Agentes franceses antes del ataque./ Afp
análisis

Fin de partida, comienzo de polémica

El asesino de Toulouse ha fallecido de un tiro en la cabeza mientras intentaba huir de los policías que han lanzado el asalto final a su casa

MADRID Actualizado: Guardar
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A toda velocidad, según era de prever y exige el tono de carnicería política que requiere una campaña electoral tan cruda, el fin material del trágico episodio de Toulouse deja paso a los comentarios suscitados por el fin inesperado del asedio al terrorista Mohamed Merah.

Inesperado porque el asalto finalmente decidido por las fuerzas de seguridad al mediodía de hoy parecía contradecir la explícita declaración del ministro francés del Interior, Claude Guéant, quien había tomado - legítimamente - el control político de la intervención, de que tenía instrucciones de capturarle vivo. Eso parecía excluir una entrada por la fuerza en el piso y explicaba lo que parecía un inteligente, aunque lento, proceso de rendición por una combinación clásica de oferta de premios y castigos.

La ausencia de ruidos y lo que parecieron dos detonaciones hicieron pensar por un momento en un suicidio, pero no había tal cosa. Por razones no bien precisadas, los comandos policiales finalmente entraron, hubo un fuerte intercambio de disparos y el terrorista, que utilizó una extrema violencia terminó tirándose por una ventana con un arma en la mano.

Hubo un tiroteo intenso, tres agentes resultaron heridos (cinco según la fiscalía de París, que se ha hecho cargo, otra pequeña discrepancia) uno de ellos seriamente y hasta trescientas balas fueron utilizadas, una cifra anómalamente elevada. Aun mientras disparaba Merah se arrojó por una ventana. El presidente Sarkozy, quien difundió una breve declaración sobre el particular, recurrió a una fórmula muy policial y periodística a la vez que, literalmente traducida del francés, es que “el terrorista fue puesto fuera de la posibilidad de perjudicar”. En román paladino, fue neutralizado a tiros.

Unanimidad táctica

En plena campaña electoral para la presidencial del mes próximo, el presidente ha debido hacer hasta ahora prodigios profesionales para no ser percibido como quien, con su gestión del gravísimo suceso, pudiera recibir sus beneficios políticos.

'Le Monde', poco favorable a su candidatura, para decirlo cortésmente, sugería ya el miércoles que el candidato Sarkozy, se preparaba para cosechar el éxito del presidente Sarkozy. Hay que decir, en todo caso, que también corrió riesgos, y graves cuando autorizó la intervención, porque ¿qué estaría sucediendo ahora si unos cuantos policías hubieran muerto en la refriega?

Otra nota ligeramente disonante la adelantó, como no podía ser menos, Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional (ultraderecha nacionalista), que también el miércoles, apuntando a una cierta vacilación táctica en la conducta del jefe del Estado, dijo que Sarkozy no actuaba rápidamente por temor a eventuales reacciones en ciertas barriadas, una alusión clara a los núcleos nutridos con población musulmana.

Palabras y matices

Pero, excesos aparte, sobre todo en algunas radios periféricas y poco solventes, la clase política instalada, la que cuenta en las elecciones y busca el voto, se unió de un modo u otro a la felicitación a las fuerzas de seguridad, al compromiso del combate contra el terrorismo como una batalla de cada instante (François Hollande), a la calurosa expresión de apoyo al desenlace policial, (François Bayrou) y en un tono ligeramente más sobrio el candidato de la izquierda pro-comunista, Jean-Luc Mélenchon, dijo sentirse aliviado…

Es imposible no ver en estas palabras algunos matices, el principal de los cuales es el de respaldar sin fisuras a las fuerzas de seguridad, pero absteniéndose de felicitar directamente al gobierno. Era - es - pronto y solo la reanudación de la campaña electoral, suspendida por la matanza del martes, ira desatando las lenguas.

Hoy mismo, en Estrasburgo la reactiva el presidente Sarkozy con un gran mitin de su partido, la UMP. Y el jefe de ese partido, Jean-François Copé, tampoco quiso esperar al desenlace y ayer, muy en su estilo directo, acusó abiertamente a la campaña socialista de “no respetar el debido tiempo de duelo” y se le replicó por los socialistas que esta declaración “se une a la de quienes romper la unidad de la República”…

Esto no ha hecho más que empezar, pero, en todo caso, la nueva legislación anti-terrorista anunciada por Sarkozy en su alocución tiene garantizada su aprobación en la Asamblea… la proponga quien la proponga.