Guillermo y Catalina aplazan su luna de miel
Los nuevos duques de Cambridge han abandonado el palacio de Buckingham en un helicóptero para iniciar el viaje, cuyo destino han conseguido mantener hasta ahora en secreto
LONDRES Actualizado: GuardarEl príncipe Guillermo y Catalina, los duques de Cambridge, no iniciarán de manera inmediata su viaje de luna de miel, sino que pasarán el fin de semana en el Reino Unido, según ha informado hoy un portavoz de la residencia real de St James's Palace. Así, los recién casados disfrutarán en territorio británico del largo fin de semana -el viernes fue fiesta por su boda y lo será el lunes por ser 1 de mayo-, y posteriormente el príncipe volverá a su puesto como piloto de helicópteros de salvamento y rescate de la RAF en la base de la isla de Anglesey, en el norte del País de Gales.
El portavoz real no ha precisado el lugar donde Guillermo y Catalina pasarán este fin de semana en privado ni cuándo emprenderán la luna de miel, cuyo destino se guarda celosamente en secreto. De hecho, antes de conocerse estos datos, la pareja abandonó palacio en un helicóptero y esto hizo pensar en que los duques querían evitar una persecución periodística y poder disfrutar de sus primeros días como marido y mujer sin la presión mediática. Según ha informado la BBC, la pareja podría optar por irse de viaje más adelante, con el objetivo de despistar a los 'paparazzi' y también de transmitir a la opinión pública un mensaje de responsabilidad en un difícil momento económico para el país.
Las cadenas británicas de televisión han ofrecido imágenes de los recién casados caminando por el recinto del palacio antes de subirse en el helicóptero con el que han tratado de evitar la persecución de los periodistas, en busca de privacidad para su viaje de novios.
Han aparecido cogidos de la mano, vestidos de manera casual, y se han despedido de varios empleados de palacio antes de marcharse. Catalina llevaba un vestido azul con falda por encima de la rodilla y una chaquetilla negra, y Guillermo camisa azul clara, chaqueta azul marino y pantalones de color beige.
Sobre el destino de la luna de miel, todo son conjeturas. El príncipe tiene una licencia de dos semanas en su trabajo como miembro de los equipos de salvamento y rescate de la RAF en la isla de Anglesey (Gales) y, según aseguran los medios locales, ni siquiera le ha dicho a Catalina a dónde van a viajar.
Es conocida su pasión por África -en Kenia pidió a Kate en matrimonio-, por lo que ese continente podría ser el elegido, aunque también se ha hablado de lugares tan dispares como Jordania -país en el que Catalina vivió durante dos años cuando era una niña- o de alguna isla de difícil acceso en el Caribe. Otra de las apuestas más repetidas apuntan a Lizard Island, frente a las costas del estado australiano de Queensland, aunque esta opción parece más difícil dada la lejanía y que Guillermo solo dispone de quince días antes de regresar a su puesto.
También está la opción de que los recién casados sigan haciendo patria, como en el caso de la boda -para la que solo quisieron productos "made in Britain-, y que pasen la luna de miel en Escocia, donde el príncipe Carlos y la reina tienen propiedades. El último destino del que se ha hablado es Chile, donde ambos pasaron una temporada entre la secundaria y la Universidad.
Fiesta nocturna
El palacio albergó anoche una cena y una fiesta ofrecidas por el príncipe Carlos, el padre del novio, a la que estaban invitados 300 familiares y amigos cercanos de la pareja para celebrar la boda, y que, según los medios locales, duró hasta altas horas de la madrugada.
Nada de sabe de la velada, en la que debían pronunciar sus tradicionales discursos de boda el padrino y hermano del novio, el príncipe Enrique, y Michael Middleton, padre de la novia. No estuvo la reina Isabel, ni su marido, el duque de Edimburgo, que optaron por dejar el palacio a los más jóvenes para que celebraran su fiesta y salieron de Londres para disfrutar de un largo fin de semana, ya que el lunes es festivo en el Reino Unido.
Catalina dejó su vestido de novia y eligió otro diseño de Sarah Burton, que trabaja para la firma del fallecido modisto Alexander McQueen: un vestido de noche blanco satén con una falda circular adornada con brillantes bordados en torno a la cintura. El príncipe, como el resto de los invitados masculinos, acudió vestido de esmoquin para una velada con música y baile.
Una jornada llena de emociones
Tras una jornada llena de emociones, en la que Londres se volcó con la boda, los recién casados se tomaron unas horas de descanso en Clarence House, la residencia oficial del príncipe Carlos. Fue después de salir al balcón del Palacio de Buckingham a saludar a la multitud y a besarse en dos ocasiones, para deleite de las decenas de miles de personas que presenciaron el momento, y después de la recepción oficial que ofreció la reina.
Guillermo y Catalina hicieron el trayecto entre palacio y Clarence House en un Aston Villa descapotable conducido por el príncipe en cuya matricula se podía leer la leyenda de "recién casados", mientras un helicóptero de rescate de la RAF, con compañeros del novio a bordo, sobrevolaba la escena.