Cambio de escenario pirata
A diferencia del Índico, en las costas del Golfo de Guinea, la manera habitual de actuar los piratas hasta ahora ha sido asaltar el barco, desvalijarlo y abandonarlo
MADRID Actualizado: GuardarEl secuestro de cinco marineros españoles que formaban parte de la tripulación del petrolero 'Mattheos I', de bandera chipriota, supone una confirmación de que la piratería marítima es un fenómeno en expansión que está lejos de ser erradicado. En esta ocasión el escenario ha sido distinto al habitual. La captura se ha producido en el golfo de Guinea, frente a las costas de Togo, muy lejos del Índico, donde al menos 500 marineros continúan en manos de grupos piratas y en tres ocasiones el Gobierno español se tuvo que enfrentar al secuestro de nacionales. En estos tres casos, aunque no hubo manera de confirmarlo de forma oficial, existe la convicción de que se pagó rescate, en buena parte aportado por los armadores.
A diferencia del Índico, donde las costas del estado fallido de Somalia dan seguridad y amparo a los secuestradores, en el golfo de Guinea los piratas se han centrado en el robo de los buques asaltados (toma el dinero y corre) con casos aislados de violencia. El objetivo principal generalmente ha sido hacerse con los objetos, pertrechos y combustible del barco. Estas aguas están además lejos de la zona de acción de la operación Atlanta, integrada en su mayor parte por la OTAN y la UE y liderada por Estados Unidos.
Pese a las diferencias con el Índico, las costas del oeste africano han registrado en los últimos años un notable aumento de los casos de piratería que ha llevado a Estados Unidos y Francia a reforzar allí su presencia naval. Sin embargo, aunque no se pueda excluir, parece difícil que los secestradores del 'Mattheos I' puedan tener una infraestructura suficiente para aguantar un largo secuestro con la petición de un fuerte rescate por los rehenes. Además del soporte en tierra, se necesita una importante red de contactos para negociar y hacerse con el dinero, algo que por ahora no se conoce que exista en las costas del oeste africano.
En teoría y con todas las cautelas posibles, estas diferencias con las aguas somalíes deberían facilitar una solución más rápida en la que no haya petición de rescate ni un largo cautiverio. Lo más probable es que los piratas desvalijen el buque y traten de hacerse con la carga de combustible en uno o dos días para después abandonarlo.