
Pareciera que esta historia no podría tener más giros argumentales. Dentro de esta «película de acción», que es todo basado en hechos reales, aún se esconde un último detalle a tener en cuenta. El vehículo rescatado del incendio no era de Manuel y Antonio… ¡pero tampoco era de Lola!
«Mi cuñada, que vive en Albacete, dejó el coche aquí antes del estado de alarma . Como no pudo recogerlo, me dijo que me lo prestaba por si alguna vez me hacía falta. Yo no había cogido ese coche nunca en un año y para una vez, ¡mira qué pasó!», ironiza Lola.
La propietaria original se enteró de lo sucedido al tiempo de producirse el suceso. «Estaba publicado en la Voz de Cádiz y digo, mejor se lo cuento ya porque va a ver el coche en el vídeo», explica entre risas. El vehículo en cuestión se encuentra sano y salvo. El auto r eposa en una plaza de aparcamiento junto a una parcela propiedad de Lola, «de ahí ya no se mueve, por si acaso» .