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Jenifer Lopez posa sobre la alfombra roja. / Jason Merritt (Afp)
música | premios grammy

Derroche de atractivo sexual sobre la alfombra roja

Rihanna, Jennifer Lopez y Katy Perry desafían las normas sobre vestuario impuestas por la CBS

ÓSCAR BELLOT
MADRIDActualizado:

Cuanto más se prohibe una cosa, más morbo da sortear dicho veto. Por eso estaba cantado que las mujeres de felina mirada y curvas imposibles que dominan con tacón afilado y guante de seda la industria musical harían alarde de atractivo sexual por mucho que la cadena de televisión estadounidense CBS se empeñase en dictar férreas normas de vestuario que han envuelto en la polémica la 55 edición de los premios Grammy. Puede que no hayan ido tan lejos como en ocasiones precedentes, pero sin duda han dejado claro quien manda.

Jennifer Lopez, cuya aparición en el año 2000 con un escotado modelito de Versace que dejaba prácticamente al descubierto sus senos ha sido citada como ejemplo de lo que la emisora trataba de evitar en esta ocasión, ha optado por marcarse un 'momento Angelina Jolie' luciendo su bien torneadas piernas por la abertura del vestido negro que ha lucido sobre la alfombra roja. "¡No dijeron nada sobre las piernas!", bromeaba con picardía la cantante y actriz. Efectivamente, no mentía, pues el memorándum hablaba de tapar los traseros y los senos, así como sus zonas aledañas.

Tampoco Rihanna ha podido resistirse a desafiar las normas o, al menos, a bordear los límites de lo marcado por la CBS. Con un modelo rojo de Azzedine Alaia a juego con unos brillantes labios, la cantante de Barbados ha repartido carantoñas, haciendo gala de esa coquetería que le ha aupado a la lista de las más deseadas del mundo. La intérprete de 'We found love' rezuma sensualidad por los cuatro costados y eso no hay norma que pueda costreñirlo, sin bien hay que admitir que esta ocasión el atuendo que llevaba cubría mucho más de lo que en ella suele ser habitual.

Entre las 'insumisas' se ha contado también Katy Perry, que ha lucido un escotado vestido de color verde menta muy ceñido que resaltaba sus curvas y que se inspira en el glamour retro de Priscilla Presley en los años setenta, según se ha encargado de precisar la cantante de 'I kissed a girl'.

Comedidas

Mucho más comedida ha estado Taylor Swift, que sigue cultivando el aire de inocencia que tan buenos réditos le está dando con un vaporoso vestido blanco con abertura lateral diseñado por J. Mendel adornado con aplicaciones en pedrería de color plateado. Beyoncé, por su parte, ha optado por un ajustado mono en blanco y negro.

También se ha dejado ver sobre la alfombra roja la actriz Nicole Kidman, quien llevaba un vestido sin mangas de Vera Wang para acompañar a su esposo, Keith Urban, a la ceremonia. Pero, sin duda, la más recatada ha sido Adele, que en esta ocasión ha preferido un florido vestido rojo de Valentino que la cubría de arriba a abajo, en lugar del negro que suele ser usual en ella. La británica ha cumplido a rajatabla las reglas en una noche que le ha deparado un nuevo Grammy a la mejor actuación pop vocal solista. Y seguramente también el agradecimiento de los responsables de la CBS, tan criticados estos últimos días.