El Hermano Mayor del Nazareno de Santa María lleva desde que tenía 16 años vinculado a esta cofradía y ha pasado por distintas etapas. Este maestro de profesión ha asumido el mando de la hermandad más señera de Cádiz modestamente pero con las ideas claras y con muchas ganas de trabajar y hacerlo bien.
–¿Cómo lleva estar al frente del Nazareno de Santa María?
–A nivel personal ahora tengo menos tiempo libre. Me reparto entre el trabajo y la cofradía pero me siento muy afortunado por contar con un equipo que ya tenía experiencia y sabía cómo se funciona.
–¿Qué ha cambiado ahora?
–Pues la verdad es que estoy aprendiendo mucho, moviéndome en un terreno que no conocía, hablando con mucha gente y aportando toda mi ilusión. Estoy creando mi dinámica de trabajo, soy muy metódico y me gusta que las cosas tengan su orden y funcionen bien. En la junta nos conocemos y repartimos el trabajo y también contamos con colaboradores externos. En total somos diecisiete personas las que nos apoyamos.
–¿Cómo describiría su vinculación con la cofradía de la que ahora es máximo representante?
–Pues es como un sentimiento de noviazgo. Entré muy joven, con 16 años y me fui implicando poco a poco. Un año llevé la curz de guía y eso para mí fue lo máximo, fue todo un honor. Después me ofrecieron meterme en la junta de gobierno y ya soy más consciente y empiezo a vivir la cofradía de otra forma. Estoy diez años ahí, primero con Albalá y después con Santiago Posada y ya después llega el paso último que es como si fuera el matrimonio que es en la situación en la que ahora me encuentro.
–¿Le asusta tanta responsabilidad?
–El proceso hasta aquí ha sido lento, progresivo a lo largo de todos los años que llevo en la cofradía. Siento este cargo con una alegría enorme pero también una responsabilidad inmensa, muy grande. Cuando eres el máximo responsable de algo que quieres estás preocupado y no quieres equivocarte y por supuesto nunca perjudicarlo. Sé que hay gente que no estará conforme con algunas decisiones pero sobre todo yo tengo la obsesión de recuperar el buen nombre del Nazareno, tener claro qué tipo de cofradía es y lo que representa dentro de la Iglesia.