Rajoy, en la hora de la verdad
El líder del PP se somete este lunes al escrutinio de los mercados con las recetas que reclamó a Zapatero
MADRIDActualizado:Mariano Rajoy pondrá este lunes en hora su reloj presidencial. Lleva parado casi ocho años, justo desde la inesperada derrota en las elecciones generales del 15 de mayo de 2004. Pero el advenimiento de la 'era Rajoy' se producirá de manera inexorable en unas pocas horas.
El aspirante dejará de serlo para convertirse en el sexto presidente de la democracia. Se acabaron los lamentos por el lento traspaso de poderes desde el 20-N. El condicional, que tanto empleó como jefe de la oposición, debe dejar paso a la primera persona del presente de indicativo. Toca conjugar nuevos tiempos verbales, porque llega el momento de tomar decisiones sin la posibilidad de culpar o responsabilizar a otra persona.
Rajoy está obligado a detallar su acción de gobierno durante el discurso con el que abrirá el debate de investidura, que se desarrollará en el Congreso a partir de las doce de la mañana del lunes para dar a conocer, de una vez por todas, las "sacrificios" a los que tendrán que hacer frente los españoles para que el país pueda cumplir con el objetivo de reducir el déficit el Estado que, en estos momentos, es la máxima prioridad del futuro inquilino de la Moncloa. Poner las cartas sobre la mesa, y no sólo para que los ciudadanos sepan a lo que atenerse, sino porque así lo demandan los convulsos mercados internacionales que vinculan el futuro del euro a la capacidad de España para superar su grave coyuntura económica.
Decisiones de gran calado
Superado el trámite de la investidura, la holgada mayoría absoluta del PP impide cualquier atisbo de contratiempo, Rajoy deberá seguir tomando decisiones de gran calado durante el resto de la semana: el miércoles anunciará los miembros de su Ejecutivo y el viernes se enfrentará a su primer Consejo de Ministros, aunque todo indica que las primeras medidas de ajuste las adoptará el día 30.
No tiene más margen. Sobre la mesa de su despacho aguarda un ramillete de disposiciones de gran calado social. Rajoy deberá sacar a los ciudadanos de la inopia a la que los ha sometido en las últimas semanas, alegando que no detallaría sus planes hasta que "conociera la realidad de las cuentas públicas".
Así, por ejemplo, deberá anunciar sin más dilación si cumple con su promesa electoral y actualiza el sueldo de cinco millones de pensionistas, lo que supondría un desembolso de 1.400 millones de euros, que saldrían presupuesto de la Seguridad Social, que en la actualidad tiene pendiente ingresar las cotizaciones de los parados, según explicó Soraya Sáenz de Santamaría durante la pasada campaña electoral.
El Ejecutivo del PP, además, deberá decantarse antes del 31 de diciembre por mantener, subir o bajar el salario mínimo interprofesional para 2012. Este baremo fija la cuantía retributiva mínima que percibirá el trabajador referida a la jornada legal de trabajo, sin distinción de sexo u edad de los trabajadores, sean fijos, eventuales o temporeros y que en la actualidad asciende a 641 euros al mes (en Francia, por ejemplo, supera los 1.300 euros).
Los más de 2,6 millones de funcionarios públicos aguardan con inquietud los planes de Rajoy para su salario. La duda consiste en si seguirá el modelo de María Dolores de Cospedal, que ha bajado un 3% el sueldo a los funcionarios públicos de Castilla-La Mancha, o ratifica su palabra en campaña, y no vuelve a tocar sus nóminas, que sufrieron en 2010 la tijera de José Luis Rodríguez Zapatero (un descenso del 5%).
Una de los acuerdos más ingratos que deberá adoptar, porque afecta al bolsillo del conjunto de los españoles, es si sube el recibo del suministro eléctrico o lo mantiene e incrementa la deuda con las eléctricas (que ronda los 20.000 millones de euros). Las principales compañías eléctricas ya han trasmitido al mandatario popular la "necesidad" de aumentar un 30% las llamadas tarifas de acceso o peajes, lo que implicaría una subida mínima de la factura de la luz del 15% el próximo año.
Cuadro macroeconómico
El futuro presidente y su equipo deberán trabajar de manera intensa en estos últimos días de diciembre y en enero para ultimar lo antes posible un cuadro macroeconómico del Estado (exigido por el Banco Central Europeo), herramienta imprescindible para poder elaborar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado en el primer trimestre del año.
Pero Rajoy dejó claro el jueves, tras ser recibido en audiencia por el rey, que alberga muchas dudas sobre cómo resolverá esta ecuación, clave para esclarecer si, en contra de lo que afirmó hasta la saciedad en la pasada campaña electoral, necesitará podar el estado del bienestar para cumplir con el objetivo de reducir el déficit hasta el 4,4% en 2012.
El líder del PP, no obstante, insistió en que su intención era cumplir con la palabra dada. "Si alguna cosa no la puedo cumplir, lo explicaré", añadió. El problema, a su juicio, es que aún no sabe si el déficit al cierre del presente ejercicio será del 6%, lo que le obligaría a ejecutar un recorte de unos 16.000 millones de euros, o si es más. "Por cada punto extra son 10.000 millones más de recortes", aclaró. Por ello, hasta no completar el puzle de la previsión macroeconómica "no podrá" tomar un decisión. Por lo tanto, habrá que esperar hasta febrero o marzo para conocer la letra pequeña del contrato que han suscrito los electores con el nuevo presidente.
Selección de ministros
Un calendario que tiene otra lectura más política. Si la siega de servicios se produce a finales de marzo, Javier Arenas y el PP andaluz podrán afrontar la campaña electoral de las elecciones autonómicas con mayores garantías de éxito.
Hay otras determinaciones que tienen en vilo al PP, pero más en clave interna. La elección de sus ministros puede marcar un punto de inflexión en la balsa de aceite en la que se ha convertido en partido tras tanto éxito electoral. Hay dirigentes, que han tenido un papel relevante durante la larga travesía del desierto en la oposición, que anhelan un reconocimiento en forma de cartera ministerial.