Rubalcaba dejará el Ministerio del Interior
La función de velar por el proceso electoral, inherente a esa cartera, hace el cargo incompatible con su condición de candidato
MADRID Actualizado: GuardarAlfredo Pérez Rubalcaba renunciará a su cargo de ministro del Interior. Y lo hará antes de las próximas elecciones generales. El vicepresidente primero entiende que esa cartera entraría en colisión con su condición de aspirante socialista a la Presidencia del Gobierno porque desde ella se vela por la buena marcha del proceso electoral, desde el día de la convocatoria hasta que se anuncia el resultado. "Es evidente -confirman en su entorno más cercano- que el candidato del PSOE no puede ser el que haga el recuento (de los votos)".
El momento más adecuado para desprenderse de esta responsabilidad, probablemente, la que más quebraderos de cabeza le ha dado hasta ahora, pero también la que lo ha encumbrado como artífice de los mayores éxitos policiales contra ETA, está aún por decidir, según fuentes gubernamentales. Sin embargo, él mismo advirtió ayer durante la sesión de control en el Congreso, que sólo abandonará sus cargos en el Gobierno cuando sean "incompatibles" con los del partido. Y, formalmente, podría aguantar hasta el mismo día en que José Luis Rodríguez Zapatero decida disolver las Cortes y convocar las elecciones generales.
En principio, y pese a las presiones del PP, hasta ahí estaría dispuesto a llegar. La mayor parte de los dirigentes socialistas coinciden en que no hay ninguna razón objetiva para que Rubalcaba deba dimitir como vicepresidente primero o como portavoz del Ejecutivo. Es más, muchos consideran que Mariano Rajoy se equivocó cuando, en circunstancias parecidas, tras ser designado candidato del PP por José María Aznar y la Junta Directiva de su partido, optó por salir del Gobierno. En aquella decisión, recuerdan fuentes populares, hubo cierto deseo de no opacar ni la acción ni la propia figura del presidente del Gobierno. Pero el resultado fueron siete meses de casi total invisibilidad política y una derrota electoral a manos de José Luis Rodríguez Zapatero.
La Vicepresidencia Primera y la Portavocía, con una rueda de prensa multitudinaria al menos cada viernes, son los puestos que más visibilidad mediática otorgan a Rubalcaba y los que mejor le permiten lucir sus habilidades retóricas. El doble papel de ministro del Interior y virtual candidato socialista, en cambio, ya ha comenzado a darle algunos problemas.
"Mítines en comisarias"
Los dos principales sindicatos de la Policía recriminaron ayer al ministro que el martes aprovechase un acto oficial en la Comisaría General de Policía Científica para dar una rueda prensa en la que, ante un cartel con el logotipo policial, entrase en el cuerpo a cuerpo del debate político con el PP y vertiese opiniones como dirigente socialista. Y el mismo hecho fue utilizado en el Congreso por el diputado popular Ignacio Cosidó para afearle la conducta. "No puede utilizar los próximos nueve meses para dar mítines en las comisarías", señaló.
La pulla de Cosidó formó parte de la estrategia lanzada en el Congreso por el PP, con la portavoz Soraya Sáenz de Santamaría como punta de lanza, y que tiene como objetivo mermar las expectativas electorales del candidato Rubalcaba. El mensaje es doble: el vicepresidente no representa cambio alguno porque él y Zapatero son lo mismo, y Rubalcaba tiene que dejar el Gobierno porque descuida sus labores para centrarse en su candidatura. Es el argumentario que, muy posiblemente, los populares llevarán al Parlamento cada miércoles en unas sesiones de control que ya han comenzado a olvidarse de Zapatero, inmerso en duelos de perfil bajo con Rajoy, para enfilar toda la artillería política hacia el vicepresidente.
Quizá la estrategia se acabe antes de lo que habían previsto los populares. Los rumores de una posible crisis de Gobierno se dispararon en el Congreso después de que el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, anunciara que la proclamación de Rubalcaba como candidato se retrasará hasta el 9 de julio (no el 18 de junio como estaba previsto inicialmente, ni el 2 como se habló de manera oficiosa después). Fuentes de la ejecutiva socialista aseguran, no obstante, que el cambio obedece únicamente a cuestiones de la agenda de Zapatero y de la del propio número dos del Ejecutivo.
En cualquier caso, mientras dure esta situación, el primer partido de la oposición se empleará a fondo con su nueva línea de ataque. Sáenz de Santamaría dio muestras de ello cuando desde su escaño preguntó a Rubalcaba si "¿cree que los problemas de los españoles pueden supeditarse a su agenda de partido?" o cuando exclamó: "¡Cuánto le gustan los cargos y qué poco las responsabilidades!". Le acusó de desentenderse de la crisis del pepino hasta que prácticamente estuvo resuelta porque esos días sólo le preocupa apartar a su competidora interna Carme Chacón y de "estar entretenido sin gobernar a ver si a alguien se le olvida que usted también forma parte de este Gobierno".
La portavoz popular, antes de resumir que "usted es lo último que necesita España", le dijo que "hace falta valor" para presumir ahora de saber lo que necesita el país. "¿Y desde cuando lo sabe? ¿Lo sabía el día que se congelaron las pensiones o cuando recortaron los derechos sociales? Quien lleva siete años de la mano de Zapatero tiene muy poco de que presumir y mucho de lo que arrepentirse", concluyó.