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Historia de un tapón gigantesco
Actualizado: 10:45

CÁDIZ

Historia de un tapón gigantesco

Día 18/10/2014 - 10.45h

El Ayuntamiento vive su peor semana en diez años por un masivo corte de agua potable

a.v.

Decía Diego Boza, en una columna del pasado jueves, brillante como tantas, «podría haberle pasado a cualquiera pero no le ha pasado a nadie». Se refería al mayor problema político, de gestión, que el Ayuntamiento de Cádiz ha tenido en este mandato (2011-2015) y con la salvedad del trágico suceso del Campo de las Balas –que se escribió con palabras mayores por implicar vidas– quizás la crisis más complicada que ha tenido que lidiar Teófila Martínez en 20 años de mandatos mayoritarios, plácidos y encadenados, sin oposición ni sobresaltos.

Ha pasado aquí y, sobre todo, ahora. Le ha pasado a este gobierno local y, sobre todo, a 13.500 vecinos de Loreto, de los que dos tercios pueden ser votantes en las elecciones municipales dentro de sólo seis meses. Aún caliente el recuerdo de ese grifo seco en la memoria comunitaria.

Para establecer hechos, el conflicto afecta al abastecimiento público más importante, sólo comparable al de la electricidad. Su pérdida prolongada se asocia a un grave descenso de la calidad de vida, a un deterioro social indiscutible que transporta a los afectados a la mitad del siglo pasado, a algún lugar del tercer mundo. Esa sensación es incuestionable. Como añadido, había un precedente. Todos estaban advertidos.

Del lunes 29 al martes 30 de septiembre un millar de los, ahora 13.5000, afectados ya sufrieron 24 horas de interrupción del suministro. Las constantes denuncias de mal olor obligaron a Aguas de Cádiz a interrumpir el abastecimiento. Tras ese tiempo, algo de tensión, una manifestación espontánea (que cortó unos minutos la avenida Juan Carlos I durante la tarde del martes 30), el agua corriente volvió bajo vigilancia, casi bajo fianza y bajo sospecha, con varios análisis diarios por parte de científicos de la Universidad. Los vecinos de Loreto seguían quejándose. Hablaban de diarreas, picores, pequeños animales domésticos muertos y olores que persistían. Pero no se produjo hecho alguno, más que reuniones y analíticas hasta el pasado y festivo lunes, cuando empieza la semana negra del Ayuntamiento.

Lunes 13 de octubre.

Corte del suministro

El Ayuntamiento de Cádiz, por cauces oficiales, adelanta alrededor de las 13 horas que va a cortar el suministro de agua corriente a «una zona de Loreto». Lo hace público alrededor de las 15 horas. Vecinos y medios entienden que se trata, como en el episodio anterior de 24 horas, de la plaza de la Fuente pero minutos después comprueban que se corta a todo el barrio de Loreto: unos 13.500 vecinos. El Gobierno local asume la responsabilidad de dar el aviso (por un nivel excesivo de «bacterias», sin especificar) y cerrar la imaginaria llave, al igual que demuestra haber mantenido con rigor el calendario de analíticas del agua en la zona. Sin embargo, esa transparencia empieza a quebrarse pronto. Esa misma noche, el poderoso aparato de comunicación del Ayuntamiento ya se queja de amarillismo, considera que es una simple avería que no puede presentarse como alarma social. Esa misma noche empieza el reparto de agua en cubas, contratadas a toda velocidad. Todos entienden que no será cuestión de horas. Para eso, no habría camiones. Los vecinos cruzan a fuentes del vecino barrio de La Laguna también a llenar cubos o garrafas. El agua mineral empieza a agotarse en los supermercados circundantes.?

Martes 14 de octubre

Acto de contrición

El Ayuntamiento y su empresa Aguas de Cádiz asumen la gravedad de la situación. Hablan ya de 13.500 vecinos sin agua y amplían la causa anunciada en la víspera: «Presencia de bacterias coliformes». Suelen estar en aguas estancadas o fecales. El presidente de la firma institucional responsable del abastecimiento, el concejal Ignacio Romaní, admite que los vecinos pudieron consumir agua en esas condiciones, no potable en la práctica, durante las 24 horas anteriores al corte. Ese tiempo fue el que transcurrió entre la toma de la muestra que provoca el corte y el cierre de grifos. La tensión de los vecinos aumenta. Discuten entre ellos, con los políticos, los técnicos y hasta los periodistas. Lamentan la presencia de activistas que consideran oportunistas y muestran su indignación tanto a responsables de Aguas de Cádiz como del Servicio Andaluz de Salud. Siguen durante todo el día las escenas de garrafas y cubos en fuentes, ante los camiones y cisternas móviles.

Miércoles 15 de octubre

Polémica asamblea

Dos dirigentes de Aguas de Cádiz se colocan en una especie de asamblea pública, dos centenares de vecinos, en la plaza central de Loreto. Les cuentan lo que se puede contar. Poco. La causa del corte y lo que se está haciendo, los pasos a seguir: levantar cada tubería, limpiar conducciones, explorar cada rincón del subsuelo con un ejército de operarios y camiones visible en cada rincón. Luego, analizar y esperar. Reciben una avalancha de quejas y preguntas.

Los dos funcionarios lamentan «el linchamiento» verbal y aparecen críticas públicas. Nadie sabe por qué comparecen dos trabajadores y ningún representante político. El Ayuntamiento se vuelca con obras de emergencia. Así confirma que se trata de una crisis de primera magnitud. La delegada de Salud de la Junta advierte de que la Ley obliga a tener tres días de analíticas limpias, buenas, para volver a abrir los grifos. Se ponen a disposición de los vecinos las duchas de recintos deportivos municipales como el estadio Carranza y polideportivos colindantes. Se anuncia la entrega de vales para lavandería. La imagen de las colas con las garrafas y los testimonios irritados recorren cadenas de radio y televisión a escala regional y nacional.

Jueves 16 de octubre

Disculpas, peticiones y esperanzas

A estas alturas, la alcaldesa Teófila Martínez ha recibido a una representación de los afectados y les ha pedido disculpas por no atenderles antes. Pero también por la molesta, grave, situación. Los afectados piden que intervengan servicios sociales o Cruz Roja, sobre todo para atender a los 115 grandes dependientes, con problemas de movilidad, que viven en el barrio y no pueden ir por agua. Al borde de la medianoche, el Ayuntamiento anuncia que sólo dos de 15 muestras, tomadas el miércoles, tienen rastros de bacterias. Las demás están limpias. Si se mantiene esa situación dos días más, el domingo podría regresar el suministro.

Viernes 17 de octubre

A la espera

Ignacio Romaní y Teófila Martínez confirman tras la Comisión de Gobierno que si las analíticas de jueves y viernes arrojan los mismos resultados que las del miércoles, el domingo volverá el suministro a los 13.500 irritados afectados. A la espera de esa luz verde que cierre la semana negra están todos desde entonces.

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