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nueva etapa

Los protagonistas de la crisis política en Egipto

Al Sisi, jefe del Ejército, es quien le ha dado el 'golpe de gracia' al depuesto Mursi

ÓSCAR BELLOT
MADRIDActualizado:

El Ejército egipcio ha depuesto al hasta ahora presidente del país, el islamista Mohamed Mursi, elegido en las urnas a mediados de 2012 en las que fueron las primeras elecciones democráticas tras 30 años bajo los dictados del 'rais' Hosni Mubarak. Los militares argüyen que el exmandatario, miembro de los Hermanos Musulmanes, ha sido incapaz de satisfacer las demandas del pueblo, que llevaba días congregado en la emblemática plaza cairota de Tahrir y en otros puntos del país reclamando que se pusiese fin a lo que consideraban una inaceptable deriva islamista. Se abre así un nuevo escenario en el que las Fuerzas Armadas, como ya ocurriera tras la caída del régimen de Mubarak, deberán desplegar una 'hoja de ruta' que permita solucionar la grave crisis abierta. Estos son los principales protagonistas de la situación que se vive en Egipto.

Mohamed Mursi

De orígenes humildes e ingeniero de profesión, trabajó durante varios años como profesor universitario en California. Sus profundas creencias religiosas lo llevaron a ingresar en los Hermanos Musulmanes en 1979, una cofradía que considera que el Corán y la Sunna son las únicas guías válidas para organizar la familia y el propio Estado. Alejados del poder durante la época de Mubarak, dulcificaron su rostro con el fin de atenuar el miedo que provocaban en los sectores más laicos de la sociedad. Fueron unos años que Mursi aprovechó para escalar en la organización mientras se desempeñaba como jefe del departamento de Ingeniería de la Universidad de Zagazig. En 1995 entraba en su Consejo Consultivo y durante una década sirvió como diputado. En 2005 fue encarcelado por apoyar las demandas de los jueces reformistas que habían denunciado un fraude electoral y pasó seis meses en la cárcel. Volvió a ser recluído tras el estallido de las revueltas que precipitarían la caída de Mubarak, pero logró escapar aprovechando el escenario caótico que presentaba El Cairo por esos días.

Abierta la nueva etapa, los Hermanos Musulmanes, conscientes de la gran oportunidad que se les presentaba, lo escogieron como uno de sus candidatos de cara a las elecciones de 2012, enfrentándose en la segunda vuelta a Ahmed Shafiq, ex primer ministro de Mubarak. A los electores se les había planteado la dicotomía entre el islamismo de Mursi y el regreso de una poderosa figura del régimen contra el que tanto habían luchado y se decantaron por el primero. Pero la gestión de Mursi estuvo marcada por el enfrentamiento con el poder judicial, la implantación de leyes de carácter religioso y una graves crisis económica que ha acabado precipitando su derrocamiento a manos de los militares, con quienes también mantuvo disputas.

Abdel Fatah al Sisi

Cabeza rectora del Ejército egipcio, quizás la única institución que cuenta con el respeto del pueblo de ese país, a este admirador de Gamal Abdel Nasser, quien presidiese Egipto entre 1956 y 1970, no le ha temblado el pulso a la hora de deponer al hombre que le había aupado a lo más alto de las Fuerzas Armadas. En agosto de 2011, relevó al mariscal Mohamed Husein Tantaui, quien le había dado el 'golpe de gracia' a Hosni Mubarak. Fue una decisión inesperada, debida probablemente al deseo de Mursi de deshacerse de una poderosa figura que contaba con leales partidarios dentro del estamento castrense y que se había ganado el respeto de los manifestantes con su actuación durante las revueltas de la 'primavera árabe'.

Al Sisi llegaba a la cúspide con apenas 58 años, mucho más joven que sus predecesores. Corrían vientos de renovación. Mursi se despojaba de la vieja guardia e imprimía su sello en las Fuerzas Armadas con el nombramiento del antiguo oficial de Infantería que se había formado como militar en Egipto, Reino Unido y Estados Unidos y que había logrado relevancia en la región desde su puesto como agregado militar en Arabia Saudí. Tras desempeñar diversos cargos en el Ejército, en 2012 se convirtió en ministro de Defensa. Pero el brazo militar de Mursi acabó volviéndose contra él de la misma forma que había hecho Tantaui con Mubarak. Preocupado por la inestabilidad del país, advirtió en enero del posible colapso del mismo y el lunes lanzó un ultimátum de 48 para que Mursi resolviese el entuerto. El mandatario, lejos de plegarse a sus exigencias, reafirmó su autoridad y se escudó en la legitimidad democrática emanada de las urnas. Al Sisi cumplió su amenaza y el miércoles depuso al hombre que le había impulsado dentro de las Fuerzas Armadas.

Adli Mansur

El nuevo presidente de Egipto desempeñaba hasta la caída de Mursi el cargo de presidente del Tribunal Constitucional. Graduado en la Facultad de Derecho de El Cairo en 1967, está casado y tiene dos hijos. Ingresó en la Corte Constitucional en 1992, donde ha servido hasta su nombramiento como jefe de Estado del país este 4 de julio.

Mohamed El Baradei

Diplomático y jurista, dirigió el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) entre 1997 y 2009. Durante esos años tuvo que lidiar con la tensión desatada por el programa nuclear norcoreano y los avances logrados en esta materia por Irán. Pero lo que lo colocó verdaderamente en el centro del escenario fue la búsqueda de armas de destrucción masiva en Irak. Lideró, junto a Hans Blix, al equipo de inspectores encargado de verificar el desarme del país liderado por entonces por Sadam Husein y aseguró en la ONU que el régimen de Bagdad no había adquirido uranio en Níger, como sostenía Estados Unidos, lo que le valió fuertes críticas por parte de Washington y sus aliados. Pese a ello, en Mohamed El Baradei 2005 recibía el premio Nobel de la Paz en reconocimiento a sus esfuerzos por evitar la proliferación nuclear. Abandonó el OIEA en 2009, siendo sustituido por el japonés Yukiya Amano.

A partir de ese momento, su atención se concentró en Egipto. En 2010 fundó la Asociación Nacional para el Cambio con el fin de ofrecer una alternativa a quienes se oponían a los dictados de Mubarak. Tras el estallido de la 'primavera árabe', regresó a Egipto en medio de una gran espectación popular. La relevancia internacional lograda durante su periodo al frente del OIEA y su compromiso con un futuro distinto para el pueblo egipcio lo convertían en el candidato ideal sobre el que podía agruparse buena parte de la oposición. Pero la fragmentación de ésta y la actuación del consejo militar encargado de organizar el proceso le llevó a retirar su candidatura para las presidenciales. Siempre denunció como ilegítima la subida al poder de Mursi y la ola de descontento popular volvió a colocarle en el centro de las miradas a lo largo de las últimas semanas, siendo elegido hace unos días como líder del opositor Frente 30 de Junio.